Cine y arte

La mirada comprometida de Agnès Varda llega al CCCB

Una completa exposición permite recorrer el universo de la mítica cineasta estadounidense

Una imagen de Agnès Varda
Una imagen de Agnès VardaCCCB

Es uno de los nombres icónicos del séptimo arte francés, una artista que convirtió en arte cada uno de los fotogramas que salían de su cámara. La mirada de Agnès Varda se instala durante unas semanas en el Centre de Cultura Comtemporània de Barcelona (CCCB) en una gran exposición en la que podemos recorrer su vida, su compromiso y su trabajo, pero también la estela que ha dejado un nombre irrepetible, todo ello gracias a los muchos materiales que se conservan en Ciné-Tamaris, la productora familiar que ella misma creó.

La muestra es una adaptación de «Viva Varda!», que se pudo ver el pasado año en la Cinémathèque Française de París, aunque aportando algunos documentos poco conocidos o inéditos sobre la autora de títulos como «Cléo de 5 à 7», «Sans toit ni loi» o «Les Glaneurs et la Glaneuse», todo ello bajo el comisariado de Florence Tissot, además de contar con el asesoramiento de Rosalie Varda, hija de la cineasta, y la crítica cinematográfica Imma Merino.

La exposición constata que quien fue uno de los nombres fundamentales de la Nouvelle Vague y que supo romper las normas, como demuestra su extensísima filmografía formada por cuarenta títulos. Pero en este completo recorrido no solamente nos encontramos con la Agnès Varda directora de cine sino que también aparece la fotógrafa y retratista, además de creadora de instalaciones artísticas.

Además de su trayectoria para la gran pantalla, en la muestra también se visualiza con documentación de todo tipo la propia vida de Varda, una convencida feminista y protagonista de algunos episodios sociales de los años sesenta y los setenta, como el movimiento «hippie» o la lucha de los Panteras Negras. A ello se le suma, en las salas del CCCB, el poder conocer algo más de su matrimonio con el también realizador Jacques Demy, sus dos hijos, sus amistades, sus viajes y sus gatos.

Varda también frecuentaba personalidades tan distintas como la escultora Valentine Schlegel, de la que fue compañera sentimental y que la introdujo en el mundo del arte o el actor y director Jean Vilar, figura clave del teatro francés. También tuvo estrecha relación con el artista Alexander Calder, vecino de la Rue Daguerre y amigo; los cineastas Chris Marker, Alain Resnais, Jean-Luc Godard, François Truffaut, Eric Rohmer, Claude Chabrol y Jacques Rivette; y actrices como Catherine Deneuve, Delphine Seyrig o Jane Birkin. Incluso llegó a tener amistad –e incluso a filmarlo– en París con Jim Morrison cuando el célebre líder de la banda The Doors se instaló en París.

Uno de los aspectos más novedosos es poder conocer algunas de las muchas fotografías inéditas depositadas en el archivo de la realizadora, como las relacionadas con su visita a Cataluña en 1955, momento en el que pudo conocer y retratar a Salvador Dalí. Como curiosidad, en la exposición se exhibe la carta que Varda envió al surrealista y en la que le solicitaba «¿podría usted recibirme unos instantes? Soy fotógrafa y he pasado por aquí con la esperanza de tomar unas fotos de usted. Si le es posible, esta mañana. Y cuanto más pronto, mejor es la luz. Tenga la amabilidad de comunicarme su respuesta, espero en la terraza del hotel». Dalí le dijo que sí.

La muestra también establece diálogos entre el cine de Varda y artistas como Miquel Barceló, Antoni Tàpies o Andy Warhol, que la retrató en una de sus míticas fotografías polaroid. Su compromiso resurge en la exposición, pero también su gran humor.