
Memoria histórica
¿Por qué hay un terrorista con una bomba en la Sagrada Familia?
En el templo se encuentra un relieve titulado "La tentación del hombre" con esta temática

Las catedrales, las grandes iglesias, son un reflejo de su testimonio. Además de convertir en piedra algunos pasajes de la Biblia, en sus muros, en sus columnas o en sus pórticos podemos encontrar algunas huellas del tiempo en el que fueron construidas. Y, en el caso de la Sagrada Familia, esto se traduce en la presencia de la imagen de un terrorista con una bomba llamada Orsini. ¿Por qué está allí?
Para contestar a esta pregunta tenemos que remontarnos a finales del siglo XIX, cuando Barcelona es un hervidero de todo tipo de movilizaciones sociales. Hablamos de un tiempo de huelgas, manifestaciones, enfrentamientos entre el proletariado y los trabajadores, en muchos casos en lamentables condiciones laborales. Son los que estaban en fábricas y veían como los empleos escaseaban tras el estallido de la revolución industrial.
Es en este contexto político y social cuando tiene lugar una respuesta violenta propiciada por atentados terroristas. Como consecuencia se crean todo tipo de artefactos, como es el caso de la bomba Orsini. Se trata de un invento de un revolucionario italiano llamado Felice Orsini. Fue él quien intentó acabar con la vida de Napoleón III, emperador de Francia, y para ello usó un artefacto explosivo de fabricación propia. Hablamos de un artefacto explosivo esférico que en lugar de activarse mediante una espoleta o un mecanismo cronométrico, se activaba por contacto mediante unos resaltes llenos de fulminato de mercurio que rodean la bomba, que explota al impacto.
La bomba Orsini tuvo su dramática presentación en Barcelona el 7 de noviembre de 1893. Ese día, en el Gran Teatre del Liceu entre el público se encontraba el anarquista aragonés Santiago Salvador Franch quien quería vengar a Paulino Pallàs, recientemente ejecutado por haber intentado matar al general Martínez Campos. Salvador Franch lanzó dos bombas Orsini, aunque solamente explotó una de ellas que causó la muerte de 22 personas, además de ocasionar 35 heridos. La que no estalló se conserva actualmente en el Museu d'Història de la Ciutat, en Barcelona.
Dos años más tarde, Antoni Gaudí no dudó en fijar en uno de los relieves del templo que estaba construyendo a un anarquista que recibía de un demonio una bomba Orsini. La escena fue titulada como “La tentación del hombre”.
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