En busca de Mortadelo

«No sea merluzo y dígame dónde rayos estaba la sede de la T.I.A., jefe»

En los numerosos álbumes protagonizados por Mortadelo y Filemón hay muchas pistas sobre la ciudad en la que vivieron

 Francisco Ibáñez, el creador de Mortadelo y Filemón
Francisco Ibáñez, el creador de Mortadelo y FilemónMarta PérezAgencia EFE

A lo largo de sus sesenta años en activo como brillantes agentes de la poderosísima organización de Técnicos de Investigación Aeroterráquea, es decir la T.I.A., Mortadelo y Filemón realizaron las más alocadas misiones que se le ocurrían a ese genio del cómic llamado Francisco Ibáñez. Pero, a pesar de vivir las más extraordinarias aventuras, en muchas ocasiones acabando con insólitas persecuciones por el desierto o el Polo Norte, las dos criaturas de tinta china, acababan volviendo al lugar de origen, la pensión llamada El Calvario de la que partían para conocer los encargos de la T.I.A. a través del superintendente Vicente, vamos, el Súper. Pero, ¿en qué ciudad tenía la célebre organización secreta su sede?

Para saber dónde quiso Ibáñez que vivieran sus queridos personajes tenemos que bucear en las muchas historietas que dibujó a lo largo de su vida. No podemos olvidar que el dibujante vivió y trabajó siempre en Barcelona, ciudad en la que nació y donde falleció el pasado 15 de julio.

Barcelona fue también la sede de la Editorial Bruguera, el mítico sello nacido en 1910 y que tras la Guerra Civil se convirtió en el hogar de algunos de los mejores tebeos que se han publicado en nuestro país. Con una escudería formada por dibujantes de primera fila como Josep Escobar, Conti, José Peñarroya, Cifré, Eugenio Giner o Manuel Vázquez, fue Ibáñez, a partir de la segunda mitad de los 50, el nombre que se convirtió en buque insignia de la casa. Fue en 1958, en las páginas de la revista «Pulgarcito», cuando se dieron a conocer por primera vez una pareja de detectives que tenía una agencia de información y que respondían al divertido nombre de Mortadelo y Filemón.

Durante un tiempo, ambos trabajaron por su cuenta hasta que en 1969 fueron más allá en su carrera al ser fichados por la T.I.A., protagonizando una de las mejores entregas de la serie: «El sulfato atómico». Es a partir de ese momento cuando podemos empezar a seguir los pasos de Mortadelo y Filemón y tratar de averiguar en que ciudad paraban para sus andanzas.

Una buena pista la encontramos en una de las aventuras largas que protagonizó la pareja. Se trata del álbum de 1974 «El plano de Alí-gusa-no». En una de las viñetas, Mortadelo invita a su jefe Filemón a asomarse a la ventana teniendo ante ellos la estatua de Colón. De esta manera, sabemos por primera vez que viven muy cerca del puerto de Barcelona.

¿Era una casualidad? ¿Estaban de paso Mortadelo y Filemón en la ciudad? No, no era así, como tampoco lo estaba el padre de los dos personajes que instaló su viviendo y estudio de trabajo en el barrio del Clot.

Cada cuatro años, Ibáñez tenía acostumbrado llevar a los dos agentes a la ciudad en la que se celebraban los Juegos Olímpicos, misión para la que debían trasladarse en los más locos y extraños, por no decir a veces rudimentarios, medios de transporte. Sin embargo, en 1992, se limitaron a tomar un taxi para salir de la T.I.A. y llegar hasta el Estadio Olímpico. «Barcelona 92» es una historieta en la que Ibáñez recrea con su personal trazo algunos de los rincones más conocidos de la ciudad, como la Pedrera, la Sagrada Familia, el monumento dedicado a Colón o el realizado por Joan Miró en el parque que lleva su nombre. Todo ello nos despeja la duda sobre el hogar de Mortadelo y Filemón.

Pero si alguno todavía cuestiona esta afirmación, en una de las últimas entregas de la serie, «Misión por España», aparecida en 2021, constatamos que Mortadelo y Filemón deben recorrer la península a lo largo y ancho, pero parten de Barcelona. Para ello, el dibujante no omite la presencia de la Pedrera o la estatua de Colón, como había hecho con anterioridad.

Y un detalle que afianza la relación entre los agentes de la T.I.A. y la capital catalana. En una de sus aventuras, Filemón para un taxi y recibe un sonoro puñetazo cuando enseña su identidad. En vez de su carnet de agente especial muestra el que lo acredita como socio del Espanyol.

El Ayuntamiento de Barcelona anunció recientemente que se recordará a Ibáñez y su obra con la instalación de tres semáforos en tres lugares de la ciudad, uno de ellos muy cerca de donde el dibujante vivió e imaginó las aventuras de Mortadelo, Filemón, Rompetechos, la familia Trapisonda, el botones Sacarino o Pepe Gotera y Otilo. Ibáñez también tiene un espacio con su nombre en la Biblioteca García Márquez.