Espeleología

111.000 arañas: descubren la telaraña más grande del mundo

La estructura mide kilómetros de hilo poblado por dos especies diferentes de arañas que se desconocían podían cohabitar.

Arañas
István Urák, líder del estudio, en la cueva donde se descubrió la telarañaMarek AudyMarek Audy

En un rincón sumido en la oscuridad del cinturón griego-albanés, se ha descubierto un fenómeno extraordinario: una telaraña gigantesca que cubre unos 106 metros cuadrados (el espacio que ocupan unos diez coches) y alberga una colonia de aproximadamente 111.000 arañas. La telaraña se ubica en la conocida cueva como Sulphur Cave, en la frontera entre Grecia y Albania y es una galería subterránea, oscura, con un arroyo sulfuroso que fluye por su interior.

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El hallazgo surgió cuando los espeleólogos de la Sociedad Espeleológica Checa, en 2022, exploraronfauna cavernícola y detectaron una densa tela de araña que se extendía por la pared. Posteriormente, los expertos realizaron trabajos de campo para cuantificar, muestrear genéticamente y comprender el ecosistema. Los resultados se han publicado en Subterranean Biology.

Pero la compleja estructura de seda resultó no ser un único hilo, sino un mosaico de kilómetros de “tubos-embudo” construidos por dos especies: Tegenaria domestica y Prinerigone vagans . El primer ejército estaría compuesto por unos 69.000 individuos, mientras que el segundo lo formarían 42.000.

Y esa no fue la única sorpresa. Las arañas muestran adaptaciones genéticas que las diferencian de poblaciones superficiales de las mismas especies, lo cual sugiere que llevan generaciones en el ambiente cavernícola.

El ecosistema alimenticio de ambos grupos, por ejemplo, está basado en la quimiosíntesis: el arroyo sulfuroso alimenta bacterias que oxidan azufre, esas bacterias sustentan larvas de pequeños dípteros que, a su vez, constituyen la presa principal de las arañas. En resumen: sin luz solar, pero con una cadena alimentaria viable.

Aunque ya se conocían colonias de arañas sociales o semisociales, es la primera vez que se documenta una telaraña de tal escala construida por especies mayoritariamente solitarias. También hay que destacar que la cohabitación de dos especies que normalmente no cooperan, en una tela comunal tan extensa, plantea preguntas sobre plasticidad de comportamiento y evolución en entornos extremos.

Este hallazgo refuerza cómo la vida puede adaptarse a hábitats muy hostiles (oscuridad total, gases sulfurosos) mediante rutas ecológicas poco habituales, y abre puertas al estudio de biología de cuevas, comportamiento, genética de aislamiento y más.

¿Qué factores hacen que arañas numerosas solitarias pasen a modos de vida coloniales? En este caso, parece que la abundancia de comida y la ausencia de depredadores son claves: la densísima población de mosquitos-larvas crea tal saturación de alimento que la competencia desaparece.

Otro elemento importante es la separación genética detectada, lo que sugiere un proceso de especiación incipiente, con poblaciones subterráneas que divergen rápidamente de sus congéneres superficiales.

Este tipo de ecosistemas, oscuros, aislados y con una química diferente, son “laboratorios naturales” de adaptación extrema donde los principios de biología, ecología y evolución se evidencian en formas que no se ven en ambientes normales.

A pesar de su naturaleza “asquerosa” para muchos, la colonia tiene valor científico y ecológico y la amenaza de turistas, cambios en el flujo de agua, contaminación o alteraciones del microclima de la cueva podrían poner en peligro este ecosistema único. Para los que sienten escalofríos al pensar en arañas, este descubrimiento puede ser su peor pesadilla. Pero para la ciencia, es un regalo que amplía nuestro entendimiento de los límites de la vida en la Tierra.