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¿Cómo digieren a sus presas las plantas carnívoras?

Aunque atrapar un insecto tiene su mérito para una planta, la historia no termina ahí.

Venus atrapamoscas. Imagen: CC BY-SA 2.5.
Venus atrapamoscas. Imagen: CC BY-SA 2.5.larazon

Hace poco pasé por un invernadero en el que vendían diferentes especies de plantas carnívoras y me llamaron la atención varias macetas que contenían la conocida «Venus atrapamoscas». La mayor parte las «bocas» de las plantas estaban abiertas de par en par esperando a que algún desafortunado insecto se posase sobre ellas, pero lo que me llamó la atención es que algunas aún conservaban los restos de antiguas presas, como esta:

Una mosca muerta en una de las hojas de una Venus atrapamoscas.
Una mosca muerta en una de las hojas de una Venus atrapamoscas.Jordi Pereyra

Ver todas esas moscas tiradas encima de las trampas, muertas y secas, pero relativamente intactas, me condujo a la siguiente pregunta: ¿cómo se las apañan las plantas carnívoras para digerir sus presas y obtener nutrientes de ellas?

Cazadoras estáticas

La plantas «corrientes» usan sus raíces para absorber los nutrientes que contiene el suelo. Algunas incluso han desarrollado relaciones simbióticas con ciertas especies de bacterias que se los proporcionan cuando no están presentes en el suelo en cantidades lo bastante altas. Por ejemplo, las plantas leguminosas entregan parte de los azúcares que producen mediante la fotosíntesis a unas bacterias que viven en sus raíces y, a cambio, éstas convierten el nitrógeno de la atmósfera en compuestos nitrogenados que la planta necesita para crecer.

Pero, a lo largo de la historia, se han dado situaciones en las que ciertas especies de plantas se han tenido que adaptar a terrenos en los que los nutrientes eran muy escasos. En estos casos, las que tenían acceso a una fuente alternativa de estas sustancias tenían más posibilidades de sobrevivir y reproducirse.

Una de esas fuentes eran los insectos: las plantas que tenían hojas que facilitaban que los bichos quedaran atrapados en ellas y que, además, eran capaces de «digerir» a sus presas fueron prosperando y su técnica mejoró con el paso de cada generación. De hecho, la estrategia de cazar insectos es una solución lo bastante buena al problema de la falta de nutrientes en el suelo como para que evolucionara seis veces de forma paralela.

En el caso de las Venus atrapamoscas, sus hojas en forma de «boca» poseen unos pelos sensibles a la presión. Cuando un insecto se posa sobre ellas y entra en contacto con más de uno de estos pelos en un breve periodo de tiempo, la hoja se cierra y lo inmoviliza. Además, al requerir que el insecto toque más de uno de sus pelos, las hojas evitan cerrarse en circunstancias en las que probablemente no atraparían a su presa y malgastarían energía de manera innecesaria.

Venus atrapamoscas. Imagen: CC BY-SA 2.5.
Venus atrapamoscas. Imagen: CC BY-SA 2.5.larazon

Pero esa no es la única estrategia que las plantas usan para cazar insectos. Las plantas carnívoras genero Drosera están cubiertas con unos filamentos pegajosos a los que los insectos se quedan adheridos y las del género Nephentes poseen hojas en forma de jarro llenas de un líquido que atrae a los insectos, de modo que, cuando caen en él, no pueden escapar.

Ahora bien, ¿cómo pasan los nutrientes que contiene los cuerpos de los insectos desde sus organismos hasta la planta?

Digestión superficial

Simplificando muchísimo, la digestión es un proceso químico que consiste en convertir las sustancias y elementos de un alimento que nuestro cuerpo no puede absorber en compuestos que sí que son asimilables. Esta conversión se lleva a cabo en gran medida en nuestro estómago, donde el ácido clorhídrico y las enzimas que contiene reaccionan químicamente con las sustancias que ingerimos y modifica la composición de sus moléculas, convirtiéndolas en compuestos asimilables por nuestro tracto intestinal.

Las plantas carnívoras no tienen un aparato digestivo como el nuestro, pero, en esencia, el método químico que utilizan para digerir a sus presas similar: segregan sustancias que las descomponen lentamente y van absorbiendo poco a poco los compuestos resultantes. Por ejemplo, en el líquido que contienen las hojas en forma de jarro del género Nephentes se han identificado hasta 29 proteínas digestivas. En el caso del género Drosera, el fluido pegajoso de sus filamentos también contiene unas enzimas con las que lleva a cabo la digestión. A continuación, estas plantas absorben los nutrientes a través de unas glándulas especializadas que recubren sus hojas.

Y esto nos lleva a las Venus atrapamoscas: cuando el animal atrapado por sus hojas empieza a revolverse y entra en contacto con varios de sus pelos, la planta lo «interpreta» como una señal de que la presa ha sido capturada con éxito y unas glándulas especializadas empiezan a secretar el ácido clorhídrico que va descomponiendo a la presa poco a poco. Unas horas después, las hojas liberan las enzimas que darán comienzo a la digestión y liberarán los nutrientes que la planta podrá absorber. De esta manera, las plantas han logrado llevar a cabo sobre la superficie de sus hojas un proceso que, salvando mucho las distancias, es parecido al que ocurre en las paredes del tubo digestivo humano.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Muchas plantas beneficiarse de la presencia de animales muertos en sus inmediaciones, ya que su descomposición libera nutrientes que sus raíces pueden asimilar. Sin embargo, sólo se consideran plantas carnívoras aquellas que son capaces de atraer y atrapar organismos vivos.
  • Algunas especies de plantas carnívoras no tienen los medios para producir encimas o ácido con el que digerir sus presas, por lo que dependen de que los insectos que atrapan sean descompuestos por bacterias.

REFERENCIAS (MLA):