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El evento de Tunguska: ¿cometa o asteroide?

El debate sigue abierto más de cien años después.

Fotografía de los árboles arrasados por el evento de Tunguska.
Fotografía de los árboles arrasados por el evento de Tunguska.AnónimoCreative Commons

El evento de Tunguska es una conocida explosión que derribó unos 80 millones de árboles en una región remota de Siberia en 1908. Aunque la naturaleza exacta del objeto que estalló en la atmósfera y causó esta desolación sigue sin conocerse un siglo después, un nuevo estudio de la científica rusa Olga Gladysheva podría haber resuelto el enigma.

Bombardeo cósmico

Por mucho que ciertos individuos intenten envolver forzosamente el evento de Tunguska con un halo de misterio, las evidencias apuntan a que fue el simple estallido de un gran cometa o asteroide a varios kilómetros de altitud. Este tipo de fenómenos ocurren con más frecuencia de lo que podría parecer. Un ejemplo reciente es el asteroide de unos 20 metros que explotó cerca de la ciudad rusa de Chelyabinsk en 2013 y cuya onda expansiva dejó casi 1 500 heridos y provocó daños materiales en más de 7 000 edificios.

La razón por la que muchos asteroides y cometas revientan en la atmósfera es que se precipitan hacia la Tierra a velocidades de decenas de kilómetros por segundo (en comparación, una bala viaja a unos pocos centenares de metros por segundo). A estas velocidades hipersónicas, la interacción con el aire somete a estos escombros espaciales a presiones y temperaturas tan altas que su material se vaporiza, se agrieta e incluso estalla. Y, cuanto más grande sea el objeto, mayor será la explosión.

Pero, aun sabiendo esto, el objeto que estalló sobre Siberia en 1908 sigue rodeado de incógnitas. ¿Se trataba de un cometa o un asteroide? ¿Cuál era su tamaño? ¿Y por qué parece que ningún fragmento sólido del objeto sobrevivió a la explosión?

¿Restos cometarios?

Pese a la gran magnitud del estallido, el evento de Tunguska tuvo lugar en una región tan remota que poca gente observó la explosión. Aun así, los pocos testigos que presenciaron el bólido proporcionaron varias pistas que permiten deducir cuál era su naturaleza.

Por un lado, los testigos escucharon una sucesión de detonaciones menos intensas antes del gran estallido, lo que indica que el objeto debía estar hecho de un material bastante endeble que se fragmentó en muchos pedazos durante su paso por la atmósfera. De hecho, era un material tan delicado que, cuando las primeras expediciones que llegaron a la zona de la explosión varios años después, no encontraron restos sólidos del objeto en forma de meteoritos. Lo que sí que lograron detectar fueron concentraciones anómalas de ciertos isótopos y elementos químicos (carbono-13 y 14, nitrógeno-15 e iridio, ente otros) en un radio de 15 kilómetros alrededor del epicentro. Este rastro encaja con el que dejaría el material de un cometa, ya que se trata de objetos porosos y frágiles compuestos principalmente por hielo y roca que contienen una alta concentración de sustancias orgánicas.

Por otro lado, la gente que observó el evento desde una distancia de 700 kilómetros afirmó que vieron un objeto con un brillo del tamaño del Sol o de la Luna cruzando el cielo. A partir de este dato, la doctora Gladysheva ha estimado que el cometa que explotó sobre Siberia en 1908 debió medir aproximadamente 2 kilómetros de diámetro. Aun así, su masa habría sido menor de lo que parece porque los cometas suelen estar hechos de material poco cohesionado muy poco denso. De hecho, el cometa más ligero conocido tiene una densidad de sólo 100 kg/m3 (una décima parte de la del agua).

Veredicto espacial

Teniendo todo esto en cuenta, la doctora Gladysheva ha llevado a cabo una serie de simuaciones con el fin de averiguar qué propiedades pudo tener el cometa que explotó en 1908 sobre Tunguska.

Según su modelo, el cometa de 2 kilómetros de diámetro habría estado compuesto por una mezcla porosa y endeble de hielo y roca, con una densidad de unos 500 kg/m2 (la mitad que el agua). Tras precipitarse a través de la atmósfera a 19 km/s, la masa del cometa se empezó a fracturar y a volatilizar, llegando a producir hasta 100 pequeñas detonaciones por minuto. Finalmente, tras perder una gran cantidad de masa, la atmósfera redujo la velocidad del cometa hasta «sólo» 3 km/s y el cometa reventó a unos 7 km de altitud, arrasando 2 150 km2 de bosque siberiano.

Si se hubiese tratado de un asteroide, algunos restos su material rocoso o metálico habrían sobrevivido a la explosión y hubiese sido muy fácil estudiar el objeto responsable de la explosión de Tunguska. Pero, al ser un cometa, el «hielo sucio» que lo componía se erosionó rápidamente y se incorporó al paisaje local. Por tanto, cuando la primera expedición llegó al lugar, casi 20 años después, apenas quedaba rastro del material del cometa que había explotado.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque hay quién se empeña en defender que el evento de Tunguska fue provocado por tecnología alienígena u otras explicaciones paranormales, las evidencias indican se trata de un fenómeno completamente natural.

REFERENCIAS (MLA):

  • Olga G. Gladysheva. “Fragmentation of the Tunguska cosmic body”. Planetary and Space Science, 200 (2021).