Medicina
Descubren una nueva forma en que mueren las células
A los mecanismos clásicos se suma uno nuevo, lento y progresivo, para eliminar células de en medio
Las células también nacen, crecen, se reproducen y mueren, aunque tal vez hagan todo eso entre grandes comillas. No obstante, es indiscutible que no siempre han estado ahí, hay un momento en que surgen, su tamaño incrementa a medida que se nutren y muchas de ellas, en algún momento, se dividen para formar células nuevas, reproduciéndose. Si hacen todo eso… ¿por qué no iban a morir también? En algún momento, la célula deja de estar, y no solo porque algo externo acabe con ella a veces es solo cuestión de tiempo. Podemos comprender con facilidad que, si sumergimos un tejido biológico en un líquido extremadamente ácido, esas células morirán porque, en cierto modo, las hemos matado. Lo mismo ocurrirá si las atravieso o empiezo a frotarme la piel con una lija. No obstante, como decimos, hay algo más, una serie de formas en que una célula puede quitarse de en medio cuando ya no funciona como debería (tal vez por ser demasiado vieja).
Este mecanismo es imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, porque constantemente estamos cometiendo “errores” biológicos y, para mantener nuestro correcto funcionamiento, debemos ser capaces de podar las malas hierbas, las células que no se han copiado adecuadamente y comienzan a fallar, las que se han dividido tantas veces que acumulan una cantidad peligrosa de alteraciones, etc. Es, en cierto modo, una medida preventiva. Posiblemente, en algún momento hayas leído sobre la apoptosis celular, por la cual, una célula que ha llegado a una de estas situaciones conflictivas se fragmenta, encoje, y se fragmenta su ADN, todo de forma casi inmediata. Así muere. Otra forma de muerte celular programada es la autofagia, donde la célula comienza a digerirse a sí misma desde dentro con la ayuda de unos orgánulos llamados “lisosomas”. A ellas se suman otras, como la anoikis, la excitotoxicidad, la cornificación, la degeneración walleriana o la ferroptosis. Pues bien, un reciente estudio acaba de encontrar una nueva forma en que las células programan su muerte, y en este caso, es mucho más lenta y progresiva.
El abrazo de la oscuridad
Un grupo de investigación dirigido por Sa Kan Yoo, del Centro de Investigación de la Dinámica de los Biosistemas (BDR) de RIKEN, han estado investigando con moscas de la fruta y, en sus intestinos, han encontrado algo inesperado. Ya comentábamos antes que las células de los tejidos nacen y mueren, por lo general, por lo que asumimos que muchos órganos pasarán por un recambio celular a lo largo de su vida. Esto significa que, en función del órgano, su uso y las células que lo compongan habrá un recambio más o menos rápido en el que deberán equilibrarse las células que mueren y las nuevas que surgen para que, más o menos, siempre haya un número similar de ellas.
En el caso de aquellas moscas de la fruta, sus intestinos mostraban algo extraño. En algunas de sus células se acumulaba una gran cantidad de la enzima ANCE, relacionada con el control de la presión arterial. Al investigarlo más a fondo, los expertos se percataron de que aquellas células estaban muriendo lentamente, se habían oscurecido y muchas de sus estructuras internas se estaban degradando. Al estudiarlo un poco más, los investigadores encontraron que, cerca de estas zonas oscurecidas, había lugares especialmente relacionados con la producción de nuevas células, lo cual parece apoyar la idea de que el oscurecimiento es una manera de regular ese equilibrio entre células nuevas y viejas. De hecho, sabemos que el intestino es un órgano donde se produce bastante recambio celular.
Érebo
Para los antiguos griegos, Érebo era el dios de la oscuridad en las grietas, cuevas, agujeros y sombras. Por este motivo, los investigadores llamaron al nuevo proceso “erebosis”, y a las células que lo sufren: células erebóticas. Pero ¿qué relación tiene con la enzima aquella que levantó la liebre? ¿Existe acaso alguna relación entre este tipo de muerte celular programada y la presión arterial? Sorprendentemente no. A pesar de que había una mayor cantidad de enzima ANCE en las células erebóticas, tras experimentar con esta relación no surgió ningún vínculo claro. Probaron a eliminar la enzima, pero no hubo un cambio en la muerte celular, del mismo modo que tampoco lo hubo cuando aumentaron la presencia de esta sustancia.
Esto abre más preguntas de las que responde y habrá que seguir investigando para comprender realmente cuáles son las implicaciones (y posibles utilidades) de este nuevo tipo de muerte celular programada. ¿Es exclusiva del intestino? ¿Está presente en nosotros o solo en invertebrados? ¿está implicada en alguna enfermedad intestinal de esas que todavía no entendemos, pero sufrimos? Con este estudio promete abrirse una línea de investigación de lo más innovadora.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Hasta ahora, se asumía que las células de los intestinos que morían lo hacían mediante apoptosis y ese era, a grandísimos rasgos, el modelo de recambio que habíamos consensuado. Este nuevo estudio podría cambiar el planteamiento.
REFERENCIAS (MLA):
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