Experimento
¿Cuál es el sonido más insoportable del mundo? La ciencia tiene la respuesta
Dos psicólogos estadounidenses hicieron un estudio donde reunieron a más de 60 participantes y demostraron que hay un sonido que puede ser coronado como “el más molesto del mundo”
¿Cuál es el sonido más insoportable del mundo? La respuesta automática suele ser el sonido que provocan las uñas chirriando en la pizarra. Sin embargo, y de acuerdo con los resultados de un curioso experimento realizado por dos psicólogos estadounidenses, este no es -ni de lejos- el sonido que más irrita a todo el mundo:
Los investigadores Rosemarie Sokol Chang y Nicholas Thompson, reunieron a 59 voluntarios y les pidieron que realizaran algunas operaciones aritméticas sencillas. Mientras tanto, los científicos iban seleccionando diferentes pistas de audio donde se reproducían sonidos típicamente molestos.
Uno de ellos era -como no- el sonido de las uñas raspando una pizarra. Pero también se incluyeron otros muchos como el afilado grito de una mujer, el de un taladro eléctrico, el estruendo de unas bombas, etc. Asimismo, también se incluyeron unos cuantos sonidos menos molestos, para que sirvieran de guía y para comprobar las capacidades mentales de todos los sujetos del estudio.
Lo más curioso acerca de este estudio es que el resultado fue absolutamente unánime: Todos los sujetos del estudio sin excepción y sin distinción por edad o sexo, lo hicieron mucho peor cuando se reproducía el llanto de un bebé en los auriculares. No importó si tenían hijos o no, todos ellos fueron capaces de terminar menos cálculos y -además- los resultados solían ser errados.
Un imperativo biológico
La conclusión que podemos sacar de este estudio es que el rechazo al llanto desesperado de un niño es algo consustancial a la raza humana. Si un niño está pidiendo atención o ayuda, es nuestro instinto natural ir a acompañarlo sin ninguna demora. No es -por lo tanto- un sonido molesto para nuestros oídos -simplemente- porque trabaje en unas frecuencias concretas, como podría suceder -por ejemplo- con el sonido de la pizarra; sino que tiene una explicación biológica mucho más profunda. Y es una característica que compartimos -además- con otros mamíferos.
En un informe publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”, se demostró hasta qué punto el llanto tiene que decir en la supervivencia de los ratones. En este estudio, los psicólogos Carmen Birchmeier y Luis Hernández Miranda, del Centro Max Delbruck de Medicina Molecular de Berlín, demostraron que los bebés de ratón que carecían del pequeño conjunto de 17.000 neuronas ocupadas de la respiración rápida, no solo no eran capaces de respirar de una forma más o menos vigorosa, sino que también eran incapaces de llorar de una forma enérgica. Como resultado, sus madres no respondían a su llamada y tristemente acababan muriendo.
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