Dinosaurios
¿Por qué el tiranosaurio era bracicorto?
Un nuevo descubrimiento ha arrojado luz sobre la anatomía de este gran dinosaurio
Es sorprendente la cantidad de información que hemos logrado recabar a partir de un puñado de rocas, de su forma, del lugar donde han sido encontradas, de las sustancias presentes a su alrededor… Gracias a ello hemos reconstruido fogonazos del pasado de nuestro planeta. Recuerdos deslavazados de otros mundos que existieron en este. La biodiversidad del jurásico, las grandes extinciones e incluso biografías de algunos seres ancestrales. Conocemos el pasado de las ballenas, cuando sus ancestros volvieron al mar del que habían salido mucho tiempo ha, conocemos cómo evolucionaron las protoplumas de los dinosaurios hasta que pudieron ofrecer algo más que aislamiento término e incluso sabemos dónde apareció nuestra especie. Aunque, por supuesto, el conocimiento popular es mucho más restringido.
Si preguntamos a alguien al azar qué sabe sobre paleontología es muy probable que hable sobre dinosaurios y que ese dinosaurio sea el famosísimo Tyrannosaurus rex, es más, si queremos apostar podemos estar bastante seguros de que el dato que darán estará relacionado con la cortísima longitud de los brazos de este animal. Esa es su imagen, una mole de músculos y dientes con una cabeza de pesadilla y unos brazos ridículos. Internet está plagado de viñetas de tiranosaurios que no pueden rascarse la barbilla o abrazarse. Sin embargo, por muy popular que sea este dato, lo cierto es que no terminamos de entender con claridad el motivo de este acortamiento tan radical de los brazos. Existen hipótesis al respecto, por supuesto, pero no parecen ofrecer una respuesta clara y única. Por suerte, un nuevo estudio parece que permite arrojar algo de luz en este tema, concretamente al investigar una especie de dinosaurio bastante diferente (dentro de lo que cabe).
Bracicortos todos
Recientemente se ha publicado un artículo dirigido por Peter Makovicky, investigador de la Universidad de Minnesota Twin Cities junto con dos investigadores argentinos: Juan Canale y Sebastián Apesteguía. En el artículo en cuestión revelaban haber descubierto una nueva especie de dinosaurio bautizada como Meraxes gigas. Concretamente se trata de un tipo de terópodo, esto es, dinosaurios mayormente carnívoros caracterizados por tener huesos huecos y tres dedos funcionales. Para ser más específico, Meraxes gigas pertenecía a la familia de los carcarodontosáuridos y este ejemplar vivió hace unos 90 o 95 millones de años, hacia el final del cretácico. Un ejemplo más de como esta familia de dinosaurios, aparentemente, gozaba de una gran biodiversidad justo antes de extinguirse.
Este ejemplar de Meraxes gigas es, casualmente, uno de los esqueletos de carcarodontosáuridos más completos jamás encontrados en el hemisferio sur y, a partir de él, los expertos han podido estimar una longitud de 10 metros y algo más de 4000 kilos. Algo más corto que el tiranosaurio, pero mucho más ligero. En cualquier caso, lo más interesante de este estudio es que, el plan corporal del Meraxes gigas (dicho de otro modo: sus características anatómicas y proporciones). Por lo que puede verse en estos restos, es sorprendentemente parecido al de otros dinosaurios como los tiranosáuridos, con una gran cabeza y unos brazos diminutos. De hecho, esto no deja de ser una gota más en un vaso colmado de pruebas. En general, los carcarodontosáuridos eran bracicortos y cabezones, igual que ocurría con los tiranosáuridos y con una tercera familia de terópodos, los abelisáuridos, entre los que se encontraba el famoso carnotauro. Podríamos pensar que el ancestro de estas familias tenía esas mismas peculiaridades anatómicas, pero sabemos que eso no es cierto. Hace falta otra explicación.
La pregunta equivocada
Que varias especies o grupos de animales hayan desarrollado independientemente unas mismas características es algo que conocemos como “evolución convergente” y eso es lo que parece haber sucedido en este caso. Podríamos preguntarnos qué ventaja evolutiva proporcionaba el acortamiento de las patas delanteras y, de hecho, esa es una de las preguntas que nos hemos estado haciendo durante décadas. Sin embargo, otras voces opinan que si no hemos hallado una respuesta clara es porque la cuestión está mal formulada. Lo importante no sería por qué se han acortado los brazos, si no por qué aumentó el cráneo.
La respuesta a esto último no es un gran misterio, el cráneo aumentó al aumentar el tamaño de las fauces y los músculos que las accionaban. Esto les permitió alimentarse de presas mayores y “escalar” en esa idea popular de la “pirámide alimenticia”. Ahora bien, con un cráneo tan grande y conociendo su postura corporal, el centro de gravedad se habría adelantado peligrosamente, alejándose de las patas que sostienen al animal y haciendo que, en definitiva, se diera de bruces contra el suelo. Dicho con simpleza y saltándonos unos cuantos detalles relevantes, necesitaba aligerar peso en su tren superior para compensar el que había ganado con su cráneo y, dado que la mandíbula ya cumplía la función de sujeción, acortar los brazos se convirtió en un apaño viable. Si este estudio está en lo cierto, esa sería la respuesta a la clásica pregunta sobre por qué el tiranosaurio era tan ridículamente bracicorto.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Esto no significa en ningún caso que el acortamiento de los brazos fuera suficiente por sí solo para compensar su masivo cráneo, ni mucho menos. Hay otra serie de cambios anatómicos que pueden haber equilibrado su anatomía, como el engrosamiento de la cola, por ejemplo.
REFERENCIAS (MLA):
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