Sociedad
La cuántica revisa sus principios (humanos)
El congreso Q-Turn, centrado en la investigación cuántica, incorpora debates sobre diversidad, inclusión o salud mental y su segunda edición reunió a 900 participantes de todo el mundo
La idea surgió en una playa brasileña después de un congreso sobre física cuántica. Las investigadoras Jara Juana Bermejo Vega, Yelena Guryanova y Ana Belén Sainz veían que siempre eran minoría en este tipo de eventos, pero no siempre sentían que pudieran comentar el asunto con sus compañeros. “Es complicado, siendo mujer, expresar un problema en la comunidad y evitar que la gente se crea que estás tratando de sacar provecho de la situación”, denuncia Sainz, investigadora del Centro Internacional para la Teoría de las Tecnologías Cuánticas, en Gdansk, Polonia (ICTQT, por sus siglas en inglés).
También Bermejo Vega, investigadora Marie Curie-Athenea3i en la Universidad de Granada, echaba en falta “un espacio donde hablar de diversidad e inclusión, derechos en el trabajo, pronombres [de género]… y más eventos enfocados hacia la seguridad” frente al acoso. Aunque Guryanova, investigadora en el Instituto de Óptica Cuántica e Información Cuántica (IQOQI, por sus siglas en inglés) en Viena, Austria, no se consideraba “particularmente activista”, pronto se dio cuenta de que era “difícil no estar muy involucrada” en todos estos temas.
Pero, sobre todo, querían “hacer algo divertido juntas”, recuerda Bermejo Vega. Por eso, mientras descansaban en la playa después de un congreso, decidieron fundar otro: lo llamaron Q-Turn, y su ambiciosa propuesta era “cambiar paradigmas en la ciencia cuántica”, según resume su eslogan. Ahora, Sainz publica un artículo en la revista Quantum Science and Technology sobre el congreso.
Una odisea
Como factor diferencial, querían incluir un programa de conferencias y debates sobre diversidad, inclusión, derechos laborales o salud mental en paralelo a las ponencias científicas habituales. Su objetivo era elevar conversaciones que antes se mantenían en privado a un terreno institucionalizado. Tener un código de conducta para prevenir el acoso era otra de sus prioridades, además de apostar por la diversidad de perfiles para las conferencias invitadas. “Es una decisión muy política, la de a quién invitas a tu elenco de ponentes. Para mí, como persona queer, es importante ver a alguien queer en algún sitio de la organización. Te sientes fuera de lugar si no ves a personas como tú”, alega Bermejo Vega.
Pero los congresos que conocían las organizadoras no eran así. Tenían “muy pocas fuentes de inspiración”, relata Bermejo Vega, y, cuando comenzaron a buscar financiación entendieron por qué. “Fue una odisea”, recuerda Sainz, “ninguna institución con dinero para estas cosas se animaba a comprometerse”. Por fin tuvieron suerte y consiguieron aprovechar unos fondos del FQXi, “una agencia abierta a financiar buenas ideas y proyectos que los caminos estándares de financiación no te dejan”, en palabras de Sainz.
Gracias a esos fondos celebraron la primera edición de Q-Turn en Brasil, en la Universidad Federal de Santa Catarina. Reunió a más de 100 participantes de 12 países y el éxito fue tal que las organizadoras se pusieron manos a la obra de inmediato para formar un equipo más grande y llevar a cabo una segunda edición en 2020. Lejos de dejarse amedrentar por la pandemia que aún nos fuerza a rehacer planes, pasaron el congreso al formato virtual y arrasaron: más de 900 personas de 46 países se apuntaron para participar.
El precio de romper esquemas
Pero romper esquemas tuvo un precio. “Es lo más difícil que hemos organizado en nuestras vidas”, rememora Guryanova, y explica: “muchas de las consideraciones que crean un ambiente más justo requieren muchas conversaciones”. Bermejo Vega confirma que “revisar el modelo estándar de congresos da mucho trabajo”, no siempre remunerado.
Se toparon con bastante resistencia a la hora de proponer el código de conducta. “A la gente le parece una violación de su libertad de expresión”, expone Guryanova, y añade que “la gente que se resiste normalmente no es la que más necesitaría la protección de estos protocolos”. Pero Bermejo Vega añade: “las personas más progresistas a veces también se resisten al cambio”, y explica que “el problema es que estás cambiando una norma. Como grupo no nos gusta cambiar las normas”. “Es algo inconsciente”, continúa, y admite: “a veces yo también dudo, tengo resistencia interna”.
Un nuevo tipo de comunidad científica
Con todo, la calurosa acogida de ambas ediciones de Q-Turn atestigua que el esfuerzo mereció la pena. Si bien Sainz lamenta que “falta mucho todavía” para que lo aprendido en Q-Turn permee a otros espacios, también defiende que el congreso “ha generado un espacio para reconocer que en la comunidad [científica] tenemos problemas y hablar sobre ellos”. “Hemos creado un nuevo tipo de comunidad científica”, plantea Bermejo Vega, y declara: “algunas de nosotras nos sentimos más bienvenidas”.
Quizá lo que más celebran las organizadoras es que Q-Turn, a pesar de reinventar el congreso científico, fue un éxito incluso según las métricas habituales. Bermejo Vega destaca que las investigaciones que allí se presentaron han llegado a publicarse en las mejores revistas científicas. “Puedes cambiarlo todo y nada se rompe”, aplaude la investigadora. Por eso piensa que han dado un ejemplo de buenas prácticas para algunas personas, y al mismo tiempo, añade con sorna, “un malísimo ejemplo a las personas que no quieren que nada cambie”.
El siguiente paso, comenta Guryanova, es analizar más a fondo algunos de los problemas del mundo académico para mejorar el congreso. Por eso las investigadoras constituyeron Q-Turn como asociación, para poder recaudar fondos y recopilar información de calidad sobre la comunidad cuántica de ámbito internacional. El equipo continúa creciendo, así como sus ganas de luchar por sus ideales. Como resalta Sainz en su artículo, “no hemos hecho más que tocar la punta del iceberg”.
QUE NO TE LA CUELEN:
- A pesar de que las políticas de Q-Turn no son la norma en los congresos, sí ha habido otras reuniones científicas donde se han tratado asuntos sociales que afectan a la comunidad. Las investigadoras mencionan los congresos “Bristol Quantum Information Technologies” y, desde 2017, “Quantum Correlations, Contextuality and All That Again” como reuniones científicas que incorporan espacios de discusión para este tipo de temas.
REFERENCIAS (MLA):
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