Investigación

Este avance científico podría ayudar a resolver crímenes

Un nuevo sistema de datación de huellas dactilares permite conocer con mayor precisión en qué momento se dejaron en los objetos.

Imagen de huellas dactilares idénticas
Imagen de huellas dactilares idénticasPixabayDominio Público

En toda buena (y mala) serie policíaca aparece alguna escena en la que se ha cometido un delito y los detectives encuentran huellas dactilares que permitirán dar con el malhechor. Esto es posible ya que no existen dos huellas dactilares exactamente iguales, ni siquiera entre hermanos gemelos, por lo que son una forma segura de averiguar si cierta persona estuvo presente en un lugar. Estas marcas digitales, que científicamente tienen el nombre de dermatoglifos, ayudan a resolver crímenes también en la realidad y, aunque actualmente se utilizan junto a otras muchas pruebas más avanzadas como las PCR u otras técnicas computacionales, todavía tienen muchos secretos que desvelar. Gracias a unos investigadores de la universidad de Iowa, ahora también se podrá acotar el tiempo que hace que se dejó la huella dactilar mediante un método basado en la oxidación de los aceites que segregamos de forma natural y que son los causantes de que estas marcas tan singulares queden en el lugar.

Las huellas de la historia

El primer uso del que tenemos constancia en el que se utilizan las huellas dactilares se encuentra en la antigua Babilonia, donde se pueden observar estas marcas en las tablillas de escritura cuneiforme utilizadas para hacer negocios. Los comerciantes apretaban sus dedos contra la arcilla blanda para sellar los contratos y así constatar, de manera inequívoca, que el mercader había vendido la mercancía. Pero mucho antes de los babilonios estas marcas debían tener una función, y para averiguarla tenemos que volver mucho más atrás en el tiempo.

Si observamos las manos de los primates más cercanos a nosotros, los bonobos, podremos notar los dermatoglifos únicos esculpidos en sus manos y que son diferentes entre los individuos. Los grandes simios como gorilas, orangutanes y otras especies como los koalas, también tienen estas marcas en sus manos, pero ¿por qué?

La presencia de las crestas y los valles que crean las formas onduladas nos ayudan con la motricidad fina de los dedos. Las marcas los dotan con una mayor sensibilidad y permiten que los nervios, que acaban en los conocidos como “corpúsculos panicianos” calculen mejor el tamaño de los objetos más pequeños, así como rugosidades y otras marcas que pueden estar presentes. Por tanto, puede resultar útil cuando se depende de las manos para llevar a cabo tareas que requieren precisión como alimentarse, limpiarse a si mismo o a otros individuos.

Dejando huella

Sin embargo, las huellas que se quedan en el crimen no son más que la imprimación de los dermatoglifos. Por tanto, lo que entendemos como huella dactilar que se queda en un objeto no es más que una mezcla de sudor, aceites corporales y otros contaminantes externos, por lo que tiene, además de una forma única, una composición química única. Los análisis en el laboratorio permiten obtener todavía más resultados a partir de estos datos, como si la persona utiliza lociones, o si hay restos de polen en las propias huellas. Pero todavía se puede acotar más la búsqueda del criminal teniendo en cuenta un factor que afecta a todos los objetos de La Tierra: el tiempo.

Todos los objetos reaccionan con el ambiente. La presencia de gases, humedad y de los rayos ultravioleta del Sol; provocan cambios en los materiales, como la oxidación de los metales, o el blanqueamiento de los tejidos. Y las huellas dactilares no son ajenas a estos cambios. Estudiando los patrones de oxidación de los aceites de las muestras se pueden acotar las horas a las que fueron depositadas en los objetos. Estudiar estas relaciones ha sido el tema de investigación del Doctor Young Jin Lee, como muestra su último estudio publicado en “ACS Central Science”.

El rastro químico de una huella

El grupo del Dr. Lee hizo que un voluntario dejara su huella dactilar en 14 portaobjetos de cristal que dejaron reposar al aire libre a temperatura ambiente durante un máximo de siete días. A continuación, el equipo analizó los aceites de las huellas dactilares con espectrometría de masas de alta resolución a diferentes tiempos. Utilizando una herramienta especializada de visualización de datos conocida como gráfico de defectos de masa de Kendrick, identificaron los cambios químicos de las muestras, que mostraban un aumento en la presencia de epóxidos y de los ácidos grasos de longitud media.

Los investigadores creen que este aumento en los ácidos grasos de longitud media es debido al ozono presente en la atmósfera a nivel del mar, que es capaz de interaccionar con los enlaces del carbono y transformarlos en otros. Eso sí, los modelos actuales que han obtenido todavía no son capaces de predecir con exactitud cuándo se dejó la huella, por lo que el siguiente paso será construir un modelo basado en los resultados que permita relacionar la firma química con el tiempo que ha pasado desde que dejaron la huella.

QUE NO TE LA CUELEN

  • Otro de los rasgos interesantes de nuestras manos es su capacidad de arrugarse cuando entran en contacto con el agua. Esta capacidad ayuda a no perder adherencia cuando hay una película de agua que las recubre. Eso sí, el aumento de adherencia únicamente se observa con objetos rugosos como piedras, o palos. Sin embargo, cuando se han intentado replicar estos estudios con superficies lisas como el cristal no han funcionado como se esperaba y no ha aumentado la adherencia. A nivel evolutivo esto tiene sentido, ya que en la mayor parte de la existencia de nuestra especie no disponíamos de espejos, vasos de cristal o cubiertos lisos de metal, por lo que no aportaban ningún tipo de presión evolutiva que favoreciese a los que tenían mayor agarre.

REFERENCIAS (MLA)