Anatomía
¿Por qué se nos pone la piel de gallina?
Todo el mundo experimenta esta sensación en algún momento y, cuando sucede, los vellos del brazo, las piernas o el torso se erizan
Si nos encontramos nadando en un caluroso día de verano y el agua se encuentra a una agradable temperatura pero el viento es fuerte, en el momento en el que salgamos del agua, sentiremos el frío y se nos pondrá la piel de gallina. Por otro lado, en los días de invierno, mientras nos encontramos bebiéndonos una buena taza de té debajo de una manta y viendo la televisión. De repente, una escena de terror aparece ante nosotros y de nuevo, sentimos un escalofrío en la espalda y, como consecuencia, se nos pone la piel de gallina. Pero, ¿por qué estos eventos provocan dicha reacción corporal?
¿Por qué se nos pone la piel de gallina?
La razón de esta curiosa emoción es un fenómeno fisiológico heredado de nuestros ancestros animales, que a ellos les era útil pero a nosotros no nos sirve de mucho. La piel de gallina son pequeñas elevaciones de la piel que se asemejan a la piel de las aves de corral después de que se han arrancado las plumas. Estos bultos son causados por una contracción de los músculos en miniatura que están unidos a cada cabello. Cada músculo que se contrae crea una depresión poco profunda en la superficie de la piel, lo que hace que sobresalga el área circundante. La contracción también hace que el cabello se erice cada vez que el cuerpo se siente frío. En los animales con pelaje espeso, este levantamiento de pelo expande la capa de aire que sirve de aislamiento. Cuanto más gruesa es la capa de cabello, más calor se retiene. En las personas esta reacción es inútil porque no tenemos pelo, pero la piel de gallina persiste.
Además del frío, el pelo también se eriza en muchos animales cuando se sienten amenazados. Por ejemplo, un gato que es atacado por un perro. En ese aspecto, las personas también tienden a experimentar escalofríos durante situaciones emocionales, como caminar por el pasillo durante su boda, pararse en un podio y escuchar el himno nacional después de ganar en un deporte, o simplemente ver películas de terror en la televisión. Muy a menudo, a una persona se le puede poner la piel de gallina muchos años después de un evento significativo, con solo pensar en las emociones que experimentó esa vez.
La razón de todas estas respuestas es la liberación subconsciente de una hormona del estrés llamada adrenalina. La adrenalina, que en los humanos se produce en dos pequeñas glándulas que se encuentran encima de los riñones, no solo provoca la contracción de los músculos de la piel, sino que también influye en muchas otras reacciones corporales. En los animales, esta hormona se libera cuando el animal tiene frío o se enfrenta a una situación estresante, preparándolo para la reacción de huida o lucha. En los humanos, la adrenalina a menudo se libera cuando sentimos frío o miedo, pero también si estamos bajo estrés y sentimos emociones fuertes, como la ira o la excitación. Otros signos de liberación de adrenalina incluyen lágrimas, palmas sudorosas, manos temblorosas, aumento de la presión arterial, latidos acelerados o la sensación de “mariposas” en el estómago.
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