Exploración espacial
Así fueron los primeros 30 días de la simulación de una misión en Marte
Una entrevista permite con su comandante, Kelly Haston, permite conocer la intimidad de lo que ocurre en la misión CHAPEA de la NASA.
Unos meses atrás, la NASA inauguró un hábitat simulado de Marte cuyo objetivo es servir como apoyo a las misiones de larga duración en el planeta rojo. Se trata de Mars Dune, parte del proyecto CHAPEA (Crew Health and Performance Exploration Analog o Análogo de exploración de rendimiento y salud de la tripulación) de la NASA. Para él se han seleccionado a cuatro personas que convivirán en su interior durante 378 días mientras se enfrentan una variedad de desafíos diseñados para anticipar una misión humana real. Esta semana se han cumplido los primeros 30 días y el periodista Robert Pearlman ha entrevistado a Haston para saber sus primeras impresiones.
Pearlman es una institución en el periodismo espacial. Fue director del programa de la Sociedad Nacional del Espacio. Fue contratado por Buzz Aldrin para desarrollar el primer sitio web del astronauta del Apolo, entre otros proyectos. Debido a que una entrevista convencional no era posible debido a las demoras en la comunicación, Pearlman envió las preguntas por correo electrónico. Y estos son algunos de los detalles más interesantes que Haston le contó sobre sus primeros 30 días como “marciana”.
Mientras Haston y su tripulación (el ingeniero de vuelo Ross Brockwell, el oficial médico Nathan Jones y la oficial científica Anca Selariu) simulan la vida en Marte, un equipo de científicos "en la Tierra" analizan la capacidad de la tripulación para completar tareas y superar el estrés al que podrían enfrentarse los astronautas en las misiones futuras a Marte.
“Estábamos tan felices al ingresar al hábitat que tan pronto como cruzamos la puerta y se cerró, formamos un abrazo grupal espontáneo y soltamos una gran ovación – explica Hanston -. Esa primera noche pasamos tiempo desempacando nuestro equipo y acomodando nuestras habitaciones, luego tuvimos un chocolate caliente de celebración. Al día siguiente teníamos un día completo de tareas preparadas para nosotros. Nuestras actividades se controlan mediante una aplicación interactiva que proporciona indicaciones y enlaces a los documentos que explican lo que debemos hacer. Cuando hay problemas o cambios en el cronograma, alertamos al control de la misión de estos en el registro de la misión. Debido a la demora de tiempo, hemos aprendido a estar preparados con anticipación, ya que si descubre que algo anda mal o falta al comienzo de una tarea, tomará más de 30 minutos para comunicarlo al control de la misión y que recibamos una respuesta. Esto significa que a menudo estamos solucionando problemas por nuestra cuenta mientras esperamos que el control de la misión se comunique con nosotros con información adicional”.
El día a día de la tripulación en Mars Dune es muy versátil. Para el equipo lo más interesante, obviamente, es cuando salen “a la superficie marciana”. Se trata de una simulación de las actividades extravehiculares propias de los viajes espaciales. También utilizan la realidad virtual para simular problemas y escenarios.
“Comenzamos el día alrededor de las 6:00 de la mañana pesándonos justo después de levantarnos, ya que los científicos que ejecutan la simulación quieren recopilar la mayor cantidad de datos posible y también asegurarse de que nos mantengamos saludables – añade Hanston -. Después del ritual de higiene, desayunamos y distribuimos las tareas y necesidades del día siguiente y respondiendo cualquier consulta pendiente del día anterior. Esta es una oportunidad para cambiar el horario si es necesario o asegurarse de que todo esté cubierto y que todos conozcan su función del día”.
Por ahora, uno de los mayores desafíos a los que se ha enfrentado la tripulación es la comunicación con familiares y amigos. El retraso de tiempo y las restricciones de datos hacen que todo pueda retrasarse inesperadamente o ser más lentas de lo esperado. Estamos acostumbrados a una inmediatez que resulta imposible mantener en una simulación de exploración marciana.
En cuanto a la comida, los exploradores marcianos no solo no pasan hambre, también parece gustarles su dieta: “La comida es realmente buena – confirma Hanston - y es principalmente una mezcla de liofilizados, MRE (Comidas listas para comer, por sus siglas en inglés) y termoestabilizadas. Sin embargo, una vez a la semana recibimos una comida especial y eso nos da algunos sabores especiales para agregar variedad a los artículos estándar. Sin embargo, en realidad tenemos mucha variedad en nuestras selecciones diarias de alimentos, más de lo que esperaba”.
Pero esto, la posibilidad de recibir una caja de comida por semana, no será posible en una misión real. Y no es la única diferencia que experimenta el equipo de Hanston durante su estancia en Mars Dune, un refugio de 158 metros cuadrados en el que los astronautas deberán permanecer casi un año más.
“La primera diferencia obvia – concluye Hanston - es que en realidad no estamos experimentando una gravedad más baja o diferencias en el oxígeno. Esto no sería posible simularlo y es lógico que sería fisiológicamente muy diferente y también haría que los EVA fueran mucho más peligrosos si algo sale mal. La otra gran diferencia sería que nuestro viaje no duraría un año, tal vez más de tres años debido a las limitaciones de viaje, y que la posibilidad de regresar obviamente no es tan segura como durante una simulación. Saber que saldremos en unos 350 días es mucho menos estresante que alguien que realmente deba viajar a Marte”.
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