
Espacio
Captan un planeta naciendo y resuelven un misterio milenario
Dos nuevos estudios encuentran los acompañantes inesperados de un nuevo planeta y una vieja estrella

Nunca podremos ver cómo se formó nuestro planeta. Es algo que tenemos que aceptar y que, aunque al común de los mortales no le quite el sueño, sí atormenta a algunos expertos en geología planetaria. Lo más parecido que podemos hacer es observar el cosmos en busca de nuevos ejemplos, planetas en pleno nacimiento a partir de los cuales deducir cómo fue nuestra infancia. Y, en el inconmensurable universo, habrá tantos ejemplos como nuestra tecnología nos permita observar. De hecho, hoy se ha publicado uno de los casos más interesantes registrados hasta ahora. El nacimiento de un planeta que ya está esculpiendo el disco de polvo del que nació, propiciando la formación de otros planetas “hermanos”.
Una observación que confirma lo que ya sospechaban los expertos y que los investigadores han publicado en el Astronomy and Astrophysics el mismo día en que, otro equipo ha publicado en el The Astrophysical Journal Letters la solución a un misterio milenario de la astronomía. Un hecho confuso que ocurría en el cielo cada noche y que podía percibirse, incluso, a simple vista. Betelgeuse, la estrella rojiza que engalana el hombro de Orión, la constelación del cazador parecía mudar su brillo cada cierto tiempo. A veces más intenso, otras más tenue. Una irregularidad que los expertos llegaron a interpretar como el advenimiento de su explosión final en forma de supernova. Curiosamente, ambos descubrimientos, han revelado acompañantes inesperados.
El bebé escultor
En la nota de prensa el equipo de comunicación del Observatorio Europeo Austral se atreve a hablar de un “bebé planeta” y aquí pensamos aprovechar esa analogía. El recién nacido planetario en cuestión está orbitando la estrella HD 135344B, que se encuentra a 440 años luz de aquí. Esto es: a la distancia que recorrería un rayo de luz en 440 años que, teniendo en cuenta que viaja a 300.000 km cada segundo, equivale a unos 4.163.000.000.000.000 km. Y, aunque acabe de nacer, como quien dice, el planeta es todo un gigante de, aproximadamente, el doble de tamaño que Júpiter, orbitando relativamente lejos de su estrella, aproximadamente a la distancia que separa Neptuno de nuestro sol.
Sin embargo, todo estos son detalles contextuales. Lo importante se encuentra en el espacio que rodea a este bebé. Hasta donde creemos saber, los planetas se forman a partir de un disco de polvo y materia en torno a las estrellas jóvenes. En él, algunas zonas especialmente densas van ejerciendo gravedad sobre la materia que los rodea y agregándola hasta que, debido a procesos que conocemos en parte, se forma el planeta. La cuestión es que estos discos, en ocasiones, desarrollan brazos espirales, similares a los de las clásicas galaxias que adornan los libros de texto. Y, la hipótesis más apoyada para explicar estos brazos era que se formaban por la influencia de planetas como el que nos ocupa. Pues bien, en este estudio, por primera vez, los investigadores han podido detectar directamente la presencia de un “bebé” planeta, esculpiendo uno de los brazos del disco protoplanetario de HD 135344B.
Esta observación confirma la hipótesis, pero hay más. Porque los modelos matemáticos predecían que el material de estos brazos sería inestable y se debería fragmentar, formando nuevos cúmulos de materia en torno a la estrella que podrían dar lugar a nuevos objetos astronómicos. Así pues, los investigadores escrutaron los alrededores del planeta bebé y, efectivamente, dieron con indicios de un objeto de gran tamaño que podría ser un planeta en formación o, incluso, una enana marrón (un cuerpo celeste que no llegó a convertirse en estrella, pero tiene casi su misma masa).
Misterio resuelto
Respecto a la otra noticia, para resolverla tenemos que viajar un poco más lejos, a 643 años luz de aquí, donde reside Betelgeuse, una estrella supergigante roja de 700 veces la masa del Sol. Desde hace siglos, su luminosidad fluctúa de forma aparentemente caprichosa describiendo un ciclo principal de unos 400 días y otro mucho más largo, de casi seis años, que nadie sabía a qué atribuir. Algunos llegaron a temer que esas variaciones preludiaran su explosión en supernova.

Sin embargo, un nuevo descubrimiento del equipo liderado por Steve Howell propone que el culpable es una estrella compañera, una estrella blanca-azul un 50% más grande que nuestra estrella que gira en una órbita tan estrecha que apenas se distancia cuatro veces la Tierra del Sol. Gracias a la técnica de imagen por moteado (speckle imaging) con el instrumento Alopeke en Gemini North, se ha logrado bloquear el resplandor de la gigante roja y “congelar” las turbulencias atmosféricas, revelando por primera vez esa compañera escondida en la envoltura exterior de Betelgeuse.
Esta revelación no solo explica del todo por qué Betelgeuse se atenúa y reverdece cada seis años (la compañera altera la envolvente de gas, modulando el brillo), sino que ofrece una ventana privilegiada para estudiar la evolución final de las supergigantes rojas. Se calcula que, debido a las fuertes mareas, ese diminuto astro acabará engullido por Betelgeuse dentro de unos 10.000 años, acelerando el ocaso de este coloso estelar que solo ha vivido 10 millones de años frente a los 4600 millones del Sol. Además, en noviembre de 2027, cuando la pareja alcance su máxima separación, tendremos una nueva oportunidad para afinar los detalles de esta danza cósmica y entender mejor el destino de las estrellas más masivas del universo.
Dos noticias diferentes, pero que nos recuerdan que, en el espacio, lo raro es estar solo. Que aquellas imágenes de planetas solitarios y estrellas brillando para nadie son simplificaciones de tiempos “más sencillos”. El cosmos está muy vacío, sí, pero la materia se arremolina en oasis llenos de acción.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Las observaciones de estos estudios son directas. Esto significa que los expertos han podido medir la presencia de la estrella compañera de Betelgeuse y el planeta bebé en sí mismos, y no solo por las consecuencias que estos tienen en su entorno. Esto eleva la certeza con la que los investigadores pueden defender las conclusiones de ambos estudios.
REFERENCIAS (MLA):
- Maio, Francesco, et al. “A Planet Candidate Embedded in a Spiral Arm of the HD 135344B Disc.” Astronomy & Astrophysics, 21 July 2025, doi:10.1051/0004-6361/202554472.
- Howell, Steve, et al. “Probable Direct Imaging Discovery of the Stellar Companion to Betelgeuse.” The Astrophysical Journal Letters, 24 July 2025, doi:10.3847/2041-8213/adeaaf.
✕
Accede a tu cuenta para comentar

Fraude de hidrocarburos de Aldama
El PSOE pide a Pedraz que no cite al ministro Torres y a Leire Díez por la trama del fuel de Aldama

Sánchez y la Legislatura