Fisiología

El color que ves cuando cierras los ojos, tiene nombre y hasta su propio código

Se lo conoce como Eigengrau, gris propio o intrínseco.

Mujer con los ojos cerrados/ Rodolfo Sanches Carvalho@rsanchescarvalho para Unsplash
Mujer con los ojos cerrados/ Rodolfo Sanches Carvalho@rsanchescarvalho para UnsplashRodolfo Sanches Carvalho @rsanchescarvalho para Unsplash

La ciencia de los colores y cómo los perciben los ojos humanos, se remonta a miles de años atrás, pero hay un color que siempre ha constituido un enigma: el que vemos cuando cerramos nuestros ojos, uno que si haces la prueba no es en verdad negro, más bien gris oscuro y que tiene su propio nombre: Eigengrau.

Este tono gris intenso permite comprender cómo nuestros ojos perciben el mundo que nos rodea. El nombre nación a mediados del siglo XIX cuando el filósofo y médico alemán Gustav Fechner (1801-1887) publicó su Método de los límites, un tratado en el que buscaba encontrar el umbral en el que las personas comenzaban a percibir estímulos visuales que gradualmente se volvían más intensos, y viceversa.

Eigengrau se traduce del alemán como gris intrínseco o gris propio y lo que Fechner descubrió con sus experimentos es que las personas todavía percibían toques de gris incluso cuando estaban expuestas a la oscuridad total. Y así nació el tono Eigengrau.

Este tono, también conocido como ruido visual, ruido oscuro o adaptación del fondo, está relacionado con cómo nuestros ojos responden a la luz y se adaptan a la oscuridad. Y, por si te lo preguntas, no: las personas no videntes de nacimiento no ven el tono Eigengrau.

Pero vamos paso a paso. Básicamente, nuestra visión funciona gracias a dos tipos de células fotorreceptoras conocidas como bastones y conos que se encuentran en la retina del ojo. Los conos pueden responder a diferentes longitudes de onda de luz, proporcionando visión del color, mientras que los bastones no pueden discriminar los colores, pero son mucho más sensibles a la luz.

La diferencia entre el negro y el gris intrínseco
La diferencia entre el negro y el gris intrínsecoSirFélixSirFélix

Si pasamos de una habitación muy luminosa a un armario oscuro, los ojos pasarán a depender más de bastones que de conos. Los bastones nos ayudan a percibir la luz gracias a una proteína llamada rodopsina que responde a los fotones, aunque puede activarse por otros medios, quizás incluso de forma espontánea.

De acuerdo con un estudio publicado en Journal of General Physiology, "los fotorreceptores de bastón de la retina de los vertebrados producen, en la oscuridad, ondas de corriente discretas y espontáneas prácticamente idénticas a las respuestas a fotones individuales”. En otras palabras, incluso cuando cerramos los ojos y nuestros ojos reciben un estímulo visual mínimo, nuestros fotorreceptores de bastones no se apagan por completo: la rodopsina de los bastones permanece activa y puede continuar activándose, enviando señales al cerebro que se perciben como un ligero destello de luz.

Como tal, a la oscuridad total se le da un tono ligeramente más claro que la convierte en un gris muy oscuro, lo que da como resultado el mencionado eigengrau.