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Descanso

Un estudio científico respalda una de las prácticas más extendidas en España: las causas y beneficios de la siesta

La toma de decisiones y el rendimiento en general pueden verse beneficiados si sabemos tomar un buen descanso en las horas adecuadas

Una mujer se echa la siesta FreepikFreepik

No hay que haber realizado una gran investigación para saber que la fatiga impacta directamente en la productividad, el juicio y la toma de decisiones. Comprender los momentos de mayor y menor desempeño cognitivo no solo permite reorganizar mejor la jornada, sino también optimizar los resultados en contextos laborales, educativos e incluso judiciales.

Sin embargo, diversos estudios han demostrado que identificar las horas de mayor actividad cerebral, vinculadas al cronotipo de cada individuo, puede mejorar el rendimiento general. Por ejemplo, el empresario Jeff Bezos evita programar reuniones a partir de las 17:00 horas, considerando que el cansancio acumulado puede llevar a decisiones erróneas.

Un estudio secunda el estilo de vida español

Investigadores de las universidades de Messina y Bolonia, en Italia, analizaron más de 104.000 exámenes orales y descubrieron que la mayor tasa de aprobados se concentraba entre las 11:00 horas y las 13:00 horas. El patrón seguía una forma de campana, con un descenso notable tanto en las primeras horas de la mañana como a primeras horas de la tarde. Lejos de atribuirse a la dificultad del examen, la hora parecía ser el principal factor determinante del rendimiento.

Este fenómeno también afectaba a los propios evaluadores. El análisis del comportamiento de los docentes mostró que ellos también experimentaban una reducción en su capacidad de atención y mayor irritabilidad a medida que avanzaba la jornada. Este efecto combinado de la fatiga en ambos extremos del proceso evaluativo podría explicar la caída en las tasas de aprobación durante la tarde.

Decisiones más duras y menor agudeza tras la comida

El patrón se repite en otros ámbitos. Un estudio conjunto de la Universidad de Columbia y la Universidad Ben Gurion del Néguev encontró que los jueces dictaban sentencias más favorables antes del almuerzo. Las decisiones más indulgentes alcanzaban su punto máximo justo antes del receso de mediodía y caían drásticamente después, con un incremento significativo en la severidad de las penas conforme avanzaba la tarde.

La explicación radica en factores biológicos como los ritmos circadianos, que regulan los niveles de alerta y fatiga a lo largo del día. Tras la comida, un ligero aumento en los niveles de melatonina provoca somnolencia y disminución del rendimiento cognitivo, lo que podría influir negativamente en tareas que requieren juicio fino, atención sostenida o empatía.

La siesta, una estrategia natural y efectiva

En este contexto, la siesta cobra una nueva dimensión como herramienta para restaurar funciones cognitivas. Según Harvard Health Publishing, una siesta corta de entre 10 y 30 minutos puede incrementar la alerta en más de un 50% y la competencia en un 30% en comparación con quienes no descansan después de comer.

No obstante, los beneficios dependen directamente de la duración. Si bien las siestas breves mejoran la concentración y reducen el riesgo de hipertensión, las siestas de más de 30 minutos se asocian a mayor riesgo metabólico y cardiovascular. En definitiva, descansar unos minutos tras el almuerzo no solo ayuda a mantener la agudeza, sino que también puede contribuir a una mejor salud general.