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Transporte aéreo

Los expertos avisan: el número de graves turbulencias en los vuelos aumentarán hasta un 155% a causa del cambio climático

Actualmente son la causa principal de los incidentes aéreos relacionados con factores meteorológicos a pesar de que los aviones están hechos para resistirlas

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Viajar en avión es considerado uno de los medios de transporte más seguros, pero un aspecto de la experiencia aérea podría volverse más común con el paso del tiempo: las turbulencias. Científicos advierten que el calentamiento global no solo altera el clima en la superficie, sino también la atmósfera por donde circulan los aviones, lo que incrementaría la frecuencia de estos sacudones en vuelo.

Aunque los aviones están diseñados para resistirlas con seguridad, las turbulencias son hoy la principal causa de incidentes aéreos asociados a factores meteorológicos. Entre 2009 y 2024 se registraron 207 heridos por esta razón, y algunos episodios recientes, como los 40 pasajeros lesionados en un vuelo de Air Europa en 2024 o la muerte de un pasajero mayor en un avión de Singapore Airlines, refuerzan la preocupación. Según el profesor John Abraham, de la Universidad de St. Thomas, “el mayor riesgo es físico para los pasajeros y la tripulación, no para la aeronave”.

La evidencia científica respalda esta tendencia. Investigaciones de la Universidad de Reading señalan que, en las últimas cuatro décadas, la turbulencia en aire claro ha aumentado entre un 60 % y un 155 % en regiones como el Atlántico Norte, Norteamérica, Asia Oriental y el norte de África. Otro estudio de 2023 ha revelado que, por cada grado de calentamiento global, la turbulencia moderada en esta zona del Atlántico crece un 9 % en invierno y un 14 % en verano, reduciendo así la diferencia entre estaciones tradicionalmente más agitadas y otras más tranquilas.

Más turbulencias, menos previsibles

Existen distintos tipos de turbulencias: las convectivas, ligadas a tormentas; las ondas de montaña, presentes en áreas montañosas; y las de aire claro, más peligrosas por su invisibilidad. Estas últimas ocurren a la altitud donde vuelan los aviones comerciales, entre 10 y 12 kilómetros, y los estudios muestran que son las que más están aumentando debido al cambio climático. El calentamiento global hace que los vientos en altura sean más veloces y generen variaciones bruscas en las corrientes de aire, provocando sacudidas inesperadas.

Frente a este escenario, las aerolíneas y los investigadores trabajan en diferentes soluciones. Se busca optimizar las rutas mediante modelos más precisos de predicción, mejorar la detección usando tecnologías como radares láser capaces de identificar cambios en la densidad atmosférica y reforzar medidas operativas a bordo, como el uso continuo del cinturón de seguridad o ajustes en el servicio de cabina.

A largo plazo, también es fundamental reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que originan el problema. La aviación contribuye con alrededor del 3,5 % al calentamiento global, y aunque se estudian combustibles más sostenibles, los avances son aún limitados según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo.