Cambio climático

Los huracanes se acercan cada vez más a Europa: qué riesgos afronta el continente

El cambio climático y el calentamiento del Atlántico aumentan la probabilidad de que ciclones tropicales lleguen debilitados, pero aún peligrosos, a las costas europeas

Vientos huracanados en la costa de Granada
Vientos huracanados en la costa de GranadaLa RazónLa Razón

Aunque los huracanes suelen asociarse al Caribe y al Atlántico tropical, en las últimas décadas Europa ha comenzado a experimentar con más frecuencia la llegada de ciclones tropicales o subtropicales debilitados hasta sus costas. Aunque no conservan la fuerza original de un huracán en pleno desarrollo, los cambios que atraviesan en su recorrido no impiden que provoquen efectos significativos en el continente.

Este proceso, denominado de extratropicalización, ocurre cuando un huracán avanza hacia el norte y deja atrás las aguas cálidas que lo alimentan. Al chocar con el chorro polar, cambia su estructura y se convierte en una borrasca. En ese momento pierde la forma típica de un ciclón tropical y empieza a nutrirse de los contrastes de temperatura, aumentando también su área de influencia. Entre septiembre y noviembre es más común que estos fenómenos lleguen a Europa en forma de borrascas intensas, capaces de causar fuertes vientos, lluvias abundantes y un oleaje peligroso.

Antecedentes cercanos y perspectivas de futuro

Los ejemplos no faltan. El huracán Vince, en 2005, llegó a tocar tierra en el sur de España, ya muy debilitado, pero reconocido aún como tormenta tropical: fue la primera vez que un ciclón de este tipo alcanzaba la península ibérica. Ese mismo año, el huracán Delta golpeó Canarias con rachas violentas, cortes de suministro y un temporal marítimo severo. Más reciente es la tormenta Alpha, en 2020, que se formó de manera subtropical y afectó a Portugal y al oeste peninsular con inundaciones y desprendimientos. Estos casos, aunque excepcionales, muestran que Europa no es ajena a los impactos de origen tropical.

De cara al futuro, expertos de la AEMET advierten que el calentamiento global puede favorecer la supervivencia de estos sistemas en su trayecto hacia aguas más frías. No se espera que Europa reciba huracanes de gran categoría, pero sí fenómenos híbridos, como los llamados “medicanes” en el Mediterráneo, capaces de generar lluvias torrenciales, marejadas y vientos huracanados. A ello se suma el aumento del nivel del mar, que intensifica los riesgos de las marejadas ciclónicas en zonas vulnerables como Galicia, Portugal o Canarias.

La vigilancia se ha convertido en una herramienta esencial. Organismos como la AEMET y el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos colaboran en el seguimiento de estos sistemas, que conservan el prefijo “ex” seguido del nombre original al transformarse en borrascas. Gracias a los satélites y modelos de predicción, hoy es posible anticipar con más precisión su llegada y mitigar el impacto mediante medidas preventivas en las regiones más expuestas.