Naturaleza

La prueba de embarazo que casi termina con las ranas

Actualmente las pruebas de embarazo se encuentran disponibles en todas las farmacias. No obstante, se trata de un invento bastante reciente ¿Cómo sabían antaño si una mujer estaba embarazada? La respuesta podría estar relacionada con la desaparición de millones de anfibios.

Rana de uñas africana
Rana de uñas africana Holger KrispWikimedia commons

Los retrasos menstruales suscitan todo tipo de emociones. En la mayoría de los casos tendremos cerca una farmacia dónde comprar una prueba de embarazo y salir de dudas. Sin embargo, no es hasta la década de los setenta cuando se empieza a utilizar este sistema fuera de los laboratorios ¿Cómo podían saber, años atrás, si una mujer estaba encinta?

Los métodos registrados eran de lo más diversos, algunos con base científica y otros con un carácter un poco más esotérico. Ya en los Papiros de Lahun, unos documentos egipcios que datan de 1.800 aC. y en los que se recopilaron tratados de diversas vertientes, se describe un método para averiguar si una mujer estaba en estado ¡Incluso podían predecir el sexo del futuro bebé! Para ello, se pedía a la paciente que orinara sobre un cuenco con centeno y otro con trigo. A lo largo de varios días, si las semillas de trigo germinaban, quería decir que estaba esperando una niña. Si lo hacían las de centeno, nacería un niño. Por el contrario, si ninguna germinaba, la mujer no estaba embarazada. Cabe destacar que en ningún caso se especifica qué ocurría si germinaban ambos cuencos.

Otro método, con bastante más rigurosidad científica que el anterior, fue el conocido “test de la rana”, el cual cuenta con su homólogo latinoamericano. En este último caso, las pruebas se realizaban con sapos. Dichos métodos fueron muy populares hasta bien entrada la década de los setenta, contando con un 95% de efectividad.

No obstante, su práctica indiscriminada alrededor del mundo pudo ser la causante de una epidemia que, a día de hoy, sigue disminuyendo la población de anfibios a una velocidad vertiginosa.

La prueba de la rana

Los egipcios tampoco iban tan desencaminados con sus pruebas de embarazo. Por lo menos, intuían que la respuesta a sus preguntas se encontraba en gran parte en el orín de la mujer. En 1930, el bioquímico James B. Collip descubrió la “Gonadotropina Coriónica Humana”, más conocida como hormona hCG. Se trata de una molécula orgánica, generada en gran abundancia cuando la mujer está embarazada y que se puede detectar con facilidad a las pocas semanas de gestación.

En esa misma década, en Sudáfrica, se empezó a implementar el método conocido como “prueba de la rana”. El procedimiento consistía en inyectar bajo la piel de una rana hembra adulta, en este caso la especie era Xenopus laevis, la orina de la posible embarazada. Si la muestra contenía la hormona hCG, el organismo del anfibio reaccionaría, desovando en las siguientes veinticuatro horas. A los cuarenta días, el animal podía volver a “ser utilizado” para realizar una nueva prueba.

Por otra parte, en 1942, Carlos Galli Mainini proponía un método muy parecido en el hospital de Buenos Aires donde trabajaba. Sugirió inyectar el orín de la mujer en un sapo macho común (Bufo Arenarium). Anteriormente, su maestro, Eduardo de Robertis había descubierto que la inyección de hCG en esta especie provocaba la liberación de espermatozoides a las pocas horas. Este método fue muy popular en toda Latinoamérica, ya que los costes eran muy bajos y el método daba un resultado fiable en pocas horas.

Estos métodos no eran tan accesibles como las pruebas de embarazo de hoy en día. En general, lo empleaban los sanitarios para discernir entre los casos de gestación o posibles enfermedades que provocasen la interrupción de la menstruación. No obstante, era un método tan sencillo que incluso lo podían practicar en las boticas de los pueblos, los cuales no tenían fácil acceso a los hospitales.

La amenaza del hongo

El método de la rana fue el más extendido hasta la década de los setenta, cuando se empezaron a comercializar las primeras pruebas de embarazo para hacer en casa. Hasta entonces, a nadie se le hacía extraño escuchar el suave croar de las ranas en la trastienda de la farmacia.

Pero, con la aparición de estos nuevos test, llegaron los problemas. Todas aquellas ranas, importadas desde África, fueron puestas en libertad. Podría parecer una buena noticia para los anfibios, pero las consecuencias fueron catastróficas. Al hacerlo sin ningún tipo de previsión, se introdujo una especie foránea de forma unánime en todos los continentes, con las consecuencias que ello implicó para el ecosistema. La especie liberada era portadora de un hongo, completamente inocuo para ella, pero que provoca una enfermedad mortal en el resto de los anfibios: la quitridiomicosis.

Actualmente, un tercio de las especies de ranas y sapos se han extinguido o están en peligro de extinción y, gran parte de este descenso de población, es debido a la proliferación descontrolada de esta enfermedad.

Hay otros estudios que también apuntan a que dicho hongo podría haber entrado al resto de continentes por la exportación de otros anfibios con usos alimenticios o medicinales. Pese a que el origen de la epidemia no es claro, lo que sí que es evidente es que la proliferación de ésta es de origen antropogénico.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • En 1963 se replicó en un laboratorio la prueba de embarazo utilizada por los egipcios. Sorprendentemente, vieron que en el 70% de los casos las semillas de trigo y cebada que pusieron en contacto con orín de mujer embarazada, germinaron. Por el contrario, las semillas que pusieron en contacto con orín masculino y de mujeres no embarazadas no germinaron. Aunque el motivo no es muy claro, podría ser que la elevada concentración de hormona hCG favoreciese el crecimiento de las plantas.

REFERENCIAS: