Entrevista

“La respiración es como un mapa de nuestra salud mental”

En El puente donde habitan las mariposas, la neurocientífica Nazareth Castellanos construye un relato que une nuestro cerebro con la capacidad de reconstruirlo a partir, entre otros parámetros, de la respiración.

Neurociencias
“La respiración es la única función vital que podemos controlar".Siruela/CastellanosSiruela/Castellanos

Decía el gran Santiago Ramón y Cajal que “las neuronas son células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma, cuya batir de alas quién sabe si algún día esclarecerá los secretos de la vida mental”. Y eso es precisamente lo que persigue (¿encuentra?) la neurocientífica Nazareth Castellanos en su libro El puente donde habitan las mariposas (editorial Siruela).

Por el camino de este “viaducto alado” transita la única de nuestras funciones vitales que podemos controlar. No podemos configurar los latidos de nuestro corazón, tampoco podemos dictar las tareas de nuestro hígado, de los riñones o independizar el estómago. Lo que sí podemos hacer es controlar nuestra respiración, probablemente la “más vital” de nuestras funciones. Y la única que dejamos en piloto automático durante casi toda nuestra vida. Un error. Los científicos han determinado que nuestra respiración afecta a las neuronas y la actividad cerebral a múltiples niveles, influyendo en todo, desde la excitabilidad neuronal individual hasta la comunicación a gran escala en la red cerebral. La respiración, en particular su ritmo y profundidad, modula la activación neuronal, las ondas cerebrales e influye en las funciones cognitivas. Pero todo esto a muchos les suena una medicina alternativa…

"Sí, sí, existe esa resistencia – confirma Castellanos en conversación telefónica -. Pero también entiendo que la medicina tiene que ser muy prudente, ¿no? No puede aceptar lo que venga solo por el hecho de que parece interesante. Pero también es verdad que había mucho prejuicio porque venía del mundo de la meditación. Se habla de medicina en singular y no en plural, porque solo hay una. Afortunadamente cada vez hay más investigación, se va haciendo muy despacito y eso es importante".

En los últimos años, hemos comenzado a admitir que la salud mental ocupa un lugar tan importante como la salud física. De hecho, existe un puente entre ambas en doble sentido.

"Hemos visto que, cuando hay una alteración de la salud mental, la respiración lo registra y cambia el patrón respiratorio – confirma Castellanos -. Gracias a ello, estudiar el patrón respiratorio nos permite ver qué tipo de alteraciones hay y si la respiración puede ser un biomarcador que anticipa algún trastorno mental. Y viceversa: la respiración también puede convertirse en una herramienta para reducir alteraciones propias de la salud mental como la ansiedad, el estrés o los síntomas depresivos".

En su libro, Castellanos señala que una de las intervenciones que más ha disfrutado, fue en un simposio del Colegio de Arquitectura y este es otro vínculo con el puente de su ensayo. De hecho, la arquitectura es una referencia constante. Tanto como la palabra reconstruirse. ¿Venimos mal construidos?

"No sé qué edad tiene tu hija o tus hijos, pero los construimos mal los padres, en ese sentido, que tienen que reconstruirse como adultos. Yo diría que nos podemos construir mejor – añade Castellanos -. Quizás la reconstrucción se convierte en casi obligatoria cuando ha habido eventos difíciles. Las estadísticas nos muestran que un 70% de las personas pasan por situaciones potencialmente traumáticas. Y esto es un número muy amplio porque estamos hablando de Europa y Estados Unidos. Imagina otros lugares que pueden ser un poco más adversos".

La pregunta entonces es, sí existe una relación entre nuestra respiración y la salud mental, ¿podría existir un puente similar entre humanos?

"Es un tema social muy complejo – reflexiona Castellanos -. Existe una sincronización entre los corazones del niño y la madre, por ejemplo. Cuando se produce esa sincronización su tono vagal, mejora su neurodesarrollo y repercute en su salud mental, que ya existe. Los niños también se estresan y tienen alteraciones de salud mental y eso se nos olvida, pensamos que un niño siempre está bien. Otra relación interesante es la que se produce entre abuelos y nietos. Creo que es algo que tenemos que reivindicar, esa idea de comunidad y de tribu. Lo que se ha visto es que los niños que crecen con los abuelos cerca ven favorecido su cerebro y también mejora el de los mayores Fíjate qué bonito, podemos cuidar el cerebro de formas mucho más diversas y ricas de lo que pensamos”.

En este sentido, y regresando a la importancia de una respiración voluntaria y consciente… quizás estemos viviendo como plantas en este apartado. Es decir, asumimos que respiramos, dejamos pasar las cosas y como es un proceso que supuestamente es involuntario, no le prestamos atención.

"Pues casi, casi – confirma Castellanos -. Lo que nos dicen los estudios es que cada vez pasamos más tiempo en ese automatizar de nuestra atención. Hay que observar cuál es esa respiración automática que se ha instalado porque a lo mejor no es la mejor. Entonces, puedo aprovechar la ventaja que tiene al ser voluntaria. Por ejemplo, trabajé mucho tiempo en el proyecto Alzheimer y lo que encontramos es que hay personas que se jubilan y su vida pasa casi en piloto automático, que pasan a una vida muy sedentaria, tanto intelectual como básicamente, tienen más posibilidades de sufrir este tipo de trastornos”.

La realidad es que no todo es tan sencillo. No basta la respiración, ni la voluntad de enfrentarse a los problemas de salud mental o física. La ciencia y la experiencia han demostrado que hay mucho más allá de los libros de autoayuda.

"Depende de muchos factores – concuerda Castellanos -, pero entre otros, lo que yo defendiendo es la idea de que la voluntad o la intención, como intento de superar esa adversidad, no basta para conseguirlo. A mí estas cosas siempre me horrorizan. Si tú quieres, puedes. Tú mandas en tu vida. Yo creo que hay veces que no puedes. Y hay veces que las circunstancias son de una adversidad que no todo el mundo puede, no todo el mundo tiene las mismas características y circunstancias. Esto también me parece muy humano porque se le mete una presión a la persona que si no ha salido mejor y no te va todo bien, es tu culpa. Hay que ser muy prudente, lo intentamos, es la intención”.

Esto tiene que ver con otro apartado de nuestro cerebro y la salud mental: la genética. Muchos trastornos se transmiten de generación en generación y la respiración puede ser una herramienta, pero no basta.

"Exacto – asiente Castellanos -. No creo que con lo que yo veo pueda explicar todo lo que le ocurre a una persona. Y eso es lo que pasa en salud mental. Que intentamos explicar una ecuación con tres o cuatro variables que son las que podemos observar y medir. Pero cuidado porque el pastel es mucho más grande. Que tú ni lo intuyas no significa que no lo sea. Para entender mi salud mental no solo tengo que explicar mis acontecimientos, que por supuesto que son los que más marcan. Sino que además de esto hay más cosas que ni sé que son. Entonces, lleguemos también a una salud mental donde observamos más que analizamos”.

Para Castellanos, el cerebro es un sistema muy agradecido que sabe adaptarse y reconocer cuando algo es beneficioso para hacer esta “evolución” en poco tiempo. La respiración, afirma esta experta, contribuye a la neuroplasticidad. Y viceversa, porque se trata de un circuito de ida y vuelta.

"En muchos aspectos somos analfabetos ilustrados – concluye Castellanos -. ¿Cómo puede ser que no sepamos sobre nuestro propio cuerpo? Sé cómo funciona, aquí está el corazón, esto hace esto… ¿Cómo puedo utilizar mi cuerpo para que ahora me ayude en esta situación? Nuestro trabajo es tener una base científica lo suficientemente sólida para ir a las comunidades y señalar los beneficios que hemos validado. Quizás, del mismo modo que aprendemos prácticas tan cotidianas como leer, escribir o sumar, también sería beneficioso aprender a respirar”.

¿Por qué las mariposas vivirían en un puente cuando pueden volar? No lo necesitan en absoluto. El libro de Nazareth Castellanos, en verdad, propone un puente similar al que da vida a estos insectos… desde su etapa de larva. Los puentes son transiciones. Quizás hasta ahora aguantábamos la respiración para pasar de uno a otro lado. Y eso debería cambiar.