Matemáticas

¿Ha sido siempre el número 0 como lo conocemos actualmente?

La presencia y variación de esta cifra numérica cambió por completo los sistemas establecidos y la forma de explicar el mundo

Los colegios podrán abrir el mes de julio para ofrecer a los estudiantes clases de refuerzo
Un niño realiza operaciones matemáticasEduardo ParraEuropa Press

El número cero, una cifra que hoy en día damos por sentada en nuestras operaciones matemáticas cotidianas, ha tenido un viaje sorprendente en su evolución a lo largo de la historia. Este aparentemente simple símbolo se ha convertido en una pieza fundamental en el rompecabezas matemático, pero su historia es mucho más compleja de lo que podríamos imaginar.

Hasta el siglo XX, el origen del número 0 fue un enigma. Investigadores del pasado, mediante el estudio de restos arqueológicos y antiguos documentos, descubrieron que el cero que conocemos hoy en día no existía hasta el siglo VI d.C. Sin embargo, evidencias de su existencia pueden encontrarse en escritos de la antigua Babilonia y las comunidades mayas, aunque en formas muy diferentes y sin un significado propio.

El número 0 es esencial en el sistema numérico actual, conocido como sistema posicional decimal. Este sistema nos permite realizar cálculos con facilidad y rapidez utilizando solo diez dígitos, y el valor de cada dígito depende de su posición en el número. Por ejemplo, en el número 80, el 8 representa las decenas, mientras que en 800, representa las centenas. Esta eficiencia contrasta con sistemas como el romano, que utiliza siete letras con un valor constante sin importar su posición, lo que hace que trabajar con números grandes sea lento y complicado.

La primera aparición conocida del número 0 se encuentra en los escritos babilónicos alrededor del siglo III a.C., pero tenía un aspecto y significado muy diferentes a los de hoy. En el sistema numérico babilónico, basado en el número 60, no existía una distinción clara entre números como 68, 608 y 6008. Para evitar confusiones, comenzaron a usar un símbolo, dos "cuñas", para diferenciar estas cifras, aunque carecía de significado propio.

Los mayas, en su sistema numérico, también desarrollaron un símbolo parecido al cero. A partir del 36 a.C., utilizaron un óvalo tumbado con rayas divisorias en su interior para representar esta cifra. Al igual que en Babilonia, su objetivo era diferenciar números similares y facilitar los cálculos, pero no tenía un valor numérico independiente.

Así, el camino del número 0, desde su misterioso origen hasta su papel crucial en las matemáticas modernas, es un recordatorio de cómo las civilizaciones antiguas contribuyeron a moldear nuestra comprensión del mundo a través de la evolución de los números.