Guardianas del legado de Blasco Ibáñez

Dentro de 450 metros cuadrados y en pleno barrio marinero de Valencia se guarda la vida del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez; sus recuerdos, objetos personales, y obras literarias. La casa de la Malvarrosa tiene un pórtico con pilastras jónicas, y la galería del primer piso, donde se encontraba el ventanal del despacho del escritor mirando al mar, se sostiene sobre pilares jónicos y cariátides.

El chalé o casa de recreo del insigne valenciano ha sufrido más de un lavado de cara desde que se construyera en los albores del 1900. Ahora, una nueva restauración busca que este emblemático edificio, reconvertido en museo, recupere su esplendor original.

El Ayuntamiento de Valencia ha restaurado las cariátides y capiteles de la Casa-Museo de Blasco Ibáñez, ya que la oxidación de las armaduras de los elementos estructurales, y los movimientos del edificio, habían generado un cuadro de patologías que se han tratado con rapidez para evitar su propagación a fin de evitar que esto terminara provocando desprendimientos en estas figuras.

Los daños que registraban las figuras eran de dos tipos Principales, de apertura de grietas y de aparición de puntos de oxidación. Afortunadamente se han podido detectar grietas en los elementos, generalmente de pequeño tamaño, por lo que se han limpiado y saneado las grietas y las zonas disgregadas, abriéndolas para eliminar todas las partes que habían perdido cohesión.

Las grietas más grandes y las fisuras que eran susceptibles de generar desprendimientos se han cosido con varilla de fibra de vidrio de dos milímetros, para conseguir un refuerzo suficiente para garantizar la estabilidad. Además, se han aplicado morteros de inyección, se han estucado las grietas y los faltantes, y se ha hecho una reintegración cromática de estucos y sellados.

En cuanto a la problemática de la oxidación, se ha intervenido en las armaduras oxidadas para detener el proceso en las zonas afectadas. En las arpas se han repuesto los volúmenes que faltaban de la arpa de la cariátide sur, y se ha pintado la arpa de la cariátide norte para integrarla, dado que en la actualidad el plástico y las varillas de fibra de vidrio con las que se realizó se encontraban vistas.

El edificio consta de tres plantas en las que se ubica el salón de actos, el museo y el centro de investigación. Todo ello rodeado de un amplio jardín a donde llega el olor a salitre de ese Mar Mediterráneo que siempre acompañó al escritor. Dentro de esas cuatro paredes reposan también sus personajes, aquellos de obras como «La barraca» o «Cañas y barro» que custodian cariátides con el torso descubierto y una tez, ahora, brillante.