Sociedad
El consumo de pornografía puede derivar en jóvenes insensibles a la violencia
Expertos de la Universidad de Valencia (UV) y de la Católica (UCV) explican cómo esta industria afecta a las sociedades en ámbitos como los delitos sexuales y la trata de seres humanos
El consumo de pornografía puede derivar en jóvenes insensibles a la violencia y las emociones ajenas, según han puesto de manifiesto expertos que participan en una jornada organizada por la Universidad Católica de Valencia (UCV) y la Universitat de València (UV). El encuentro, dirigido al alumnado de Magisterio y otras titulaciones en Ciencias de la Educación, pretende que los futuros maestros “sean conocedores de las urgencias formativas que la pornografía suscita.
Según Emilia Oliver del Olmo, profesora de la Facultad de Magisterio y Ciencias de la Educación de la UCV, esta industria “no sólo causa estragos entre los jóvenes, sino que afecta a las sociedades, entre otras razones, por estar vinculada a la profusión de delitos sexuales y a la trata de seres humanos”.
Oliver lidera, junto con las profesoras Raquel Ibáñez Martínez y Montserrat Escribano Cárcel, un proyecto de investigación sobre la percepción de los futuros docentes acerca del uso de las redes sociales y su vinculación con la educación afectivo sexual, reconocido hace dos años con el IX Premio de Investigación Bernat Beny.
Las tres investigadoras han organizado este simposio, en colaboración con el Departamento de Teoría de la Educación de la UV, de la mano de las profesoras Piedad Sahuquillo Mateo y Verónica Riquelme Soto.
Durante el mismo han denunciado la “normalización del acceso” a la pornografía de los niños y adolescentes, así como la necesidad de responder desde el ámbito educativo a esta realidad.
Vicent Gozálvez, profesor de la UV, ha abierto el encuentro apelando a la necesidad de estimular un pensamiento crítico y de superar estereotipos, tópicos, consignas heredadas y sesgos, así como de entender el contexto para hacerse cargo de la realidad y responder “de forma justa”.
“Si aplicamos esto a la pornografía, el pensamiento crítico significa detectar y desterrar mitos, como la identificación de la sexualidad con una relación en la que se cosifica y somete a la mujer”, ha apuntado.
Por su parte, Lluís Ballester, que lidera el grupo de Investigación y Formación Educativa y Social GIFES en la Universidad de las Islas Baleares, ha señalado que la pornografía “es tan dura y desestructuradora de las relaciones como la heroína”.
Ballester ha confirmado los impactos de la pornografía en niños y adolescentes en relación a su conducta y percepción de la realidad. “Este fenómeno en absoluto puede banalizarse”, ha dicho.
“Junto con los videojuegos y las redes sociales, la pornografía es uno de los tres ejes de consumo para niños y adolescentes y su repercusión en ellos es enorme: les hace entender que la violencia no es violencia; les insensibiliza”, ha subrayado.
Según el experto, está demostrado que “reduce su empatía respecto de las mujeres y respecto de las personas implicadas en violencia sexual” y, por ello, apela a la necesidad de buscar soluciones para erradicar, o al menos dificultar, el acceso a este tipo de videos.
“Que a un niño le salte pornografía es irracional. Es como si le estuviéramos dando heroína sin darnos cuenta, pues es probablemente tan dura, deseducadora, tan desestructuradora de las relaciones”, ha advertido.
A su juicio, dicha generalización responde a que “es un negocio que mueve mucho dinero. Por eso hay tantas organizaciones criminales intentando engañar a nuestros hijos, sobre todo a nuestras hijas, para producir imágenes pornográficas”.
De hecho, según datos de la Fiscalía del Estado, cada año en España se está identificando, investigando y condenando del orden de 500 hombres que producen y distribuyen pornografía con niños y adolescentes.
En Estados Unidos, “la industria de la aeronáutica tardó 68 años en conseguir tener 50 millones de clientes; la televisión, 20 años. Pero Pornhub -marca de una de las principales compañías- tardó 19 días”, ha explicado para añadir que lo consiguieron “pagando los lugares de dominio de los buscadores”.
“Cualquier palabra con una connotación sexual les posicionaba con videos pornográficos, sin tener en cuenta si el usuario tenía ocho años”, ha explicado para sentenciar: “Ningún producto cultural en la historia de la humanidad ha entrado con tanta fuerza, tan rápido y tiene tanto poder para provocar impactos”.
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