Cuando te dejan, solo te queda la dignidad

Las parejas, muchas veces, se rompen. No hay más que ver la tasa de divorcios para comprobar que esto es una realidad. Normalmente hay uno que da el paso. Hay uno que deja y el otro es dejado. Y sí, las dos partes sufren, pero obviamente el que ha sido abandonado lo pasa peor. Asumirlo no siempre es fácil y puede que entre en la fase súplica, rogando al otro que todo vuelva a ser como antes, incluso puede que recurra al chantaje (emocional). En el amor y en la guerra, todo vale.

En este momento es cuando aparece un amigo para acabar con esta fase de humillación. Es hora de pasar página, mantener la dignidad y no arrastrarse.

Decía este miércoles el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que como «el nacionalismo ha fracasado solo le queda la extorsión». Yo añadiría y la dignidad.

Si en 2017 empresas como CaixaBank o Sabadell dejaron Cataluña fue porque quisieron romper su relación con unos gobernantes que solo daban problemas. Que siete años después pretendan hacerles volver es no querer asumir la realidad.

Tras una jornada parlamentaria de máxima tensión, Junts dio el sí a los decretos presentados por el Gobierno de Pedro Sánchez a cambio, de entre otras cuestiones iniciar la reforma de la ley de sociedades de capital con el objetivo de reforzar los mecanismos que hagan que las empresas tengan su sede social donde efectúen su actividad. El objetivo, reconocido y firmado en el pacto que hizo posible la investidura de Sánchez es que las empresas que cambiaron su sede escapando de la inestabilidad política vuelvan a Cataluña.

Si hasta aquí todo resulta sorprendente, el desarrollo de este compromiso no lo será menos. Que vayan pensando ya el argumentario para defenderlo esos partidos que tanto critican a la Comunidad de Madrid por hacer «dumping fiscal» porque ahora tendrán que explicar cómo defienden una cuestión que pretende sacar de la Comunitat Valenciana a 974 empresas solo para beneficiar a Cataluña.