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Religión

El desconocido origen de la imagen de la Virgen de los Desamparados de Valencia

En su 600 aniversario, sigue sin saberse quién y dónde la talló

Imagen de la Virgen de los Desamprados de Valencia La Razón

La imagen primitiva o histórica de la Virgen de los Desamparados, la que se conserva en el camarín de la Real Basílica, cumple 600 años de su labra o esculpido, seis siglos que ha estado estrechamente unida a la historia de Valencia.

Aunque no tenemos el dato exacto, hasta el momento, quien fue el autor o autores, y en qué fecha en concreto o en qué lugares fue esculpida y encarnada, por faltar esa documentación en el rico y nutrido archivo de la Real Cofradía de la Virgen, hoy en la Biblioteca Valenciana en comodato, sí se tiene centrada, triangulada, su construcción.

Hasta 1425 no hay ninguna pista de la existencia de la imagen de la Virgen de los Desamparados. El primer dato lo encontramos en el inventario de este año, en el que aparece una partida contable del pago de cinco florines de Aragón al carpintero Bernat Corts por la construcción de una caja para guardar la imagen de la Virgen María, de lo que cabe inferir que la imagen se estaba ya haciendo, estaba ya hecha o a punto de terminar, o tal vez en el pintor para encarnar, pues las medidas de la caja deberían haber sido tomadas de las medidas de la imagen.

Expresamente aparece ya mencionada la imagen individualizada e identificada como tal, expresamente documentada, junto a la caja que ha de guardarla, en el inventario de la Cofradía del año 1426: “Una imatge de la Verge Maria qui va sobre els cosses amb un brot de lir i una creu de fust.”

De la interpretación de los inventarios de la Cofradía tenemos que si en 1425 ya está en el inventario mencionada y pagada la caja que ha de guardar la imagen de la Virgen, por ser de un material delicado, ni madera ni piedra, es de suponer que debió ser esculpida en 1424, llegando a manos de la Cofradía en 1425.

Lo máximo que han dicho expertos sobre la autoría o esculpido de la imagen es que se trata de una escultura de estilo gótico, con claras influencias de la escuela borgoñona. Puede que el escultor fuera algún artista de la región, o de los llegados de fuera a Valencia atraídos por el poder económico del siglo XV valenciano y que hubiese bebido en las fuentes académicas o profesionales de la Escuela de Borgoña.

Ante la falta de datos, en el siglo XVIII surgió una piadosa leyenda que se ha hecho muy popular en el sentido de que la imagen “La feren els angels”, la que hasta entonces no es citada por ningún historiador de la Virgen. En 1767, en la imprenta de Agustín Laborda de la calle Bolsería se imprimió el opúsculo titulado “Nuevo, y curioso romance, en que se dà cuenta, y declara el modo, en que fuè formada la Soberana Emperatriz de los Cielos Maria Santissima de los Desamparados, Patrona de esta Nobilissima y Leal Ciudad de Valencia”.

Pescando en río revuelto y aprovechando la carencia de datos del origen de la imagen, ya hay quien lleva tiempo empeñado en asentar la teoría, sin base documental alguna, de que la imagen de la Virgen de los Desamparados la hicieron escultores catalanes nombrando a tres de ellos. No han encontrado estos innovadores de la historia de la Virgen como posibles autores de la misma a ninguno de los valiosos y reconocidos artistas valencianos –escultores, pintores, encarnadores- que en Valencia y su Reyno en ese siglo llenaron de retablos y obras de arte iglesias, conventos y palacios. Como tampoco han pensado en la posibilidad de atribuir la autoría de la venerada talla a ninguno de los afamados artistas llegados a Valencia desde el extranjero, Italia especialmente, atraídos por el esplendor político, económico y cultural. Sospechosamente sólo han encontrado escultores catalanes que pudieran y supieran hacer la imagen de la Virgen.

La talla es de poco peso, por haber sido encargada para ser llevada en los entierros sobre los cadáveres de los ajusticiados. Es yacente, de dorso plano y lleva el Niño Jesús en su brazo izquierdo, mirándola a ella, casi besándole la mejilla –restauraciones y modificaciones posteriores impropias y subjetivas han hecho que el Niño Jesús actualmente mire a la gente y no a la Virgen- y sostiene en sus manos una pequeña cruz. En su heráldica, tanto el Hospital como la Cofradía ostentan la cruz a la que obligó Benedicto XIII.

A diferencia de las imágenes yacentes de las vírgenes de agosto o de la asunción mediterráneas, Mare de Déu dormida o d Agost, la imagen de la Virgen de los Desamparados no tiene los ojos cerrados, sino abiertos. Al ser yacente, tenía los brazos laxos, relajados, en reposo, y al prohibirse por la Iglesia que las imágenes de vírgenes o santos fueran sobre los féretros, puesta de pie se le colocó un artilugio de madera para forzarle los brazos en su nueva posición.

La cabeza de la imagen quedó mirando hacia abajo, inclinación que responde al reposo de la cabeza yacente sobre un almohadón, por lo que la talla original de la Patrona de Valencia tiene el mentón levantado, los ojos abiertos y no cerrados mirando al frente. “Tiene el mentón levantado y los ojos dirigidos hacia el frente; rasgos éstos que ha perdido la imagen original de 1939 (la restaurada por José María Ponsoda) y no los ha recuperado en los retoques de 1947 (hechos por Carmelo Vicent) ”, en palabras del catedrático de Historia del Arte, Felipe Garín Ortiz de Taranco.

La cara de la imagen era un rostro gótico de una niña o jovencita, mientras que el actual tres veces restaurado es de una mujer adulta. Las autoridades eclesiásticas no aceptaron la sugerencia de los expertos de la Universidad alegando que la gente ya se había acostumbrado a ver la cara que tenía ahora y podría no agradarle el cambio. La última intervención tuvo su polémica, algunos expertos críticos explicaron que “la imagen primigenia de la Virgen de los Desamparados, realizada en cartón y por tanto perteneciente a la escultura ligera valenciana del siglo XV, seguía el canon de belleza religiosa de ese periodo en Italia y Francia. Tres siglos después se realizó una primera intervención importante en la que se esculpió un nuevo rostro, esta vez de yeso policromado. Ésa es la imagen de la patrona de la ciudad que perduró hasta 1936, y por tanto, la que los fieles reconocían”.

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