Tribunales
"Maricón" y "asqueroso de mierda", los insultos a su vecino que han condenado a un hombre a la cárcel
Los problemas se iniciaron después de que cerrase la empresa del padre del denunciante, en la que el acusado trabajaba como empleado
Un hombre de 71 años ha sido condenado a un año de cárcel por vejar durante más de un año a su vecino del piso superior de un edificio de Alicante con insultos relacionados con su orientación sexual, al grito de términos como 'maricón' y 'asqueroso de mierda'.
La Sección Primera de la Audiencia Provincial alicantina le atribuye un delito de odio, tal y como solicitaban tanto la fiscalía como la acusación particular ejercida por el perjudicado, que pedían dos años de prisión por unos hechos ocurridos entre 2018 y 2019.
Además de la pena privativa de libertad, el tribunal acuerda la imposición de ocho meses de multa con cuota diaria de 6 euros y su inhabilitación para el desempeño de cualquier profesión que tenga una vinculación educativa durante cinco años, y del mismo modo una indemnización de 2.337,54 euros en concepto de responsabilidad civil por las secuelas.
El hombre tiene antecedentes ya que el Juzgado de lo Penal número 9 de Alicante le condenó por unos hechos similares entre diciembre de 2017 y enero de 2018 en una resolución que no había adquirido firmeza en el momento de celebración del juicio, el pasado 18 de julio.
La sentencia refiere episodios concretos como al mediodía del 26 de septiembre de 2019 cuando la víctima salió al balcón y el condenado le insultó con expresiones como “ya está la puta maricona tirando meados al toldo” y “maricón de mierda”.
En otra ocasión, el acusado le espetó: “La maricona de arriba ha puesto el aire acondicionado y me están inundando el comedor” o “la maricona de arriba está poniendo a su perro para que me pudra el jardín”, y todo lo cual, según el fallo, provocó que el denunciante sufriera “un trastorno ansioso depresivo reactivo” por el que requirió tratamiento médico y farmacológico seis meses, lo que le generó un estado ansioso depresivo.
El procesado negó los insultos durante su declaración en el juicio, aunque sí admitió que conocía a la víctima desde hacía muchos años ya que existía una mala relación con sus vecinos desde 2007, tres años después de que coincidiesen en el mismo edificio. Esos problemas se iniciaron después de que cerrase la empresa del padre del denunciante, en la que el acusado trabajaba como empleado.
El denunciante declaró que el acusado era conocedor de su orientación sexual desde que él tenía 11 años y su relato ha sido considerado creíble por el tribunal tras escuchar los testimonios de su madre, su pareja sentimental, un agente de Policía Nacional y las conclusiones alcanzadas en los informes periciales sobre las consecuencias provocadas por los insultos.
Recurrible en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJCV) en diez días, la sentencia concluye que el acusado mantuvo “una actitud vengativa y despreciativa, demostrando animadversión e intolerancia hacia el denunciante por razón de su orientación sexual afectando a valores constitucionales como son la dignidad humana y la no discriminación por razón de orientación sexual”.
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