
Música
Mikel Izal reina en el Spring Festival de Alicante
Niña Polaca encandila al público con el himno de Alicante y su particular versión de “la manta al coll”

“Adiós al pánico práctico de habernos encontrado; adiós al vértigo de vernos coincidiendo en el espacio”. Así con esa letra y aludiendo a que las 25.000 personas que abarrotaron el multiespacio Rabasa de Alicante estaban en “un lugar seguro” en tiempos de incertidumbre encendía Mikel Izal al público -ya no es Izal- a las 21.00 horas, cuando todavía no había anochecido. Era el segundo día del Spring Festival que es mucho más que un festival de música. Es un evento que ha crecido, edición tras edición, y es una cita obligada para alicantinos que se desplazan hasta ese barrio, ubicado en las afueras, para disfrutar de dos días de música y relaciones sociales.
“¿Vas al Spring Festival?”, ya es es de hecho una pregunta habitual las semanas previas al festival que del puerto se trasladó a Rabasa, a un recinto de mayor aforo que reúne cada día a 25.000 personas.
Fue, sin duda, el concierto estrella de los dos días; Mikel Izal intercaló canciones de su primera formación -“Pánico práctico”, “Copacabana”, “Pequeña gran revolución” o “La mujer de verde”- con sus temas de “El Miedo y el paraíso”. En una actuación estructurada por bloques temáticos y con proyecciones audiovisuales que ayudaron a sumergirse en las reflexiones profundas de letras como “El Grito” o “El Miedo”.

Con el público entregado desde el minuto cero, y con el calor de 30 grados más propio de agosto que de mayo que ya se había evaporado del ambiente, el cantante de Vitoria y su formación no dieron tregua. Antes que Mikel Izal, actuaron Amaia y Miss Cafeína, pero los otros dos grandes conciertos del sábado fueron Fangoria -Alaska y su elenco de artistas y bailarines- y La Casa Azul. Con “El Rey del Glam” o “Dramas y comedias” el Spring Festival se convirtió en una discoteca al más puro estilo de los años ochenta. No es la primera vez que Fangoria actúa en el Spring Festival y no deja indiferente precisamente por el show que escenifican, este año, con gran protagonismo de una saxofonista que interpretó de manera impecable “Back to black”, de Amy Whinehouse.
La nota de color el sábado vino de la mano de Ojete Calor y sus particulares versiones de canciones de Ana Belén como “Agapimú” o incluso de la propia eurovisiva Melody.
En los dos días de conciertos en un recinto que ni tan siquiera parece Alicante -con público fiel de la propia ciudad, de la provincia y de otros puntos de España- convivieron personas de todas las edades y, como seña de identidad de los festivales, predominaron las camisas estilo hawaiano como atuendo y la purpurina en la cara.
Con dos escenarios en el que se encadenaron los conciertos, el festival cogió un año más el cartel de no hay entradas. Y el viernes fue el día en que reinaron Lori Meyers y Suede.
En el caso de Lori Meyers, la actuación fue emotiva, por el fallecimiento de Paco Méndez, el padre de Alejandro, guitarrista de la banda. La banda se planteó cancelar la actuación, pero optó por dedicarle el concierto a Paco Méndez y, como era de esperar, el público enloqueció con “Emborracharme”. Tampoco defraudaron Sidonie, que actuaron antes que Lori Meyers, y deleitaron a sus fans con clásicos como “Estáis aquí” o “No salgo más”. Gran expectación generaron los británicos Suede que tocaron temas como "Disintegrate", adelanto de su nuevo trabajo, "Antidepressant".
La gran sorpresa de la noche vino de la mano de Niña Polaca, que arrancaron su concierto con un guiño a la ciudad de Alicante, en plena cuenta atrás para las fiestas de las Hogueras, al tocar el himno “Visca Alacant” y una versión tecno de la manta al coll. Con garra y desparpajo en el escenario, en su concierto el público coreó al unísono temas como “La muerte de Mufasa” o “Mucho tiempo contigo”.
Lo que está claro es que, con 25.000 personas cada día, el Spring Festival se ha consolidado como la gran cita musical del año en la ciudad y en todo un acontecimiento social.
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