En estado de vulnerabilidad

Este virus letal que nos ha arrebatado tanto parece cercado que no extinguido en nuestro país. No hay inmunidad ni de rebaño ni de ninguna otra que tranquilice para ese futuro que está a la vuelta de la esquina. Menos todavía con las fronteras abiertas a un mundo en el que el patógeno galopa sin brida alguna que lo sostenga o que al menos lo intente. Nos interrelacionamos con lugares donde el contagio es el pan nuestro de cada día, y la muerte por Covid-19 ha acampado con la solicita hospitalidad de unos sistema sanitarios y asistenciales que no han encontrado la réplica. La crudísima realidad es que el coronavirus camina ya hacia los 11 millones de casos detectados a nivel mundial, con Estados Unidos y Brasil como los países con mayor número de infectados. En esta tesitura en la que la globalización nos colocará por las malas frente al espejo de la vulnerabilidad o la fortaleza de cada cual, es necesario meditar sobre los estragos provocados por la pandemia y si estamos suficientemente preparados para hacer frente a un nuevo ataque del virus. Un interesantísimo informe, publicado recientemente por el Deep Knowledge Group, calibra la seguridad mundial frente al coronavirus en 200 países y territorios a partir de más de 11.400 datos de parámetros como la estabilidad económica, social y sanitaria, así como las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas o riesgos. El mapa resultante es una suerte de caleidoscopio que nos retrata y pondera el peligro. Suiza es la nación más segura, especialmente por la contracción en sus tasas de infección y mortalidad, así como los equilibrios que le permitirán preservar una economía robusta. Alemania es la segunda, mientras que Israel ocupa el tercer lugar. España ocupa el puesto 45 por detrás de países como China, Grecia o Chile y por delante de Portugal, Italia y Estados Unidos. Lo que se constata en el estudio es que hay un notable margen de mejora para aprestar al país y que la embestida nos coja con las defensas más rocosas posibles.