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Ignasi Vidal: «Todos somos un poco caníbales»

El director de teatro representa «El hambre», una comedia que reflexiona sobre la soledad y la fragilidad del hombre, todos los martes, hasta el próximo 4 de febrero, en el Teatro Lara

El director y actor de teatro Ignasi Vidal
El director y actor de teatro Ignasi VidalLuis DiazLa Razón

«Se ama como se come», piensa el director de «El hambre», una comedia negra, basada en hechos reales, que ahonda en la fragilidad y la soledad que envuelven al ser humano. El texto habla de rebeldía y subversión, haciendo malabarismos con el lenguaje. Pese a su complejidad, se sigue fácilmente y logra que el espectador esté pendiente de la acción. «Pero la acción no existe, solo existe la palabra». Ignasi Vidal cree que las personas tenemos una gran capacidad de mejora y, a su vez, una necesidad de autoboicotearnos. Y que, en cierto modo, todos somos un poco caníbales. Actor, músico, dramaturgo, escritor… Este artista asegura que «en la búsqueda de la libertad estamos cerciorándola». La obra podrá verse, cada martes, hasta el 4 de febrero en el Teatro Lara.

–¿Esta es una obra para reír o pensar?

–Me he reído mucho durante los ensayos, pero hace pensar en la fragilidad del ser humano, en la soledad, en lo fácil que es confundir el camino correcto. Esta función nos demuestra que, de alguna forma, todos somos un poco caníbales.

–Explíquese, por favor.

–A la hora de amar o buscar a alguien, hay quienes querrían meterse dentro de esa persona.

–¿Somos frágiles?

–Absolutamente. Más, cuanto más ahondamos en nuestro autoconocimiento. Resulta muy sencillo caer en la tentación y que se rompa el equilibrio emocional.

–¿Se ama como se come?

–Desde luego. Yo, por ejemplo, conozco a las personas viéndolas comer. Por eso me impactó tanto esta función cuando la leí por primera vez. Y al autor le ocurre lo mismo. Al comer se desvelan muchas manías y gustos, y se demuestra cómo se relaciona uno con la gente que tiene alrededor. Si tú vieras con el ansia y la felicidad que como, si supieras la euforia que me producen ciertos platos, te darías cuenta de que soy tremendamente enfático, tanto en el amor como en el desamor.

–¿Es «El hambre» un delicado y atrevido experimento dramatúrgico?

–Sí, eso forma parte de la propia estructura del texto, que a su vez deriva de la manera de escribir de su autor. Para mí se trata de una auténtica delicatessen dramática. Esa escritura y ese uso del lenguaje, en cierta medida, te hacen estar atento a cada una de las metáforas que utiliza constantemente. La obra se puede ir a ver tapándose los oídos y viendo cómo se mueven los actores, o tapándose los ojos y escuchando el texto.

–¿Se trata de una amarga reflexión?

–Sí, porque detrás de este ejercicio de equilibrio poético se esconde una percepción sobre la soledad del ser humano.

–¿Vivimos solos?

–Totalmente. Vivimos con nosotros mismos, por mucho que queramos acompañarnos y que tengamos cerca gente que nos quiere.

–El texto también habla de modos de vida alternativos. ¿Estamos faltos de esas maneras de vivir?

–Me hace gracia esa frase. Cuando uno ve la función piensa que hay alternativas más aceptables que otras. Pero yo no creo que estemos faltos de esos modos. Ahora parece que la alternativa es el «mainstream». De hecho, empieza a gustarme la gente que no es tan alternativa.

–A usted, personalmente, ¿qué le da hambre?

–La belleza, que me da ganas de más belleza.

–¿Y cómo se sacia?

–Con más belleza.

–¿Cuál es su faceta preferida?

–La de futbolista. Yo, de lo que realmente sé en esta vida, es de fútbol (risas).

–¿Qué le queda por ser?

–(Piensa) Me queda por ser totalmente libre.

–¿No lo somos?

–Vivimos tiempos complicados para la libertad, porque en su búsqueda estamos cercenándola.

–¿Usted realmente comprende el mundo?

–Le damos muchas vueltas a las cosas, pero la realidad es que todos vamos al mismo sitio.

–¿Qué tiene la vida de teatro?

–La vida inspira al teatro, pero el teatro es capaz de mejorarla por un tiempo.

–¿Qué es para usted el arte?

–Una forma de vida. Los artistas lo somos durante las 24 horas, hasta cuando nos preparamos un bocadillo de Nocilla. Si no, no eres artista.

–¿Cuánto sueña?

–No recuerdo los sueños que tengo por las noches, pero por la mañana siempre estoy soñando.

–¿Cuál es su propósito para este 2020?

–Que me dejen vivir en paz a pesar de mi origen.