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Verano teatral como sanación

El paro total de los escenarios por la crisis del coronavirus tiene al sector preocupado en el Día del Teatro. ¿Habrá tiempo para estrenar los festivales de julio y agosto?
Festival de Mérida
La Razón

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Todavía es una incógnita el tiempo que tardarán la sanidad y la ciudadanía en ganarle la partida al coronavirus. Los responsables de los festivales veraniegos de teatro se limitan, por eso, a seguir con expectación el curso de los acontecimientos, sin poner la mano en el fuego por que todo se desarrolle este año con normalidad, pero confiando firmemente en que así sea, y en que esta pesadilla pase dejando el menor daño posible. “Seguimos trabajando desde casa para que todo pueda celebrarse en las fechas previstas, mirando, por su puesto, con preocupación, pero también con serenidad y mucha empatía, todo lo que está ocurriendo alrededor”. Son palabras de Ignacio García, director del Festival de Teatro Clásico de Almagro, una de las citas veraniegas más importantes en el panorama teatral español y de mayor dinamismo internacional. Precisamente, esa vocación abierta y cosmopolita de este acontecimiento podría verse un tanto mermada, ya que el progresivo avance del COVID-19 por todo el mundo hace que los periodos de infección y recuperación empiecen y terminen en cada país en fechas distintas. “Nosotros tenemos mucha afluencia de compañías de América Latina; pero no sabemos cómo van a estar allí dentro de un mes. Quizá no puedan ensayar y preparar sus proyectos; son cosas que tendremos que ir viendo y solucionando según sucedan”, confirma García-. En cualquier caso, cree el director del Festival de Almagro que ahora mismo la principal preocupación es “sumarse al movimiento cívico, ayudar y solidarizarse con toda la gente que está trabajando tan duro; son días en los que cabe pensar en Cervantes y acordarse de cuando Quijote le dice a Sancho aquello de «Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro»”. Y repara en que, ante una tragedia tan contemporánea como esta, la voz de los clásicos, paradójicamente, tiene mucho que decirnos: “Curiosamente, La vida es sueño o El gran teatro del mundo, por citar solo algunas, son obras que nos hablan de la libertad, ahora que estamos confinados, de la justicia… o de cómo fijamos demasiado la atención en cosas banales y no en lo que es esencial; asimismo vemos cómo la compasión, que es un valor muy presente en todo el Siglo de Oro, hoy nos resulta más necesaria que nunca, con lo que está pasando”. “A nosotros –añade García- nos preocupa más la filosofía que los números; aunque estos siempre nos han acompañado, creemos que es importante, hoy más que nunca, poner en valor este patrimonio del Siglo de Oro porque nos permite muy bien reflexionar sobre lo que nos ha pasado con esta epidemia, sobre lo que somos y sobre lo que queremos ser”.
También la preocupación recorre estos días el pensamiento de Jesús Cimarro, director del Festival de Mérida, que, igualmente, asegura seguir trabajando para que todo esté a punto el día 26 de junio, que es la fecha prevista para la inauguración: “Obviamente, nadie puede saber qué va a pasar, pero nosotros, de momento, estamos volcados con la preparación de toda la programación en los plazos previstos”. En esa programación, que hubiera sido presentada el pasado día 17 de marzo si no lo hubiera impedido el actual estado de alarma, todos los espectáculos, igual que otros años, son estrenos absolutos. Ese hecho obliga a que las compañías puedan disponer del tiempo necesario para ensayar debidamente, por lo que Cimarro confía en que en mayo todo haya podido volver a la normalidad: “Será cuando se tomen las decisiones definitivas, porque, además, será también cuando dispongamos de datos sobre lo que nos ha pasado y sobre qué se pude o no se puede hacer. De momento, solo podemos esperar, y desear que la pandemia deje el menor número posible de muertos e infectados”.
Ese deseo de recuperar la normalidad es compartido por Luis Jiménez, director de un Festival de Olite que este año empezará el 26 de julio, si el coronavirus no tuerce los planes. Jiménez quiere hacer hincapié, en esta edición, en la idea de carnaval, “para que la gente recupere la alegría y las ganas de salir a la calle”. Todo ello, sin olvidar el papel que, para él, deben jugar el teatro y la cultura en el plano más intelectual y social: “Creo en el teatro como catarsis –afirma-. Me parece que debe ayudarnos siempre a reflexionar y a cambiar; y, en este momento, mucho más”.