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Cultura

Músicos caídos sin homenaje por el Coronavirus

Ídolos esquivos nos dejan durante la pandemia: Aute, Rafael Berrio, Adam Schlesinger, o Bill Withers, fallecidos por diversas causas, no tendrán ceremonias públicas debido al confinamiento

Rafael Berrio Rafael Berrio

Tiempos negros para la música. Aunque la pandemia provocada por el Coronavirus ha afectado, como es obvio, a personas de toda condición, los últimos días han sido especialmente negros para la música, que ha perdido a artistas muy significativos que no tendrán un homenaje público por las restricciones y la cuarentena. A cambio, han recibido toda la atención de miles de personas confinadas en su casa. A buen seguro que algunos habrían preferido la celebración de su música a una capilla ardiente.

Por Luis Eduardo Aute empezamos este negro repaso. Falleció el sábado 4 de abril a los 76 años después de unos años de muy mala salud. Su propio entorno no podía confirmar si se trataba de un final precipitado por el Coronavirus. Tanto da. La pandemia impedirá, al menos durante algunas semanas, realizar ningún homenaje público a la figura de un enorme artista y escritor. Los homenajes se llevaron a cabo, de forma incesante e individual, a través de redes sociales y medios de comunicación.

Otro que recibió tantos recordatorios que desmintieron su aura de artista de culto fue Adam Schlesinger (cofundador de Fountains Of Wayne), víctima del Coronavirus. El neoyorquino y su grupo combinaron como nadie la simpatía y la emoción para construir canciones deliciosas llenas de energía y melodías juveniles. Junto a Chris Collingwood armaron una larga lista de pegadizos temas power pop y fantásticas melodías vocales. El virus, que entró en Estados Unidos por la puerta de Nueva York, se llevó su vida en la Gran Manzana a los 52 años. Mucho más que demasiado joven.

Unos días antes, en España habíamos perdido a Rafael Berrio, cantante y autor, seguramente no cantautor, víctima de una larga enfermedad. Berrio fue un icono para muchos pero su brillante manera de escribir aunque nunca quiso lucirse para la galería. Lo suyo era un “underground” que ni era buscado ni era rechazado. Simplemente sucedía. Pero ningún poeta aspira a gustarle a todo el mundo. Le bastaba con gustarle a la clase de gente con la que se sentía identificado. Dejó canciones como “Simulacro”, “Cómo iba yo a saber”, “La desgana”, “La alegría de vivir”...

Debido a complicaciones cardiacas pero sin diagnosticar por Coronavirus, falleció en Los Ángeles a los 81 años Bill Withers, una de las voces más especiales del soul en estados Unidos. Hijo de un minero, Withers se dedicaba felizmente a su puesto en una cadena de montaje de los aviones Boeing, donde fabricaba y ensamblaba inodoros. Incluso después del éxito que fue “Ain’t No Sunshine” tuvieron que obligarle a dedicarse a la música, una industria que consideraba frívola y banal. Él prefería la estabilidad de la fábrica, y eso que compuso varias canciones de éxito, como “Lean On Me”, que ha vuelto a ser rescatada como himno de ánimo colectivo estos últimos días. Su carrera se circunscribió casi a los 70, aunque lanzó su último álbum en 1985.

El mundo del jazz ha llorado la pérdida, por Coronavirus, de Ellis Marsalis, patriarca de una estirpe de instrumentistas y guardián de la tradición de Nueva Orleans. De sus seis hijos, cuatro -Delfeayo, Jason, el trompetista Wynton y el saxofinista Branford Marsails- se dedicaron al jazz. Marsalis, nacido en 1934, se crió rodeado de música en un momento en que la fuerte segregación racial en Nueva orleans sólo se superaba con el jazz. Sus estudios se encaminaron siempre hacia la música, con el clarinete primero y después el piano, pero pronto su carrera se repartió entre la actividad como músico profesional y maestro de la nuevas generaciones, entre ellas, las de Terence Blanchard, Donald Harrison, Harry Connick, Jr. y Nicholas Payton, entre muchos otros. En su ciudad natal a Nueva Orleans pasó a hacerse cargo de la cátedra de estudios de jazz en la University of New Orleans.

Sin embargo, desde que se iniciara la cuarentena nos han dejado otros músicos. La voz del country Kenny Rogers falleció a los 81 años por causas naturales en su residencia de Sandy Springs, mientras que el Coronavirus sí fue la causa de la muerte del trompetista Wallace Roney, uno de los grandes nombres del jazz de su generación, al igual que la de Wayman Henry: guitarrista de blues, gospel y rock, muerto a los 66 años. También víctima de la pandemia ha sido el líder de la banda Arrows, Alan Merrill, quien falleció a los 69 años el pasado 30 de marzo y el saxofonista argenitno Marcelo Peralta, quien falleció en Madrid a los 59 años.

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