Muere Marcos Mundstock, figura clave de Les Luthiers
El miembro del grupo humorístico argentino ha fallecido a los 77 años tras alejarse de los escenarios por problemas de salud
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Fue una declaración de intenciones que en 2017 el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades fuera para ellos, para Les Luthiers. Habían sido nominados otras veces en la categoría que aparentemente era la suya, la de Arte, pero ese año, cuando menos lo esperaban (así lo confesaron en ese “hall” del Hotel Reconquista y posteriormente en el discurso de recogida: “Nos habíamos encariñado con las nominaciones"), les llegó este reconocimiento por un camino que los demás no lo vimos venir. Lo que no le quita una pizca de mérito. Más si se tiene en cuenta que el humor siempre es comunicación e, incluso, que “ayuda a mejorar la vida”. No lo dice el que escribe, sino un maestro que se acaba de marchar, Marcos Mundstock, fallecido hoy a los 77 años tras sufrir durante un año una enfermedad “irreversible”, recogía el comunicado en el que se ha dado la noticia.
Mundstock (1942) ha sido desde los inicios del grupo argentino una de sus caras más reconocidas. Tanto como para subir al estrado del Teatro Campoamor (Oviedo) a recoger ese galardón ante su “familia española” (y con la ausencia de su amigo David Rabinovich): “El humorismo es siempre social. Uno no se cuenta un chiste a sí mismo, sino a los amigos o conocidos, en el trabajo, en el bar o en un velorio. ¡El humorismo, señoras y señores, es comunicación!”. Así zanjaba el cómico y músico las pocas dudas que quedaban.
Sus extravagantes instrumentos, sumado a “la exuberancia y las ambigüedades”, continuaba Mundsotck, del castellano les hicieron ganarse un lugar en el humor: un ejercicio “profesional o doméstico, más refinado o más burdo, oral, escrito o mímico, dibujado” que le sirvió para mejorar su propia vida (y la de los que le rodearon) y que le permitió contemplar las cosas de una manera distinta: “Lúdica, pero sobre todo lúcida, y a la cual no llegan otros mecanismos de la razón. El humorismo no depende de estar de buen humor o de mal humor, o de un humor de perros (que es cuando no movemos el rabo...). Hay gente que siempre está de buen humor pero es incapaz de entender un chiste. No importa, el sentido del humor se aprende y mejora con la práctica: nadie nace riendo”, explicaba desde el estrado.
Sirvan estas palabras para explicar lo que el argentino entendía por humor. Un hombre que anunció a principio de 2020 que se retiraba de los escenarios por la enfermedad y que, como ha confirmado la nota informativa, “después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, Marcos, nuestro compañero y amigo, finalmente partió. De ahora en más, cada uno de nosotros deberá empezar a transitar el doloroso camino de aprender a convivir con su ausencia”
Ante su ausencia, sus compañeros de Les Luthiers reivindican “el recuerdo de su voz, única e inconfundible” y “su presencia sobre el escenario, con su carpeta roja y frente al micrófono, que cautivaba al público antes de decir una sola palabra”. “Nos quedará su profesionalismo. Su autoexigencia, su ética de trabajo y su respeto extremo por el público, valores que todos compartimos y que él defendió desde el momento de la creación misma de Les Luthiers. Nos quedará el recuerdo de sus chistes cotidianos, rápidos y asombrosamente ingeniosos, listos para brindarnos una chispa de alegría en todo momento, en las buenas y en las malas. Nos quedarán tantas cosas de Marcos, que aun en medio de la tristeza y el dolor que estamos viviendo, no podemos dejar de agradecer a la vida, y de sentirnos privilegiados de haber recorrido con él todo este tramo del camino”, continuaban.
Hijo de inmigrantes polacos, Marcos Mundstock nació en Santa Fe (Argentina), en 1942, y cuando tenía siete años llegó a Buenos Aires. Al terminar el colegio comenzó la carrera de Ingeniería, que abandonaría después de dos años para estudiar locución. De manera simultánea, ingresó en el coro de Ingeniería, donde conoció a Gerardo Masana y los futuros integrantes de Les Luthiers, para quien durante los primeros años escribió casi íntegramente los libretos de los espectáculos, y hasta el día de hoy las letras de muchas canciones y las historias de Johann Sebastian Mastropiero.
Como instrumentista ha tocado el gom-horn, una especie de trompeta hecha con una manguera y un embudo que intervino en varias obras musicales de Les Luthiers y en el hilarante y absurdo Recitado Gauchesco. De forma paralela a Les Luthiers, trabajó como locutor de radio y comerciales de televisión y también de redactor publicitario. En 1974 hizo la voz en off de la película “Quebracho”, de Ricardo Wullicher. Además, en los años 90 probó suerte en televisión.
Entre 2003 y 2005 participó como actor en cuatro películas: “Roma”, “No sos vos, soy yo”, “Cama adentro”, y “Torrente III”. También interpretó a un criminal internacional en el programa televisivo “Mosca & Smith” y en 2011 intervino en “Mi Primera Boda”, de Ariel Winograd, junto con Daniel Rabinovich (fallecido en 2015), donde ambos representaban un gracioso dúo de cura y rabino. Además, en 2019 volvió a la pantalla grande con el papel más importante de su carrera cinematográfica; fue protagonista de “El cuento de las comadrejas”, de Juan José Campanella.