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#culturaencasa: De los robos de Eduard Fernández a la determinación literaria de Ana Pacheco

Las recomendaciones culturales que proponemos para afrontar este miércoles incluyen cosas como la maravillosa ópera prima de la cineasta Belén Funes, los agradables ritmos de Aaron Rux o los folios en blanco de Zarina Hashmi
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  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Película

“La hija de un ladrón”
Hay veces en el cine que la crudeza que lleva aparejada la realidad puede convertirse en un efectivo aliado de la historia que se pretende contar y otras en las que acaba estropeando el relato por un sobreexceso prescindible de honestidad. Ya hay bastante dolor en la vida como para que se nos tenga que recordar también en una pantalla. Por fortuna, el caso de la ópera prima de la cineasta catalana Belén Funes, “La hija de un ladrón”, se mueve con destreza en la primera categoría. En este poderoso homenaje al amor paternofilial, a la deconstrucción de un futuro que no existe y a la fortaleza interna de las mujeres independientes, la directora se sirve de la naturalidad de sus personajes, de la dureza en bruto de sus particulares demonios y de la ausencia de artificios ambientales y psicológicos para construir una película deliciosa, reveladora y cristalina. Sara y Manuel son Eduard y Greta Fernández. Un padre y una hija, delante y detrás de las cámaras. Él lleva toda la vida robando y obviando a su familia del calendario obligatorio de los recuerdos. Ella se ha centrado en cuidar de un hijo que vino al mundo demasiado pronto. Cuando él vuelve a la vida de Sara para intentar ser el padre que nunca ha sabido ser, la joven de 22 años tendrá que lidiar con una difícil decisión que contribuya a su estabilidad emocional. Lejos de optar por la convivencia melodramática, la monumental interpretación de ambos actores, especialmente de una luminosa y descomunal Greta, y la aguda mirada de Funes confieren a la historia un bellísimo aire cotidiano.

Disco

“Crying cowboys”
Aaron Rux lleva once años viviendo en España pero su estética de vaquero y su sombrero de cowboy delatan sus orígenes americanos. Más conocido por su labor como compositor de bandas sonoras de películas de cine independiente que por su faceta independiente como músico, este polifacético artista, que también ha explorado su faceta más humorística a través de un colectivo llamado “Canódromo abandonado”, creó el pasado año este disco. Perfecto para caminar por el desierto. O por donde su imaginación sea capaz de llevarles.

Libro

“Listas, guapas, limpias”
El libro de Ana Pacheco empieza con una ruptura. Que es la única forma de comenzar con veracidad un relato. Pero el bautismo literario de la periodista no es la historia de una relación fallida, ni tampoco la explicación metafórica de por qué dos personas dejan de quererse. Entre las páginas de “Listas, guapas, limpias” se respira lucidez, sarcasmo, perspectivas afiladas y oportunas miradas generacionales. A través de una joven estudiante que regresa al barrio donde se crió para cuidar de su abuela en verano, Pacheco teje con sensibilidad los mapas temporales de una lucha social que todavía hoy sigue construyéndose. Fantástico.

Exposición virtual

“Tiempo de marcado”
El Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York es otro de los templos de exhibición contemporáneos que ha decidido facilitar un recorrido virtual por todos sus orgánicos rincones. Hay quien piensa que la abstracción entendida como técnica artística es incapaz de transmitir nada relacionado con la emoción, pero esta pieza de la artista india Zarina Hashmi compuesta por veinte hojas de papel laminado perforadas con aguja, merece la concesión de la duda.

Documental

“La luz de Antonio”
Las mujeres españolas artistas de la corriente pictórica del Realismo se han prodigado poco. Y no precisamente por falta de talento, sino más bien por la ausencia de los espacios concedidos para su promoción como creadoras. María Moreno pertenece a la primera generación de mujeres profesionales de la pintura en nuestro país y encontró en su compañero de vida y también pintor Antonio López, la paleta complementaria perfecta.