Sandra Barneda: “Paradójicamente, la soledad es el mal del siglo XXI”
La escritora y presentadora publica “Un océano para llegar a ti”, finalista del Premio Planeta
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«Este es un libro de cuentas pendientes o de media verdades que pueden desencadenar o condicionar las relaciones. Hay temas que si no se tratan, si no se hablan, se quedan ahí, estancados y pasan de generación en generación. En el fondo esto es un reflejo de cómo nos comunicamos hoy las personas, sobre todo en el seno de las familias, que siempre es un buen espejo de dónde mirarnos». Sandra Barneda, escritora, presentadora de televisión, una autora con cuota de pantalla y con cuota de lectores. Sus libros arrasan, como sus programas. Y ahora nos trae una narración sobre la «falta de comunicación» y sus secuelas. «Un océano para llegar a ti», finalista del Premio Planeta 2020, es una historia de reveses y de encuentros. Gabriele, una artista de mediana edad, recibe la noticia de la muerte de su madre. Un fallecimiento que coincide con un momento de rupturas y delicados equilibrios personales que la empuja a refugiarse en su pueblo y reencontrarse con su padre.
–La muerte es el detonante.
–En nuestras sociedades todavía existe un tema tabú, que es el de las pérdidas, pero deberíamos tener presente que los muertos nos enseñan. Pueden ser transformadoras de nuestras vidas, por eso esta narración es una historia de esperanza. Si no puedes traspasar un dolor y no eres capaz de transformarte, puede que no te renueves.
–En una de las páginas escribe: «El silencio es el arma más destructiva».
–Hay que tener cuidado porque las palabra también pueden ser dardos envenenados. El silencio puede ser la larva de algo muy autodestructivo y también muy lesivo en el seno de una familia. Lo que ocurre es que la protagonista tiene la intención de callar, pero el amor al final, la vence porque es más importante. En ocasiones tienes que cruzar un océano, el que menciono en el título, para comprender las decisiones de familia. Hace mucho daño callar, igual que cualquier decisión seria, pero yo no soy persona de silencios, sino hablar.
–Una expresión: «Lisiados emocionales».
–La educación es importante. Lo es todo. Yo abogo por un sistema educativo distinto, al que me temo que llegamos tarde, que no se base en el conocimiento de la lista de los reyes godos. Hay que enfatizar otras habilidades como es el pensamiento crítico, la empatía, el desarrollo del liderazgo, el aprendizaje de la comunicación y la oratoria. Es cierto que hay que cuidar las potencias del intelecto, pero también desenvolverte con las emociones, porque en España, ni en muchos países, no se enseña a traducir lo que sentimos. Esto supone una fuente de conflicto y de problemas. Existe falta de comunicación. Estamos deficitarios en este área.
–Eso es irónico en una sociedad como la actual
–Igual que la soledad en un mundo conectado. La soledad es el mal del siglo XXI. Teniendo toda la tecnología a nuestro alcance, resulta casi paradójico. Vi una obra de teatro en que se hace una crítica social de las conversaciones que tenemos, que repasan de todo menos cómo estamos. De hecho, esos personajes no saben responder esa cuestión.
–Otra contradicción: estamos expuestos y guardamos muchos secretos. ¿Son tan importantes?
–Los secretos son la fuente de la curiosidad y el conocimiento. Hoy nos mostramos en las redes sociales, pero eso es como quedarse en el titular de una noticia. Si quieres saber lo que ha ocurrido, tienes que leerla entera. Con las personas sucede igual. Los secretos esconden una parte de la esencia de lo que somos.