Kase.O: “Vigilo mis pensamientos para no volver a la caverna”
El rapero de Zaragoza propone este año varias entregas de “Divertimentos”, canciones que irán apareciendo fruto de colaboraciones con diversos artistas
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Es una institución en el rap en español y hasta se permite bromear con ello. Javier Ibarra (Zaragoza, 1980) es Kase.O, la auténtica cariátide del género en nuestro país al frente de Violadores del Verso y quien, tras la disolución del grupo, inició una carrera en solitario con su exitoso «El círculo». Ahora, este «dinosaurio» publica la primera de sucesivas entregas de «Divertimentos», pequeños lanzamientos de dos canciones por entrega con la intención de «dejarse levar» y no padecer las autoexigencias de un disco largo. La primera, lanzada el 30 de diciembre, fue lanzada con el combo de productores Harto y Escandaloso Xpósito.
-Propone un divertimento, algo sanador para estos tiempos.
-Es el propósito, salir de la sobredosis de la información de la pandemia. El arte, aparte de denunciar como el hip hop, está también para distraer, para que la imaginación vuele y el espíritu se eleve. No me veía saliendo con una canción sobre la pandemia porque todavía no he sedimentado la información ni los sentimientos que tengo al respecto. Y porque yo soy libre con el arte, no hago canciones premeditadas, no te sabría decir lo que me inspira, pero cuando encuentro un hilo conductor, salen.
-Salen dos temas, uno “hacia afuera” y otro “hacia adentro”.
-Pues sí. “El gordo que la pisa bien” es una canción rapera de toda la vida, de competición, de ego trip, que decimos. Igual sirve para que la gente se distraiga. Ahí priman más las formas que el contenido. El contenido son vaciles de rapero y ya. Pero las formas, el flow, las rimas, yo lo trabajo bastante. Es lo que me gusta de esta música también, la forma. Todos tenemos un mensaje y sentimientos y todos sabemos rimar, pero creo que hay que destacar en la forma. Y luego “Tiranosaurius Rex” es una canción positiva, sanadora. Creo que el mensaje me lo dirijo a mí mismo en cierto modo, pero pienso que le puede servir a cualquier oyente. Habla de no dejarse llevar por los pensamientos negativos. Estar alerta y tener mecanismos para esquivarlos tratando de ver las cosas buenas que hay en la vida, que son muchas. Pero es fácil caer en la depresión y en la destrucción. Hay que esforzarse y educarse uno mismo la mente y el espíritu, enfocándote a ver las cosas buenas.
-¿Ha hecho ese trabajo consigo mismo?
-Sí, lo hago a diario. Todo empezó después de una recaída que tuve previa a “El círculo”, que entré en dinámica depresiva y cruel conmigo mismo y me prometí no volver a ese estado. No sé hasta qué punto está en nuestras manos, pero si te proteges a diario y estás alerta frente a los malos pensamientos, creo que puedes llegar a evitarlos. No puedes evitar que te pasen cosas tristes en la vida, pero sí tener mecanismos para evitar las que tú te provocas. Yo me pongo una alarma cada tres horas para recordarme que tengo que ser agradecido con la vida y cada tres horas me suena el móvil y sonrío. Hasta ese punto estoy atento a mis pensamientos y a mis sentimientos, no me dejo llevar porque sé a dónde lleva, a la caverna, a pozos sin fondo y a la depresión. Yo, que tengo tendencia al negativismo, me he puesto mi propia terapia y mis propias herramientas. Sé que es una cosa muy simple, pero, haga lo que haga o me suceda lo que sea, tengo diez segundos de agradecimiento con la vida.
-¿Llegó solo a ese método?
-Bueno, yo leo libros de espiritualidad, de ángeles, de la vida de Jesucristo, leo escritores sufís del mundo islámico y todo me alimenta y en todas partes encuentro algo. Los libros de autoayuda que mucha gente desprecia o minusvaloran, a mí me interesan. Pero leer no sirve si no aplicas las cosas en tu vida diaria. La verdad es que mi vida interior es bastante nutrida, porque estoy muy en contacto conmigo mismo para buscar mi felicidad y tranquilidad y siempre he buscado pulir a la persona a mis defectos. Es un trabajo diario que es el más importante, más que el remunerado, pero no sabemos que tenemos que hacerlos y acumulamos mierdas mal gestionadas -hablando mal- que te llevan a la depresión.
-Así que “ganarse la vida” no es solo conseguir un sueldo.
-Eso es. Por supuesto que es importante tener las necesidades básicas cubiertas pero eso te completa si tu mente te castiga a diario y no te deja ser feliz. Ya sea por ilusiones, sueños mal elegidos o demasiada ambición u otra cosa. Hay que ponerse metas pequeñas, que son bonitas. Valorar la sonrisa de tu hijo, la amistad y el honor de tener amigos. Pero a diario, no solo cuando estás mal o bien.
-¿Va por ahí la línea que dice: “Te pierdes lo bueno buscando el error, te pierdes lo mejor”?
-Por ahí va, sí. Lo llevo a lo personal pero se puede extrapolar. En tus relaciones personales puedes tender a criticar al prójimo en vez de ver sus virtudes. Me da igual si es en la pareja o en las amistades. Y como estés en rollo policía, solo mirando cuando el otro se equivoca, te pierdes la belleza de las personas y las cosas. Como internet o las redes. Las redes están para expresarnos pero normalmente solo lanzamos pensamientos negativos y eso nos puede afectar para mal. El “trending topic” es casi todas las veces cuando están “pelando” a alguien. También los hay a personas que se merecen un aprecio, ¿eh?, pero parece que buscamos a todas horas lo que está mal. Y es como que te pierdes lo bueno. Al final te conviertes en un “hater” de todo, de los yogures del Mercadona o del “gacho” que no pone el intermitente cuando a ti también se te olvida. No somos compasivos con uno mismo ni con los demás.
-La compasión es un concepto budista y cristiano muy poderoso.
-Yo pienso que es muy importante. Desde tenerla con los animales y con las plantas, y cobrar conciencia de que no somos los únicos que habitamos este mundo, y, por supuesto, con tu prójimo. Todos cometemos errores y hay que saber perdonar. Pero es que cuando mencionas la compasión, la gente se asusta. Son conceptos cristianos como tú dices que parece que la gente se avergüenza, o están pasados de moda y a mí eso no me gusta. Yo, en mis canciones, soy un dinosaurio de los valores. No voy a parar de insistir aunque me quede solo, no voy a dejar de hablar de estos valores. La compasión y el amor. Pero hay que hacer un esfuerzo enorme, es duro y es difícil.
-Le iba a preguntar si lo de “Tiranosaurius Rex” era por ser una criatura grande, muy grande en el rap español, histórica, pero que se siente antigua.
-Sí, la verdad. Iba por ahí al principio. Hablaba de mí como un dinosaurio del rap. Yo empecé siendo nueva escuela en los 90 y mira, ahora soy vieja escuela para los chavales. Y sí, un tiranosaurio. También en el sentido de las cosas que están pasadas de moda, lo de los valores, por ejemplo. Claro que sí, soy un “gachó” chapado a la antigua, de 40 años. Si conecto con los más jóvenes, ya es increíble. A los de mi quinta supongo que algo tendré que darles...
-Su disco en solitario fue una demostración de adaptación.
-La verdad es que sí. A diario me hago fotos con verdaderos niños, chicos que les gusta “El círculo” y los temas que sigo sacando. Es que no tiene fronteras. Porque ellos mismos escuchan trap también o reguetón y mis canciones para compensar. Y yo estoy agradecido. He sobrevivido, más que adaptarme. Con mi propuesta y mi manera de ver el arte y la vida.
-Oiga, le está cogiendo gusto a cantar más que a frasear, ¿eh?
-(Risas) Es una expansión, una búsqueda, la de poder incorporar melodías a mi arte. Me llena porque es nuevo para mí. Hice una que se llamaba “Cantando” que era verbenera. Y “Mazas y catapultas” está relacionada con el reggae, pero es parte de la búsqueda o evolución. Incorporar una entonación, si es que decir melodía es mucho. Y cantar en el tono que está el bajo creo que me puede diferenciar. Y bueno, lo hago como un toque de humor. Si me pongo muy serio o muy chungo, me pongo a cantar y le hago un guiño a Sergio Dalma. En “el gordo” es para quitarle hierro.
-Dicen que si las especies no evolucionan se extinguen. Pues el tiranosaurio el primero.
-Totalmente, y así lo veo yo cuando me pongo a crear. Si pienso que estoy haciendo más de lo mismo, me bloqueo. Y nunca sé cuál es la alternativa, pero no me quiero aburrir ni conformar. Lo paso mal, porque me arriesgo, ¿sabes? Y ahí hay dudas y sufrimiento. Pero te da vidilla y los resultados han sido óptimos. Todas las veces que me he arriesgado he visto aceptación.
-Tiene el respeto de la escena, de los compañeros. ¿Cómo se consigue?
-Es puro trabajo, muy duro. No conformarte con las primeras rimas que salen ni con los primeros ritmos que te llegan. Los creadores nos fijamos en los demás y yo compito sanamente. Quiero sorprender a los creadores, que me vean en forma. Hay que tener el canon alto. Mira, “Divertimentos” me lo tomo para darme menos importancia. Las canciones que van a salir yo no les quiero dar demasiadas vueltas porque al disco le di tantísimas que no me apetece pasar por eso. Si digo una frase de la que luego me arrepiento, me va a dar más igual, lo dejaré correr. Muy mal lo tengo que hacer para que no mole después de 25 años de oficio. Pero me he concedido espiritualmente bajar un poco.
-¿Vendrán unos cuantos divertimentos?
-No sé exactamente cuántos. Pero espero llegar a 12 o 15 canciones que reuniré en un CD más oficial. La siguiente entrega la tengo ya avanzada con SFDK, que me fui a Sevilla una semana. Allí, con dinámica relajada y exigencia controlada. Son dos temas, uno con Zatu y otro con Óscar. Y luego supongo que con R de Rumba habrá otro y luego a ver con quién más me apetece divertirme.
-¿Se pueden hacer planes en 2021?
-Estuve viendo a Ara Malikian el otro día y conciertos se pueden hacer. Con su precaución y tal. No masivos, pero entiendo que alguna actuación puede salir. Depende de los promotores y demás. Mi pensamiento es que no se va a hacer nada, me pongo en lo peor. Abierto a que si sale alguno, allí estaremos. Pero va a ser un año de trabajar en el estudio. Escribir letras y hacer canciones. Cada semana viene el manager y me dice que se activa algo, porque tenemos contratos firmados del año pasado, y a la siguiente me dice que se ha caído. Es incertidumbre y caos. Intentaré con mi arte aportar algo a las vidas de la gente.