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Revelan detalles del brutal asesinato del faraón Seqenenra Taa a manos de los hicsos

Desde que se descubrió la momia en 1880, la causa de la muerte del rey egipcio ha sido un misterio repleto de teorías
Sahar Saleem

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En 1880 se descubrió la momia del faraón Seqenenra Taa, el penúltimo rey de la dinastía XVII del Antiguo Egipto. Gobernó alrededor de 1545 d.C. y fue apodado El Valiente, coincidiendo su reinado con el ascenso de los hicsos. Desde el hallazgo de su cadáver, la causa de su muerte ha sido un misterio, hasta ahora: la profesora de radiología de la Universidad de El Cairo, Sahar Saleem, y el célebre egiptólogo Zahi Hawass, han dado con una versión más completa sobre el fatal destino del faraón.
A través de la tomografía computarizada de rayos X de la momia (TAC), se han mostrado que sufrió varias lesiones graves en la cabeza, pero ninguna otra herida en su cuerpo. La teoría más extendida era que había sido capturado en plena batalla y ejecutado después, posiblemente por el propio rey hicso. Otros sugieren que fue asesinado mientras dormía, víctima de una conspiración de palacio. Ahora, según se publica en la revista científica “Frontiers in Medicine”, los investigadores demuestran que el faraón fue, efectivamente, secuestrado en el campo de batalla con sus manos atadas a la espalda, por lo que no pudo defenderse.
Esto sugiere que “Seqenenra estaba realmente en primera línea con sus soldados arriesgando su vida para liberar Egipto”, explica Saleem en el estudio. Asimismo, las imágenes apuntan a que la ejecución fue llevada a cabo por múltiples atacantes: los científicos lo han corroborado al identificar 5 armas diferentes pertenecientes a los hicsos que coincidían con las heridas del faraón.
El faraón presentaba un corte de 7 centímetros en la frente, que habría sido realizado por un golpe de hacha o espada desde arriba. Otro corte fatal se encuentra encima del ojo derecho, de 3,2 centímetros de largo. Más en la nariz y la mejilla derecha, que se podrían haber producido con un hacha o un bastón sin filo, según los investigadores. Además, alguien blandió una espada que penetró en la base de su cráneo, dejando una herida de 3,5 centímetros de largo.
“En una ejecución normal de un prisionero atado, se podría suponer que un solo asaltante golpea, posiblemente desde diferentes ángulos pero no con diferentes armas”, asegura Saleem, y apunta que “la muerte de Seqenenre fue más bien una ejecución ceremonial”. Con esto, el estudio también determinó que el faraón tenía unos 40 años cuando murió, basándose en la morfología revelada en las imágenes, que proporcionan la estimación más precisa hasta la fecha.
Así, el faraón Seqenenre Taa II podría haber muerto en el campo de batalla, rodeado de atacantes armados con daga, hachas y lanzas, asegura “Live Science”. Un misterio que, hasta ahora, no ha sido fácil de revelar gracias al sofisticado método que los embalsamadores realizaron para ocultar las heridas de la cabeza del rey, bajo una capa de material que funcionaba de forma similar a los rellenos utilizados a la cirugía plástica actual.
“La muerte de Seqenenre motivó a sus sucesores a continuar la lucha por la unificación de Egipto y a iniciar el Imperio Nuevo”, explica Saleem, por lo que sostiene que fue un momento determinante para la historia de Egipto. Así, junto a Hawass, la experta vuelve a protagonizar un estudio clave en este sentido, tras haber realizado otros interesantes trabajos referentes a Ramsés III, Tutankamón o Tutmosis III, con la misma tecnología.