Caótida, la joven que convierte la piel en un lienzo
La artista sevillana Pilar Zurita, cuyo éxito ha llegado hasta Los Ángeles, es pionera en España en el tatuaje microrrealista a color
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Cuando la creatividad converge con la frescura de la innovación, el resultado es el de una obra de arte con todas las letras. Existen unas manos jóvenes que, con pulso, estilo y talento, están haciendo de la piel un nuevo lienzo del ingenio artístico. Son unas manos caóticas en lo personal, pero intachables en lo profesional, cualidad que les ha permitido hacerse un hueco en un mundo nada fácil y con tan solo 24 años. Se trata del tacto y el impacto de Pilar Zurita, tatuadora sevillana cuyo trabajo está conquistando la piel de personas por todo el mundo. Su nombre artístico es Caótida, porque es “lo que más me define, soy una persona caótica, un desastre, todo lo perfeccionista que soy con los tatuajes después, en mi vida, no lo soy”, explica a LA RAZÓN.
“En la facultad no quería firmar los cuadros con mi nombre y, pensando, se me ocurrió Caótida, nadie más se llama así y es fácil encontrarme”, añade. Zurita creció en Pilas (Sevilla) y empezó en el mundo del arte “de forma autodidacta”. “Hice el bachillerato tecnológico porque en mi pueblo no lo había artístico”, continúa, “después empecé Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo del Producto, pero no me gustó, y me cambié a Bellas Artes”. Fue tras ese cambio cuando empezó a desarrollar su estilo en el dibujo y cuando descubrió el universo del tatuaje. “Al principio lo veía como un hobby”, recuerda, a la misma vez que dice que “sí, me considero una pionera del tatuaje microrrealista en color en España”.
Si cuando vamos a un museo y observamos un cuadro, nos conectamos con el arte de manera psicológica y visual, Caótida brinda la posibilidad de obtener, además de esta sensación, también una relación corporal. La sevillana graba obras de arte en la piel, y lo hace de una manera bastante original: desde “La noche estrellada” de Van Gogh dentro de una libélula, hasta “El beso” de Klimt en una mariposa, pasando por un retrato de Hogwarts o una escena de “Pulp Fiction”. Su sello es el microrrealismo. Es decir, “tatuajes muy pequeños representando muy bien la realidad”, explica Zurita, y admite que suelen preguntarme “si son de verdad o si son pegatinas”. Este estilo, en España, “se está haciendo hace muy poco”, pero está alcanzando un gran éxito. “Aquí se hacen muchas piezas realistas, todo muy a lo grande, y entonces empecé a ver que estos tatuajes se hacían sobre todo en Corea y en Nueva York”, continúa, “empecé a intentarlo de forma autodidacta y fui creando mi estilo”.
Al principio, tatuaba a Dalí, a Botticelli o a Miguel Ángel “dentro de círculos, cuadrados, rectángulos… pero no me gusta repetir diseños”, explica Caótida. Entonces, comenzó a hacerlos “totalmente exclusivos”, recuerda, “aunque una obra de arte la tengo que hacer tal cual, decidí meterlas dentro de animales o insectos”. “Estuve haciendo bastantes bocetos hasta que me salió uno de Klimt, y lo puse disponible. Gustaron un montón, han sido los tatuajes que más me han hecho crecer y fueron un punto de inflexión”, continúa, “además, los diseños no los repito, solo lo tienen una persona en el mundo”.
El tatuaje sí es arte
Caótida ha tatuado, además de en España, en Milán o Los Ángeles: “Cuando irrumpió la pandemia tenía programados 8 viajes que tuve que posponer”, explica, “tengo invitaciones para tatuar en Suiza, en Milán y en Alemania, en cuanto pueda voy a ir”. Aunque ha trabajado, además de Sevilla donde tiene su estudio, en Madrid, Barcelona o Zaragoza, confiesa que prefiere hacerlo fuera de España. ¿Por qué? “Porque el arte en otros países lo valoran mucho más, tanto a nivel económico como a la hora de pedir trabajos más elaborados”, opina. En España “no me quejo, porque mi clientela me valora mucho, pero sí es cierto que mucha gente me regatea, no ven el trabajo que hay tras un tatuaje”.
Rechaza tajante a quien opina que el tatuaje no es arte: “Sí lo es, porque todo lo que tenga creatividad y transmita algo es una forma de hacer arte. Además, el proceso de realización del tatuaje, las ideas, hacer el diseño, tatuarlo, a veces, durante más de un día… todo eso lo considero un arte”. Asimismo, lamenta que en nuestro país “el arte en general no se valora, cuando alguien aquí quiere ser músico o bailarín siempre lo tiene más difícil, no sé por qué exactamente”, lamenta, de la misma manera que a ella le ocurrió al no poder formarse desde bachillerato en la que hoy es su profesión.
A Caótida nadie le ha regalado nada. Es joven y está sobrepasando unos límites gracias a su constancia, su lucha y su irrebatible talento. “Siempre intento demostrar que estoy aquí porque me lo merezco”, advierte, ilusionada por el futuro que tiene por delante y convenciendo sobre la calidad, frescura e innovación que emanan de sus manos.