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“Calígula” y la diversidad en el teatro (y en la vida)

La obra de Camus cobra un nuevo significado con el protagonismo de Jesús Vidal sobre las tablas del Centro Dramático Nacional

Parte del elenco de "Calígula murió. Yo no" durante uno de los ensayos
Parte del elenco de "Calígula murió. Yo no" durante uno de los ensayosLuz SoriaCDN

“Calígula murió. Yo no” ha juntado al Centro Dramático Nacional con el Teatro Nacional Doña Maria II y Terra Amarela para unir fuerzas en una propuesta que se mueve entre la accesibilidad, la multiculturalidad y la inclusión en el teatro. Una obra que, en boca de Alfredo Sanzol (director del CDN), viene a cumplir con “uno de los compromisos más grandes del siglo XXI, la diversidad. En el XX se apuntalaron algunas cosas y ojalá este sea el de la consolidación de aceptar que la realidad es de todo menos homogénea”. Es uno de los objetivos de un montaje que parte de la reflexión sobre el absurdo de la existencia humana para poner en valor aspectos como la diversidad y la libertad.

Marco Paiva, director portugués con más de dos décadas de trabajo en el campo de la cultura accesible y las prácticas artísticas inclusivas, comenzó a soñar con este “Calígula” desde su participación en el festival “Una mirada diferente” del CDN en 2013 y ahora lidera esta función que define como el binomio de “una propuesta artística y una posición política de por dónde queremos que vaya el futuro del arte. La obra que estrenamos ahora es el resultado de mi enamoramiento con el festival”.

El portugués también celebra su colaboración con Clàudia Cedó, autora de la versión y protagonista de “un encuentro muy feliz”, dice Paiva tras descubrir en la adaptadora el estilo que buscaba para construir un universo muy particular a partir del “Calígula” original: “Jugar con lo teatral y con el humor para poner en escena la confrontación deseada”. El objetivo no era otro que “enfrentar el pesimismo existencialista de la obra de Camus con nuestra visión de que podemos construir algo mejor, es decir, que podemos existir en cuanto colectivo de forma más plena”.

Para transmitir el mensaje, el equipo ha levantado una sinopsis en la que una compañía de teatro retirada vuelve a los escenarios para representar una adaptación del original de Camus. El director de la obra, Jesús (que comparte nombre con su actor, Jesús Vidal), ha soñado que se suicidaba y se ha replanteado el sentido de su existencia. Así, el estreno del espectáculo se convertirá en su objetivo vital, el absoluto. Pero su apetito de unidad y orden no encaja con la irreductibilidad de este mundo a un principio racional, ni con la diversidad que existe en su propia compañía de teatro.

“El espectador se va a llevar un mensaje de que es posible combatir la desesperanza que está en la obra de Camus y va a salir pensando que a pesar de las diferencias que todos nosotros tenemos, es posible encontrar lenguajes comunes”, explica Paiva. Y respecto a la complejidad y la diversidad inherentes al ser humano como el prisma en torno al que se construye la obra, Cedó asegura que “ante el absolutismo, ante la asfixiante homogeneidad que se nos impone, existe una alternativa feliz: la posibilidad de encajar el absurdo, entender el desorden y la diversidad como la parte y el todo de la vida”.

Junto a Vidal, el reparto lo completan Paulo Azevedo, Maite Brik, André Ferreira, Rui Fonseca, Luís Garcia, Ángela Ibáñez y Fernando Lapeña. Una mezcla de intérpretes españoles y portugueses entre los que se puede ver a debutantes junto a actores ya vistos en los escenarios del Dramático: Ángela Ibáñez (”Cáscaras vacías”, “Madre Coraje y sus hijos” o “Tribus”) y la veterana Maite Brik, pero también un Jesús Vidal que saca pecho por “pertenecer a la cantera” de “Una mirada diferente” y que resume la “diversidad” como “la diferente forma de ser que tenemos cada uno y la diferente forma que tenemos de estar y comportarnos en el mundo”. El espectáculo se representará en castellano, portugués, lengua de signos española y lengua de signos portuguesa, con sobretítulos. Además de ser accesible todos los días para personas con discapacidad auditiva, habrá dos funciones (3 y 4 de junio) accesibles para personas con discapacidad visual.

“Juntar en la misma obra un elenco tan diverso, con personas que se expresan con sus cuerpos y su oralidad de formas muy distintas, y encontrar cuál es el punto de unión, el lenguaje común, ha sido lo más desafiante y lo más bonito del proyecto”, según el director. “Ha sido un trabajo de generosidad enorme por parte de todos, la cualidad humana ha sido la base del trabajo conjunto”, concluye Paiva.

  • Dónde: Teatro María Guerrero, Madrid. Cuándo: hasta el 6 de junio. Cuánto: de 6 a 25 euros.