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La RAE renuncia a la biblioteca Pardo Bazán

La institución prescinde del legado que le ofrecía la familia Franco después de que la Xunta comunicara que no iba a renunciar a un patrimonio cultural “de los gallegos”

Escritorio y parte de la biblioteca de Emilia Pardo Bazán en la Torre de la Quimera del Pazo de Meirás
Escritorio y parte de la biblioteca de Emilia Pardo Bazán en la Torre de la Quimera del Pazo de MeirásLR.

La familia Franco se había ofrecido a donar la biblioteca de Emilia Pardo Bazán, que conserva en el Pazo de Meirás, a la Real Academia Española (RAE), como informaba este diario el pasado 12 de mayo. Un legado que, a pesar de su riqueza y el evidente valor cultural y literario que sin duda posee, se planteaba problemático, sino controvertido, desde el principio para los propios académicos debido a su procedencia y a que se encuentra en Galicia. Ahora fuentes cercanas a la familia Franco corroboran a este periódico que la RAE ha decidido a renunciar a él, a pesar de que la institución todavía se niega a confirmar este extremo y se limita a puntualizar que conoce la donación y que “llegado el momento” la evaluarían de manera conveniente.

En el centro de la cuestión está la intención de la Xunta de Galicia de que esta herencia cultural permanezca allí. Para el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, este conjunto de volúmenes es «patrimonio de todos los gallegos» y no está dispuesto a perderlo ni a que se entregue fuera de la comunidad. Según ha podido saber LA RAZÓN, el asunto dio pie a una conversación telefónica de Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, a Feijóo, presidente de la Xunta, que fue definitiva para decantar la balanza en el caso de los académicos.

El motivo de la llamada del director de la institución era dirimir esta cuestión a pesar de que todos conocían de antemano cuál era la posición que había adoptado el Ejecutivo de Galicia y que, en caso de entablarse una conversación entre la RAE y la Xunta, ésta dejaría clara su posición desde el inicio, como parece haber sucedido. Feijóo no dudó en afirmar que por nada del mundo iba a permitir que se perdiera esta biblioteca que considera de Galicia y, para evitar posibles malentendidos, dijo que para la Xunta sería una materia de «casus belli».

Según fuentes próximas a la familia Franco, «la RAE no puede alegar que la titularidad sea controvertida, nadie la ha discutido y está en escritura pública» y, ante el conocimiento de la solución que ha tomado, estas fuentes afirman que «la RAE se arruga, porque no quiere problemas». Ahora la intención de la familia Franco es donar la biblioteca a una institución «sin ánimo de lucro de carácter privado», como ya habían advertido a lo largo de estos días en caso de que su iniciativa no llegara a buen puerto y fuera rechazada, como da la impresión que ha ocurrido.

Este conjunto bibliográfico reúne alrededor de 3.000 libros y formó parte de la célebre autora de «Los pazos de Ulloa», que, por cierto, nunca ingresó en la Real Academia Española y de la que precisamente ahora se celebra su centenario. ¿Cómo este depósito literario llegó a manos de los Franco? La viuda de Jaime Quiroga, hijo de Emilia Pardo Bazán, decidió donársela a Franco en persona después de que su marido y su hijo fuesen asesinados en una checa de Madrid en 1936. Así consta en una escritura fechada dos años después.

Como dijo Francisco Franco Martínez-Bordiú cuando se planteó qué podrían hacer con la biblioteca una vez cedido el Pazo de Meirás, «entregárselo al mismo gobierno del Frente Popular que fue el que asesinó a estas personas nos plantea un dilema moral». Un rechazo que se extiende a la figura de Alberto Núñez Feijóo.

Cláusula de revisión

Una vez descartada la RAE por propia voluntad, la entidad que pueda ser elegida en el futuro como depositaria del fondo bibliográfico de Pardo Bazán deberá firmar una cláusula que le obligaría a devolver a los Franco los fondos si intenta después entregarlos a una institución pública. En todo caso, al ser la biblioteca Bien de Interés Cultural (BIC), el destino de los libros deberá contar con la autorización de la Xunta de Galicia. Así mismo, quienes obtengan su custodia tendrán que adoptar estrictas medidas de conservación así como permitir su consulta al público cuatro veces al mes.