5 obras imprescindibles de la nueva exposición del Museo Sorolla
Hasta el 9 de enero, el espacio madrileño ofrece con “Sorolla. Tormento y devoción” un trabajo tan desconocido como inédito del artista: la pintura religiosa
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Hasta el 9 de enero, todo residente o visitante de Madrid tendrá la oportunidad de conocer una faceta única de Joaquín Sorolla. El museo que lleva su nombre abre hoy la exposición “Sorolla. Tormento y devoción”, muestra que propone un recorrido del trabajo más desconocido del pintor: la pintura religiosa. Así, a través de obras imponentes, de las cuales algunas no se han expuesto al público nunca, el espectador podrá conocer ya no una imagen del costumbrismo religioso de la época de Sorolla, sino una variación técnica maravillosa, una experimentación lumínica y una evolución artística sobresalientes de un artista que creció en la observación y en el viaje. De las 46 obras expuestas y repartidas en 3 salas contiguas del Museo Sorolla, 30 son préstamos de colecciones particulares, entidades eclesiásticas de muy difícil acceso, o de instituciones. Destacan, de ellas, 5 pinturas que ayudarán al espectador a situarse en los increíbles inicios de Sorolla:
“Entierro de Cristo” (1885-1887)
Sorolla le dedicó a esta obra, con tan solo 22 años, un largo tiempo y un gran esfuerzo. Es una pintura ambiciosa, inmensa, de unos 7 metros, pero llena de rectificaciones, vacilaciones, indecisiones y arrepentimientos que ya avanzan hasta qué punto supuso un tormento para el pintor. El artista joven depositó en esa obra toda su confianza, pero no le trajo más que desgracia y fracaso: la crítica fue bastante despiadada con Sorolla por la falta de luz de esta pintura. Por ello, el pintor abandonó este cuadro en un rincón de algún almacén, y este olvido con tal de rehacer su vida pictórica provocó que hoy, de aquellos 7 metros, tan solo se han mantenido 3 fragmentos, que ahora el Museo Sorolla recompone a partir de una fotografía.
“Santa en Oración” (1888)
Esta obra ha sido prestada por el Museo Nacional del Prado al Sorolla con motivo de esta muestra. Es, posiblemente, una de las más imponentes y llamativas de la exposición, pues el pintor hace alarde de su experimentación artística y su pluralidad técnica durante sus años de aprendizaje. Esta pintura la hizo en Roma, y siempre acompañó al artista, conservándose en un lugar siempre privilegiado de su casa tal y como se puede apreciar en muchas de las fotografías de los estudios y viviendas de Sorolla. Si bien no se conoce de manera exacta la identidad de su protagonista, esta obra con detalles geométricos y presencia dorada se cree que se trata de Clotilde, su esposa.
“El día feliz” (1892)
Un ejemplo de las primeras andaduras de Sorolla en el costumbrismo valenciano es este óleo sobre lienzo. Con la luz del sol mediterráneo entrando por las rendijas de la cabaña, se ve como escena principal a una niña que, recién habiendo recibido la primera comunión, visita a su abuelo ciego. La playa de fondo, la barca a la sombra, el mimbre deshilachado de las sillas y la madre de mantilla evidencian hasta qué punto Sorolla homenajeaba la cotidianeidad en su arte. Esta obra fue presentado en la Exposición Internacional de las Bellas Artes de Madrid en octubre de 1892.
“La bendición de la barca” (1895)
Este óleo sobre lienzo, cedido por el Museo de Bellas Artes de Asturias a la exposición, forma parte de una época en la que las costumbres religiosas causaban furor entre los artistas españoles. Con esta obra, Sorolla se inclinó hacia un costumbrismo refinado y elegante, en el que destacan los pasajes de religiosidad popular. En este caso, en ambiente marinero. Esta obra comienza a evidenciar el talento retratístico de Sorolla, notorio en las mejillas sonrojadas por el sol de algunos personajes o en las facciones cansadas de quien vive en la mar.
“Levantando la cruz” (1898)
En esta obra, Sorolla plasma el momento en que se eleva la Cruz de Cristo quien, en la pintura, aparece en posición oblicua, lo que le otorga cierta profundidad. Este óleo sobre tabla, acompañado de un marco de madera con arco de medio punto, destaca por la ausencia de colores, pues Sorolla utiliza una gama de negros, blancos, grises y pardos. Actualmente, este cuadro pertenece a la colección de la Cartuja de Miraflores. Esta obra serviría como boceto para “Crucifixión. Exaltación de Jesús en la cruz” (1899), es un óleo sobre papel ilocalizado con el mismo motivo religioso.