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Arte

El Gobierno da luz verde al acuerdo con Carmen Thyssen

El Consejo de Ministros aprueba el pacto que alcanzó el Ministerio de Cultura para que la colección se quede en España y que supondrá pagar 6,5 millones de euros durante 15 años a la baronesa y su hijo, que por primera vez aparece en el contrato

Dos visitantes ante el cuadro "Mata Mua" de Paul Gauguin
Dos visitantes ante el cuadro "Mata Mua" de Paul GauguinALBERTO ESTÉVEZEFE

En pleno relevo de las carteras ministeriales, después de los nombramientos del último fin de semana, el Gobierno ha anunciado su intención de materializar por fin el acuerdo al que llegó con la Baronesa Thyssen para que su colección de pintura se quede definitivamente en España, una empresa que ha requerido muchas semanas de negociaciones, en las que incluso ha llegado a participar Carmen Calvo, exvicepresidenta de Gobierno. José Manuel Rodríguez Uribes, que ha estado al frente del Ministerio de Cultura, no será el hombre que estampe su firma después de todas las tensiones vividas durante años para encontrar un entendimiento, algo que venía ya de su antecesor, José Guirao, que también lidió con este asunto. Antes de que se anunciara la renovación del Gobierno, que tanta controversia ha levantado, Uribes había anunciado, en el contexto de la celebración de la Feria de Arte Contemporáneo (ARCO), que quedaba poco para que se aprobara. Una satisfacción que resumía afirmando que «todo va muy bien. Estamos cerrando los últimos flecos del contrato y por ahora no hay ningún problema. El caso es que hay que ultimarlo y hay que hacer una norma que pase por el Concejo de Ministros, y eso exige un contrato formal. Pero todo es cuestión de días». Después añadía que estaba «muy satisfecho después de veinte años de incertidumbre».

Rodríguez Uribes aseguraba que «no existía ningún problema» y que todo el retraso que venía produciéndose derivaba de «matices técnicos, porque asuntos importantes» ya estaban expresados y definidos en un «preacuerdo». Parece ser que todos esos problemas a los que se refería, como ya se venía diciendo, provenían de algunos asuntos muy delicados, como el dinero que recibirá Carmen Thyssen -y su hijo, que por primera vez figura también en el contrato, algo que no ha sucedido en el pasado), y su situación fiscal una de las reclamaciones de ella durante todo este tiempo: quiere tributar como un residente de Andorra, algo que ha dado mucho de qué hablar.

José Manuel Rodríguez Uribes, cuyo paso por este cargo ha estado salpicado de polémicas, sin embargo, en este caso no estaba equivocado. Ahora sus palabras se han corroborado y el Gobierno da luz verde al acuerdo, aunque, desafortunadamente para él, el nombre que acabará adjudicándose el mérito será Miquel Iceta, quien ha tomado el relevo en sus funciones. Ayer el Consejo de Ministros ha dado el visto bueno para que se aprueba el contrato de alquiler para que la colección de la baronesa se quede definitivamente en la capital. Eso supondría un contrato anual de 6,5 millones de euros durante 15 años. Existen todavía algunos apartados que no están esclarecidos del todo. Anteriormente, Carmen Thyssen se había reservado un porcentaje de la colección para poder vender (algo que se calculaba sobre el valor de la colección y no por piezas de obras de arte). Por este motivo pudo desprenderse del Constable, uno de los mejores cuadros que conservaba. Ahora, al ser un alquiler, habrá que comprobar si esta cláusula sigue vigente o no. Otro de los temas que verá si están determinados en el documento es, en el caso de que pueda vender alguna obra, si podrá exportarla, es decir, si contará con la licencia para poder ofrecer estas pinturas a compradores extranjeros y que salga de nuestro país, como hasta ahora ha sucedido o ya no dispondrá de esta herramienta que hace que sus cuadros valgan más cuando salen el mercado.

«Mata mua» (1892), de la propia colección de Carmen Thyssen, es uno de sus cuadros preferidos
«Mata mua» (1892), de la propia colección de Carmen Thyssen, es uno de sus cuadros preferidoslarazon

Otro requisito, algo casi innegociable para el Gobierno, es el polémico «Mata Mua» de Paul Gauguin. Se exige que se reintegre en el menos tiempo posible a la colección desde que el acuerdo esté vigente y aprobado. El propio Uribes, durante su paso por ARCO, señaló que esta devolución se produciría dentro de poco, pero este diario ha podido saber que, de momento, a este óleo, que ya es tan emblemático para el museo como el retrato de Giovanna Tornabouni de Ghirlandaio, no va regresar esta semana y tardaré todavía un poco más. Así que habrá que esperar todavía.

Una obra emblemática

Ha sido más de medio año de negociaciones para llegar a este punto. De hecho, esta aprobación en el Consejo de Ministros se ha hecho casi al límite del tiempo, cuando apenas quedaban unos días para que venciera el plazo. Esto da una idea de lo delicado que estaba siendo el asunto entre ambas partes negociadoras. Sobre todo porque, entre medias, se conocían las intenciones de vender algunas obras por parte de Carmen Thyssen. De hecho. En el centro de mira, aparte del «Mata Mua», había otras tres telas de gran importancia que estaban en el ojo del huracán. Eran: «Caballos de carreras en un paisaje» (1894), de Degas; «El Martha McKeen de Wellfllet» (1944), de Hopper y «El puente de Charing Cross» (1899) de Monet, esta última una pintura emblemática y muy codiciada. Que la baronesa optara por retirar todos ellos de las salas donde se conservaba su colección alimentó todo tipo de controversias.

Estas negociaciones se están dando, además, en el marco de la celebración del centenario del barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, y afectará a una colección compuesta por un total de 429 obras. Este préstamo, ahora se llama alquiler, se firmó en 1991 y, luego ha tenido un periodo anual de renovación. Algo que funcionaba bien hasta que Carmen Cervera pidió una nueva negociación y un nuevo marco de requisitos para que su colección permaneciera en el futuro en nuestro país. Esto fue en 2017 y, desde ese momento, casi cinco años después, el tema ha ido ocupando titulares. Con este contrato se quiere poner final a varios años de prórrogas y de tiras y aflojas, aunque ya hay muchas voces que muestran su desacuerdo por un contrato que rozará, al final, alrededor de los cien millones de euros.