Crítica de “Madres verdaderas”: mi niño, mi vida ★★★☆☆

Dirección: Naomi Kawase. Guion: N. Kawase, Izumi Takahashi (novela: Mizuki Tsujimura). Intérpretes: Hiromi Nagasaku, Arata Iura, Aju Makita, Miyoko Asada, Hiroko Nakajima. Japón, 2020. Duración: 139 minutos. Drama.

Una joven pareja acomodada decide adoptar un bebé tras una dolorosa experiencia en tratamientos de fertilidad porque él tiene problemas para dejarla embarazada. Y el niño, monísimo y super bueno hasta que un día alguien lo pone en duda, llega, y los tres son muy felices y comen sushi sin engordar. Fin. O no, o quizá falta una parte clave en esta historia, aquella que casi nunca conocemos: los motivos por los que una adolescente decide que su hijo recién nacido sea para dos extraños. Así, seis años más tarde, el matrimonio recibe la llamada de una mujer que afirma ser su madre biológica y quiere que se lo devuelvan o que le paguen una generosa suma de dinero. Con delicadeza y a través de varios flash backs conocemos la cara B de una decisión que suele ir emparejada a la tristeza y los remordimientos, e, incluso, desembocar en vidas completamente vacías, trágicas, inanes. Resulta excesivamente larga, un tanto irregular y a veces sueña con ser un melodrama agudo, pero algo está claro: Almodóvar irá a verla, si puede, hasta hoy mismo.