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Miguel Rellán: «Leyendo “Una joven pareja” descubres un placer maravilloso»

El actor y, ahora, director en el Teatro del Barrio, escoge una novela de Marcos Ordóñez «por lo bien contada que está»
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Lee fundamentalmente historia o ensayo pero, como buen lector, no se cierra a ningun género. Para Miguel Rellán –que actualmente está dirigiendo a Amparo Pamplona e Isabel Serrano en el Teatro del Barrio (Madrid), con la obra «Contarlo para no olvidar»–, la importancia de un libro reside en su narrativa: «Una buena historia mal contada es una mala historia», dice, y viceversa. Por ello, tras hacer un repaso por su biblioteca, donde alberga títulos de Aramburu –ahora lee «Los vencejos»–, Flaubert, Jesús Ruiz Mantilla («Papel») o Miguel Martorell («El expolio nazi»), «me decanto por la historia de amor»: «Una joven pareja», de Marcos Ordóñez.
–¿Por qué?
–Por lo bien contada que está. Por su visión de las relaciones personales y, sobre todo, lo que se refiere al amor. Los jóvenes hoy cambian de novio como yo de camisa. Se lo pasan muy bien, eso sí, pero el amor es otra cosa.
–¿Cree en el amor romántico, el de la pareja idealizada y el hilo rojo?
–No acabo de entender el concepto de romanticismo. Es una espiritualidad que no se muy bien cómo definirla, es una especie de cajón desastre. ¿Qué es ser romántico? ¿Que me quede con los ojos en blanco escuchando a Schubert?.
–¿Entonces debemos dejar de buscar a nuestra media naranja?
–Eso es novela pura. Prefiero el amor con mayúscula, el profundo de verdad que significa futuro, hacer planes juntos y proyectos de vida. Se ha definido muchas veces el enamoramiento como un estado de estupidez, transitorio, aunque realmente maravilloso. Es una sensación de estar flotando. Las cartas de amor de la gente más sesuda del mundo son de una ridiculez infinita (ríe). Luego, el amor serio, por decirlo así, es otra cosa.
–¿Cuál se refleja en «Una joven pareja»?
–El serio. Con el otro, el libro no tendría demasiado interés, porque no es amor, es deslumbramiento.
–¿Qué otro aspecto destaca de la novela?
–En medio del tira y afloja, del amor y lo que conlleva, refleja un sentimiento que es nefasto, que está a punto de hacer naufragar la relación entre los dos, que es el miedo. Y me refiero al temor a los convencionalismos sociales, familiares, económicos, a la presión social, el miedo a que te censuren o no te aprueben... Es uno de los sentimientos más paralizantes que hay. Y, dicho sea de paso, los que mandan lo utilizan estupendamente. Nos tienen a todos acogotados. La pareja del libro pasa por todo tipo de peripecias. Es una historia sencilla, que no simple, en la que nos podemos sentir todos reconocidos. Marcos Ordóñez sabe de lo que habla, porque ha pasado por eso.
–¿A quién le recomendaría su lectura?
–Cada día creo menos en las recomendaciones, porque cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre. Hay veces que retomo un libro que leí hace 15 años y veo mis apuntes donde pensaba que era sublime o extraordiario, y me sorprendo. También me han recomendado cosas que no me han gustado, y viceversa. Es muy relativo, y depende de la edad. Si diría que se es una obra tanto para alguien que sea lector, porque lo va a disfrutar, como para el que no lo es, porque alomejor descubre un placer maravilloso, con un lenguaje muy sencillo y bien descrito. Se lo va a beber.

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