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“Todo el mundo odia a Johan”: amor a prueba de bombas

El noruego Hallvar Witzø dirige la empática «Todo el mundo odia a Johan»
AVALON
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Sin evitar la carcajada inicial, el director noruego Hallvar Witzø responde a una de las primeras dudas que surge tras el visionado de la peculiar «Todo el mundo odia a Johan», que llega este viernes a los cines: «No recuerdo la cifra exacta, pero sí podría decirte que alrededor de un 20% del presupuesto total lo ocupamos en las explosiones. Y es curioso, porque utilizamos dos métodos. Para las explosiones lejanas, una carísima compañía pirotécnica especializada en cine, y para las más vistosas, el método tradicional de la zona, el que se ha usado toda la vida para derribar puentes o abrir minas», contesta simpático el realizador sobre su debut.
Así, entre explosiones y decepciones, Witzø nos cuenta la historia del último descendiente de la familia Grande, experta en derribos. A través de varios episodios de la vida de Johan (interpretado en la adultez por Pål Sverre Hagen, toda una celebridad en su país natal), el director se las apaña para levantar un híbrido entre el cuento infantil y la comedia negra más ácida: justo cuando parece que el protagonista puede aspirar a que su amor de adolescencia sea correspondido, un error en una explosión casi mata a su enamorada, dejándole por delante solo la opción del destierro en Estados Unidos.
Identificación nórdica
Con un estilo tierno y empático en la narración, pero alejándose de una tercera persona condescendiente que la pudiera relacionar directamente con «Big Fish», «Criando malvas» o la reciente «Mr. Wain», «Todo el mundo odia a Johan» intenta torcer cualquier pretensión de tono en favor de la simple identificación: «Quería conseguir que, pese a sus errores o su manera de actuar, el público pudiera querer a Johan, entenderle y desear que las cosas le salgan bien. Y eso pasa por la ausencia de necesidad que tenía, como director, de encasillar la película dentro de un solo género. ¿Es una comedia romántica? Puede. ¿Es un drama sobre los inadaptados? Quizá también. Crecí en un pequeño pueblo del norte de Noruega, más pequeño incluso que el de Johan, y esta historia debía ser como las que nos contábamos alrededor de la hoguera. La sensación de estar transmitiendo una leyenda, un mito más que una historia real debía estar ahí», explica Witzø.
Tras varios años de pelea por su financiación (revela el director que «perdió» el concurso por el dinero público noruego contra Joachim Trier y «La peor persona del mundo»), «Todo el mundo odia a Johan» pasó por el último BCN Film Fest y, además de en nuestro país, tiene previsto su estreno en Hungría, Alemania, India o Canadá, mérito increíble para una producción de este calibre: «Creo que la película no puede ser más intrínsecamente noruega. No tanto por los paisajes, que parecen de postal, o por la imagen que da de nosotros como pequeña comunidad intolerante, sino por el tipo de estructura de su argumento. El viaje, la odisea casi por la que pasa el protagonista está en todas las obras de referencia de nuestra literatura, por lo que me enorgullezco de poder formar parte de esa especie de tradición de trovador», confiesa risueño el realizador nórdico, que ya prepara su salto a Hollywood de la mano de la guionista Patty Jones, una de las promesas más demandadas del presente.