André Previn, que no calle la música
Ayer fallecía en Nueva York, a los 89 años, un hombre que es historia de la música y, en específico, de la música en el cine
Ayer fallecía a los 89 años esta leyenda de la música en el cine
No es cuantificable la deuda contraída por el Hollywood dorado con la diáspora judía europea. Desde una miríada de técnicos y creadores de todo tipo a la alta jerarquía de la industria: directores como Billy Wilder y Ernest Lubistch y compositores como Leonard Bernstein y André Previn. Éste último, fallecido ayer en Nueva York a los 89 años, es historia de la música en cuanto tal y, en específico, de la música en el cine. Pianista con alma de jazz, compositor de la época dorada del musical norteamericano y toda una institución en el mundillo cultural neoyorquino, fue un español como José Iturbi (¡qué rápido olvidamos a aquellos pioneros hispanos en la Meca del Cine!) quien lo descubrió de alguna manera mediante un número de jazz improvisado que este joven salido en 1938 de la Alemania nazi (donde fue, por razón de su religión, expulsado del conservatorio de Berlín) le puso en las manos para el filme «Festival de México». Ahí arranca el largo «pas de deux» de Previn con el cine. Musicalizó aquellas películas encantadoras, irresistibles y coloridas a caballo de los 50 y 60. Ganó con ellas 4 Oscar: «Gigi» (Vincent Minelli, 1958), «Porgy and Bess» (Otto Preminger, 1959), «Irma la dulce» (Billy Wilder, 1963) y «My Fair Lady» (1964). Pero también trabajó para Mulligan, Struges o el recientemente fallecido (otra gloria del Parnaso, otro hijo de Israel) Stanley Donen. Sus trabajos en jazz y clásica son incontables, su música grabada inabarcable, pero el cine, como a tantos otros, le dotó de una nueva proyección, una puerta a la dimensión áurea, a la leyenda de los tiempos de las añoradas estrellas y las producciones más grandes que la vida. De la música fue al cine y del cine fue a la música: llevó a las tablas, en formato de ópera, grandes textos devenidos en celuloide como «Un tranvía llamado deseo», con Renée Fleming, y «Breve encuentro». También puso su pica en Broadway musicalizando «Coco» en sociedad limitada con los mejores: Alan Jay Jener, a su vez libretista de «My Fair Lady» y «Gigi», y la huracanada Katherine Hepburn, en su única aparición en Broadway. Dirigió la Orquesta de Houston y la de Londres y colaboró con las mejores sinfónicas del mundo. Del cine y la música extrajo también sus dos (de cinco) mujeres más famosas: la última, la violinista Anne-Sophie Mutter, de quien se divorció en 2006; la segunda, Mia Farrow. Previn se casó con la actriz recién divorciada de Sinatra. Tuvieron tres hijos naturales y cuatro adoptados, una de ellas Soon-Yi Previn, de quien renegó cuando se casó con Woody Allen. El director (judío) estuvo con Farrow tras su ruptura con Previn y el resto de la historia ya lo saben. Más que un musical, una tragedia griega.