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Ángeles González Sinde: «Me fascina, pero nunca volvería a la política»

Finalista del Premio Planeta 2012
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Lo que más lamentó al ser nombrada finalista con «El buen hijo», su primera novela para adultos, era volver al circo mediático. Ha alumbrado un antihéroe de barrio que contrata Canal + para hablar de fútbol con sus clientes, aunque no le interese. Con una ex ministra es imposible no empezar hablando de literatura y acabar en la política.
-¿Es difícil cambiar el chip de guionista para convertirte en novelista?
-No he hecho nada deliberadamente en esta novela. Lo maravilloso es que no es algo tan construido como un guión de cine. Escribes con una libertad mucho mayor de temas, de géneros, de tonos, también de niveles de profundización. Esto te permite dibujar de una manera más auténtica.
-¿No le faltaba la imagen?
-Escribir un guión supone que se apoye mucho en convenciones, la del lenguaje cinematográfico, lo que te limita mucho. No en vano, la literatura le lleva unos miles de años de ventaja.
-Viaja a una papelería de barrio y el tono es comedia... Nada más alejado del poder.
-Las cosas necesitan un tiempo de maduración. Hay que procesar las circunstancias, verlas con un poco de perspectiva para poder escribir sobre ellas. Tampoco pretendo escribir un libro más sobre política. Aunque fuera de intriga, debería aportar algo más.
-¿No vivió situaciones siendo ministra que pudieran ser carne de ficción?
-Sí, pero más las relacionadas con el mundo del arte: el «caso Odyssey», los museos, aquel cuadro de Velázquez que apareció en el Metropolitan. Cada lienzo tiene una novela detrás.
-¿Le interesa más eso que firmar un «Ala Oeste de la Casa Blanca» a la española?
-Es muy difícil hacer una cosa así o como «House of Cards» o «Sí, señor ministro» ambientada en España. La política nos acerca tanto a la realidad que tendría problemas de verosimilitud. Es más fácil creerte «El ala Oeste de la Casa Blanca» si nunca has estado en Washington. Las referencias no las cuestionas. Eso no quiere decir que no me parezca un mundo interesante, lleno de relaciones humanas e intensas.
-¿Qué produce más extrañeza: una creadora sentada en el Consejo de Ministros o los propios políticos a los ojos de una artista?
-No lo sé. Los viernes eran mi día favorito, junto con las sesiones en el Parlamento y en el Senado. El poder de la palabra es muy manifiesto tanto en la política como en la literatura. No todos los ministros disfrutaban con sus comparecencias.
-Sin embargo, dicen que es un suicidio sentarse en el Consejo de Ministros sin pertenecer al partido del Gobierno...
-No me sentí desamparada. Tenía el apoyo de Zapatero. Quizá solo un presidente como él se atreve a nombrar a un profesional de la Cultura como yo.
-¿Estaba preparada para la exposición mediática que supuso la ley «antipiratería»?
-En el cine también estás acostumbrado a las críticas, aunque entre película y película estás salvaguardado. También la presidencia de la Academia de Cine tiene mucha exposición. Por tradición familiar lo tenía incorporado: mi padre había militado en el Partido Comunista durante la dictadura.
-¿No cree que se fue de las manos?
-Todos los finales de legislatura son difíciles y Cultura. Al contrario de lo que piensan muchos políticos, siempre es un foco de atención.
-¿Cómo se ha sentido al ver menguar el Fondo de Protección a la Cinematografía?
-No muy satisfecha. No solo por lo que respecta al cine, sino también por las ayudas a las artes escénicas y a la música. Yo hubiera aplicado los recortes de forma distinta. Es una cuestión de valores, de lo que uno piensa para qué vale la cultura.
-¿Nunca se arrepintió de haber aceptado el cargo?
-No. En la vida uno se arrepiente de lo que no hace. Cuando acabas una película, te lamentas del plano que no filmaste... Al contrario, representar a millones de españoles te cambia la vida.
-¿Sintió agradecimiento por parte de la gente de la cultura?
-Lo he sentido ahora con el aluvión de felicitaciones tras ser finalista del Premio Planeta.
-¿El premio supone una palmadita para seguir con la literatura?
-Enorme, porque uno sale del Gobierno desconcertado. Has adquirido un montón de conocimientos y no sabes en qué ponerlos. No he sentido la pulsión de volver al cine. Tengo un proyecto de documental sobre mujeres africanas y estoy escribiendo otra novela y sigo con la literatura infantil.
-¿Y si mañana le propusieran?
-No. Eso sería como volver a casarse con la misma persona. Y eso que la política me parece fascinante.
-¿No comparte el desencanto por la política que reina entre la sociedad española?
-Tengo mucha confianza en la política, mucha más que antes de participar en ella. La democracia funciona y los sistemas de control también.