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«Ante la jubilación»: Sobre el cinismo y la decadencia

«Ante la jubilación»
«Ante la jubilación»larazon

Autor: Thomas Bernhard. Director: Krystian Lupa. Intérpretes: Mercè Aránega, Pep Cruz y Marta Angelat.

Teatro de La Abadía. Madrid. Hasta el domingo

El director polaco Krystian Lupa vuelve a Thomas Bernhard, uno de sus más recurrentes autores de cabecera, para mostrar la verdadera catadura del ser humano en relación a los acontecimientos políticos que protagoniza y, por tanto, a su papel como forjador de la Historia. Años después de la Segunda Guerra Mundial, tres hermanos vinculados con el nazismo viven la nueva situación política ocultando su pasado al resto del mundo. Rudolf fue un importante oficial en el ejército del Führer y ahora está a punto de jubilarse, paradójicamente, como miembro de la judicatura; su hermana Vera lo apoya de manera incondicional y siente por él una enfermiza veneración; la escéptica Clara, la otra hermana, sobrevive en una silla de ruedas sin poder alejarse del clandestino delirio de sus dos hermanos, anclados en los recuerdos del esplendor nazi. Está justificado en cierto modo que la acción, o más bien la inacción, se estire un poco más de la cuenta, porque ello contribuye en buena medida a crear el claustrofóbico y enajenado clima en el que el espectador ha de comprender la degeneración moral y racional de unos personajes que intentan defender su falsaria normalidad, pero lo cierto es que la dilatación del primer acto está a punto de rozar el tedio. Afortunadamente, la función cobra mucho más empaque y brío a partir del segundo, con la entrada en escena de un Rudolf que, por su complejidad dramática, se erige en el gran valedor de todo el conflicto dentro de un incómodo y demoledor drama que debe buena parte de su eficacia al soberbio trabajo interpretativo de Mercè Aránega, Pep Cruz y Marta Angelat.

LO MEJOR

Que las interpretaciones son verdaderamente para quitarse el sombrero

LO PEOR

La laxitud en el desarrollo dramático hace aflorar al principio el aburrimiento