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Fundación ARCO

ARCO: su mejor arranque en ocho años

Es el sentir de gran parte de los galeristas consultados. La feria se consolida en ventas, crece en interés y goza cada vez más de la presencia de un público joven. Y se vende, que es lo importante.

Los Reyes inauguraron ayer ARCO y se detuvieron de manera especial en los pabellones dedicados al arte de Perú
Los Reyes inauguraron ayer ARCO y se detuvieron de manera especial en los pabellones dedicados al arte de Perúlarazon

Es el sentir de gran parte de los galeristas consultados. La feria se consolida en ventas, crece en interés y goza cada vez más de la presencia de un público joven. Y se vende, que es lo importante.

Según los especialistas en mercado del arte 2019 es un año en el que se atisbaban nubarrones negros para el sector. Desde hace un tiempo, el mantra de que «la burbuja del arte se va a pinchar» se cuela en cualquier previsión a medio plazo e introduce un rictus de preocupación en la gran orgía que vive este sector económico. En tal sentido, ARCO supone la primera piedra de toque del comportamiento del coleccionismo en este 2019 en el que han vuelto los temores de una recesión económica global. De alguna manera, a la feria madrileña le tocará hacer de sismógrafo de la confianza o inquietud del mercado artístico.

Y he aquí que, tras la jornada de inauguración, el estado de ánimo que reinaba entre algunos expositores rompía sorprendentemente con la incertidumbre con la que arrancaba la feria. Galerías como Espacio Mínimo o la napolitana Estudio Trisorio reconocían haber el tenido el mejor «opening» de los últimos años. Por su parte, Lelong, aunque no ha conseguido vender hasta el momento la pieza de Miró valorada en cuatro millones de euros –una de las más caras de la feria, ha anunciado ventas importantes de obras de Plensa y Tàpies. En esta misma línea, otros expositores como Helga de Alvear, Juana de Aizpuru, Marlborough y Guillermo de Osma ya han reconocido ventas significativas. A lo que hay que añadir, como señala David Fernández-Brasso, «el rejuvenecimiento que este año se está percibiendo del inversor y del público interesado en el arte contemporáneo». Aunque habrá que esperar al balance final para poder hacer valoraciones fiables, lo cierto es que hacía tiempo que no se palpaba un clima de tanto optimismo entre los expositores.

¿Será meramente un hecho casual, propio de esa lotería en la que se convierte toda feria o, por el contrario, se atisba un cambio de tendencia? Puede que el tantas veces presagiado «estallido de la burbuja del arte» se localice en un sector concreto –el de las ventas de más de seis dígitos–, mientras que, en este preciso momento, aquello a lo que se asista sea a una recuperación del coleccionista medio. Como es bien sabido, ARCO es una feria en la que la mayoría de las obras a la venta se desenvuelven en unos precios entre los 3.000 y los 60.000 euros. Tanto el perfil de la galería como el del inversor pertenecen por tanto a esa amplia clase media que más ha sufrido los efectos de la crisis económica. Un inicio tan prometedor como el de este año supone el reconocimiento implícito de que toda esta necesaria y fundamental franja intermedia comienza a recuperar musculatura y a consolidar los cimientos del mercado artístico. Pero ¿por qué precisamente ahora que el fantasma de la recesión vuelve a manifestarse en las noches de pesadilla de los gurús económicos?

En paralelo a este optimismo que reina entre los expositores, el país invitado de este año, Perú, llama a la puerta de las grandes noticias de este año. La nómina de artistas seleccionados por Sharon Lerner –curadora de arte contemporáneo del Museo de Arte de Lima– constituye uno de los grandes aciertos de la feria, con propuestas que van más allá de la mera tarjeta de presentación.

Tres generaciones

E

l diseño curatorial realizado por Lerner incluye tres generaciones que abarcan desde los años 60 hasta la fecha. A priori, ampliar tanto el espectro de estudio podría haber llevado a la dispersión o a la planicie intelectual del mero relato cronológico. Pero nada más lejos de la realidad. El espacio dedicado a Perú es el más coherente y compacto de toda la feria: los artistasseleccionados articulan reflexiones esclarecedoras sobre el contexto poscolonial de este país. De lo que tratan es de construir una identidad que sirva para incluir a todas las lenguas y etnias que allí conviven. Frente a la globalización furibunda y destructiva, pretenden reivindicar lo local. Pero, para evitar el aislamiento aspiran a proyectar lo particular en las grandes corrientes universalistas. Teresa Burga –la artista más veterana de cuantas participan y pionera del arte conceptual y multimedia– llega a Arco con obras que prolongan sus investigaciones sobre la mujer peruana. El textil y los trajes típicos aportan paradigmas culturales que permiten esclarecer la construcción ya no solo de su comportamiento sino de su propio cuerpo. Entre los artistas de la generación intermedia destaca Fernando Bryce. Su método de trabajo –conocido como «análisis mimético»– se basa en la copia de documentos oficiales, imágenes de prensa, propaganda política o anuncios, articulando dibujos que revisan las relaciones de poder y su mediatización en el siglo XX.

Varios son los representantes de la generación más joven, entre ellos, las vídeo-performances de Antonio Paucar, sorprenden por la fusión de elementos etnográficos y de la sangre como modo de dilucidar la esencia de la raíz cultural peruana. Paucar, autor de la célebre instalación «Zapatos que rompen el silencio», realizada con miles de moscas muertas pendidas en el aire y un par de zapatos, trae algunos de los trabajos más fascinantes de la feria.

Otro nombre clave del último arte peruano es Elena Damiani. Aunque la primera impresión de sus trabajos deja cierta sensación de frialdad e impenatribilidad, su análisis detenido da acceso a un universo tan fascinante como infinito. Su obra parte de la apropiación de imágenes de libros científicos para construir un archivo arqueológico que trata de mostrar las fracturas de la historia y las fronteras entre realidad y ficción.

Solo esta referencia a cuatro de los artistas peruanos presentes en ARCO 2019 basta para evidenciar la calidad estética y discursiva de un territorio que posee una intensidad especial y que, sin duda, constituye una de las realidades más potentes del actual panorama internacional.