El ballet también se vende en formato NFT
La reconocida bailarina rusa Natalia Osipova ha decidido fusionar su especialidad con el criptoarte, pues “me di cuenta de que podría ampliar el atractivo y alcance del ballet”, explica
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Cualquier excusa es buena para sacar provecho de las nuevas tecnologías. Una de las principales revoluciones que se están produciendo en el panorama digital es el del nuevo mercado del arte, donde los NFT han surgido como nueva posibilidad económica. Se tratan de obras digitales únicas, con un certificado de autenticidad que, aunque no sea tangible, hace de una imagen tecnológica un objeto bastante valioso. Se han derramado millones de euros por las compras de estos NFT, que engloban desde collages de múltiples imágenes hasta monigotes pixelados, pasando por obras de arte digitalizadas. Ahora, el universo criptoartístico da un paso más, y se extrapola al arte en movimiento, a la danza y, más concretamente, al ballet.
Natalia Osipova es una de las bailarinas más reconocidas del mundo. Nacida en Moscú (Rusia) en 1986, a sus 35 años ya puede presumir de ser líder en su gremio, pues ha deslumbrado al público en grandes escenarios, como el Teatro Bolshoi moscovita, la Royal Opera House o el Royal Ballet de Londres. Ahora, en búsqueda, quizá, de modernizar su trabajo, ha decidido fusionar su especialidad, el ballet, con la última moda: el NFT. La bailarina ha creado los primeros NFT del mundo para ballet y los subastará en los próximos días. Con esto, Osipova asegura estar “emocionada pero un poco nerviosa” por su paso hacia este criptomundo, aunque asegura que “me gusta correr riesgos y esta es mi última aventura”.
“Los NFT han revolucionado el mundo del arte, especialmente durante el último año, y me di cuenta de que también podrían ampliar el atractivo y el alcance del ballet”, asegura Osipova. De esta manera, ha convertido en este formato tres piezas interpretadas por ella: dos de Giselle y una del dúo contemporáneo Left Behind, que baila junto con Jason Kittelberger, su pareja. “Giselle es mi papel clásico favorito, es hermoso y sorprendente”, explica la artista, y añade que “Left Behind combina formación clásica en ballet con danza contemporánea fluida y una narrativa emocional”. Así, estas piezas formarán un tríptico que ya se encuentra en subasta, hasta el 10 de diciembre y de la mano de Bonhams.
Si algo caracteriza a la carrera de los bailarines de ballet es su corta duración. “Te detienes alrededor de los 40, tal vez 45, a veces antes. Ahora tengo 35 años, puedo saltar y mi cuerpo se ve bien, por lo que ahora es el momento de grabar. Quizá en dos años no pueda hacer lo mismo. Es triste, pero cierto”, dice Osipova a “The Guardian”. De esta manera, con los NFT busca alargar estas experiencias profesionales, al menos dejarlas inmortales, así como “allanar el camino para que la próxima generación de bailarines conecten con sus seguidores en este escenario digital”. Asegura la artista que “la danza es el mejor idioma del mundo”, a pesar de que últimamente se ha demostrado “que necesitamos diferentes plataformas para que la gente vea el gran arte”.