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Salud y cultura

Receta definitiva para la ansiedad: mucho arte

En uno de los principales hospitales de Bruselas, los psiquiatras han comenzado a recomendar visitas a algunas de las principales instituciones museísticas de la ciudad

"Los borrachos" (1883), de James Ensor, en el Museo de Bellas Artes de Bruselas YVES LOGGHEAP

¿Cuántas veces habremos empleado una expresión del tipo «el arte me cura»? Muchas personas utilizan cualquier forma de expresión artística para evadirse de sus problemas y encontrar un reconfortante «alivio espiritual». Louise Bourgeois –una de las grandes artistas del siglo XX– llegó, de hecho, a formular una de las grandes frases al respecto: «Art is a guaranty of sanity» («El arte es una garantía de cordura»). Pese a estos seculares poderes curativos del arte, lo cierto es que, hasta el momento, dicha medicina había sido autoprescrita por cada «paciente», sin necesidad de ir al médico y de recurrir a un diagnóstico profesional. Hasta ahora.

En uno de los principales hospitales de Bruselas, los psiquiatras han comenzado a recetar a aquellos pacientes que sufren depresión, estrés o ansiedad la visita a algunas de las principales instituciones museísticas de la ciudad –el Museo de Historia de la Ciudad, un centro de arte contemporáneo, un museo de la moda y el encaje e, incluso, un paseo por las alcantarillados de la ciudad, con el fin de recorrer subterráneamente Bruselas y descubrir así el río que fue enterrado bajo el pavimento durante el siglo XIX–. Aunque la iniciativa es pionera en el contexto europeo, posee un precedente en Canadá, donde los médicos emiten recetas para visitar el Museo de Bellas Artes de Montreal desde 2018.

Que un psiquiatra recete a sus pacientes visitar un museo constituye una absoluta novedad que abre nuevas perspectivas en la utilidad social del arte. Es cierto que, en 1942, Adrian Keith Graham Hill acuño el término «arteterapia» y que, desde entonces, esta disciplina ha adquirido un gran auge y desarrollo. Pero, en rigor, la «arteterapia» es algo manifiestamente distinto de la prescripción de museos a personas con depresión y ansiedad. La arteterapia es una psicoterapia basada en la práctica de las artes plásticas como modo de recuperar la salud mental y el bienestar emocional y social. Se trata de mejorar la capacidad de expresión a través de la creación de productos artísticos. En el proyecto implementado en Bruselas lo que se persigue, sin embargo, es que el paciente mejore su salud mental desde su condición de espectador. El museo juega aquí un papel fundamental porque es por medio de las experiencias especiales que él proporciona que el paciente puede encontrar un alivio de sus procesos depresivos. Es decir, en esta estrategia psiquiátrica, arte y museo no se pueden desligar –el arte, en efecto, cura, pero en el contexto de esas «catedrales» contemporáneas que son las instituciones museísticas–.

En Pharmacy –una de sus series más conocidas–, Damien Hirst reflexionaba sobre el estatuto de pseudoreligión que la sociedad contemporánea ha otorgado a la medicina y, con ella, a la industria farmacéutica. Y a raíz de ello afirmaba: «No sé cómo la gente puede creer completamente en la medicina y no en el arte». Para apostillar: «Me gusta la idea de que el arte pueda curar a la gente». Pues bien, esa fantasía de Hirst de que el arte pudiera alguna vez obtener la misma importancia curativa que la medicina parece haber encontrado en Bruselas un escenario perfecto e inesperado para su concreción. Más arte y menos Orfidal. Los beneficios que nuestra salud mental puede recibir de visitar con más frecuencia los museos pueden ahorrarnos la ingesta de mucha química.

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